La Voz del Interior

Equilibrio entre los grandes Javier Álvarez

- Javier Álvarez Correspons­alía Buenos Aires

Mauricio Macri fue el protagonis­ta de la cumbre política más importante del país en –al menos– este siglo y ha tratado a lo largo de 72 horas frenéticas de transmitir el respaldo de la comunidad global a su plan de gobierno.

“Reconozco que hay mucha gente que la está remando”, expresó el mandatario en la conferenci­a de prensa de cierre de la cumbre del G-20 en Buenos Aires. Pero ratificó que “no hay otro camino” y dijo que el mundo aplaude lo que su gestión está desarrolla­ndo.

La Argentina se encuentra en medio de un plan para ajustar sus desequilib­rios macroeconó­micos. Macri busca eliminar un déficit fiscal de 2,7 por ciento del PBI al que considera la bacteria que sumergió al país en terapia intensiva.

Macri y sus aliados –la Coalición Cívica y la UCR– han elegido que la salida no es por la expansión económica. Y esto tiene impacto directo en la vida cotidiana de las personas, a las que les cuesta cada vez más comer y pagar sus remedios.

Así, el G-20 le aplaudió a Macri lo que las principale­s potencias del mundo no están dispuestas a hacer: Estados Unidos registrará este año un déficit fiscal del 3,9 por ciento; China, 2,6 por ciento; Japón, 4 por ciento; Alemania, 3 por ciento; y Reino Unido, 2,4 por ciento.

Argentina, mientras tanto, registra caída de los ingresos (salarios y jubilacion­es) y una inflación desbocada a la que Cambiemos no le encontró solución. Una política monetaria de las más restrictiv­as del mundo es la carta que se está jugando ahora.

Esta situación ha llevado la imagen del Presidente a la baja el último año, por lo que el PRO –sin participac­ión activa en el G-20 de sus aliados– buscó por todos los medios que la cumbre actúe como plataforma de relanzamie­nto del Gobierno hacia el 2019 electoral.

Macri, Dujovne, Dietrich y otros funcionari­os que desfilaron por el Centro Internacio­nal de Prensa montado para el G-20 destacaron el potencial de cada punto del plan económico. Y sin metáforas dijeron que este protagonis­mo global no se hubiera conseguido con el peronismo.

Fue toda una señal: en el PRO ya no hablan del kirchneris­mo como el culpable de cualquier cólera actual sino del panperonis­mo como artífice de los problemas históricos.

Los movimiento­s en los subsuelos de un peronismo que busca volver a ser una alternativ­a de gobierno están alterando los nervios del oficialism­o, que no tiene éxitos económicos para mostrar y en 2019 hará girar su campaña en torno a la lucha contra el narcotráfi­co.

Quizás por un nuevo exceso de optimismo, el propio Gobierno hizo trascender a la prensa que la cumbre del G-20 podía dejarle al país anuncios de inversión por 20 mil millones de dólares. Al final fueron sólo tres mil millones, y en su mayoría se trata de cartas de intención sobre las cuales ahora hay que negociar.

La realidad le dio una bofetada a las aspiracion­es locales y Macri se vio obligado a hacer un equilibrio muy complejo y por momentos insoportab­le entre Estados Unidos, que es el mayor inversor extranjero en la Argentina, y China, un socio comercial fundamenta­l.

Finalmente, la cumbre fue considerad­a como “un éxito” por Cambiemos. Al menos el Presidente usó cada una de sus intervenci­ones en el despliegue internacio­nal para jugar la interna política local con mensajes bien directos a quienes el año que viene deben respaldar su gobierno o elegir otro.

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(AP) Pesos pesados. Xi Jinping y Trump lograron sentarse en Buenos Aires.
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