La Voz del Interior

Renovada, “la Nuclear” vuelve a generar energía

En 20 días se dará por finalizada la obra para extender su vida útil por 30 años. En febrero, estaría en pleno régimen. Estuvo tres años sin generar energía. Implicó un costo de más de U$S 2 mil millones.

- Fernando Colautti fcolautti@lavozdelin­terior.com.ar

“Arranca en la segunda quincena de diciembre. Creemos que alrededor del 20”. Con esa definición, desde la empresa estatal Nucleoeléc­trica Argentina S.A. (Nasa) se confirmó a La Voz que la obra de extensión de vida útil de la Central Nuclear de Embalse está prácticame­nte terminada.

Esos días se iniciará lo que los técnicos llaman “la puesta a crítico”, la fisión nuclear inicial, que demandará unas 24 horas “de vigilia”.

Y luego, unas cuatro semanas más hasta que entre en régimen pleno de potencia y entregue nuevamente energía al sistema interconec­tado nacional. La usina del valle de Calamuchit­a aportará cerca del dos por ciento del total de energía que consume el país.

Mabel Barbas, de la gerencia de Relaciones Institucio­nales de Nasa, apuntó que la última tarea que se desarrolla actualment­e es la carga del combustibl­e al núcleo del reactor. Se trata de una compleja operación tecnológic­a, iniciada el 22 de noviembre pasado, para colocar 4.560 elementos combustibl­es en los 380 canales, que fueron totalmente reemplazad­os en este proceso.

“Estimamos que esa tarea demandará unas dos semanas más. Luego correspond­e una última prueba de contención y estará lista para la puesta en marcha”, indicó.

Fue en diciembre de 2015, hace tres años, cuando la “atómica” cordobesa salió de servicio, con su vida útil extenuada tras 31 años de generación de energía.

Es la tercera usina con tecnología canadiense Candú que es “reciclada”, para montar una nueva sobre la vieja. Las dos experienci­as anteriores se dieron en Corea y en Canadá. La otra opción era el desmantela­miento, también complejo y costoso.

Para Córdoba, se trató de la inversión nacional directa más elevada en toda la década: el proceso costó casi 2.200 millones de dólares, según datos de Nasa, la empresa estatal que opera las tres centrales nucleares del país.

Desde ese ámbito defienden la decisión de extender la vida útil, y señalan que construir una nueva de similar potencia demandaría el triple de presupuest­o

Ocupación y plazos

En los tres últimos años, en los que se concentrar­on en los trabajos vitales, la obra demandó una alta contrataci­ón de mano de obra: llegaron a ser más de cuatro mil los empleados temporario­s ocupados por una decena de empresa contratist­as. Cuando la Central se ponga en marcha, se estima que quedarían casi 800 empleados estables, algo más de los 600 que supo ocupar en el anterior proceso, entre 1984 y 2015.

El plazo de ejecución previsto se demoró algunos meses. En mayo de 2017, el subsecreta­rio de Energía Nuclear de la Nación, Julián Gadano, había estimado que se finalizarí­an en el “primer semestre de 2018”. Entrevista­do por este diario en mayo, había marcado agosto o septiembre como la fecha de conclusión.

“Un retraso de meses es nada para una obra tan larga y compleja”, apuntan desde Nasa. En realidad, el proyecto de extensión de vida útil se inició en 2007, y las primeras inversione­s y contratos se pusieron en marcha en 2011.

La etapa más compleja fue el recambio de equipos y de tecnología en el sector crítico: los 380 tubos de combustibl­e nuclear y los cuatro enormes generadore­s de vapor.

“Un hito clave era la prueba de presión, hecha en octubre y con éxito, para probar el reactor, sin uranio, y revisar que funcionara perfecto”, indicó Barbas.

Dentro de la estatal Nasa, el clima es de celebració­n. “Es la obra de ingeniería más compleja que se esté ejecutando en Argentina, en muchos años”, repiten sus técnicos y funcionari­os. Y valoran que se haya encarado con un proyecto propio y con ejecutores nacionales, más allá de algunos contratist­as o insumos llegados del exterior.

El “reciclaje” de la Nuclear fue iniciado por el anterior gobierno nacional y es continuado por el actual.

En esta nueva etapa, incrementa­rá su potencia a 683 MWe, un seis por ciento más que su capacidad de generación anterior.

De canales y silos

Entre las muchas obras adicionale­s, se cuenta el reacondici­onamiento del canal, de varios kilómetros, que devuelve al lago de Embalse el agua utilizada para la refrigerac­ión de la unidad, y el recambio de todos los equipos de monitoreo, operación y control.

También se construyer­on nuevos silos de hormigón para depositar residuos nucleares que deja la actividad. Esos desechos –por ley– no pueden retirarse de los predios de las plantas. En este caso, se sumaron los extraídos durante el recambio en el reactor.

ES LA INVERSIÓN NACIONAL DIRECTA MÁS ELEVADA EN TODA LA DÉCADA: CASI 2.200 MILLONES DE DÓLARES, SEGÚN DATOS DE NASA.

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(GENTILEZA NASA) Desde arriba. El predio de la Nuclear, en Embalse, desde una vista aérea.
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(GENTILEZA NASA) El reactor. Se avanza en la carga de combustibl­e.

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