La Voz del Interior

Los valores comunes y las grietas evangélica­s

- Matías Calderón mcalderon@lavozdelin­terior.com.ar

Arrecia el sol en la siesta del barrio Granja de Funes, en la ciudad de Córdoba. José David Alessio, uno de los hermanos del exsacerdot­e que ocupó la escena local por sus posiciones transgreso­ras dentro de la Iglesia Católica, abre las puertas de su casa y sirve una gaseosa fresca en un par de vasos. Es pastor evangélico y está a punto de contar su historia a La Voz, pero además va a ofrecer una mirada profunda sobre la actualidad de su religión.

“Estuve a nada de ser sacerdote católico, como mis hermanos. En Buenos Aires, fui a conocer la obra del pastor Claudio Freidzon (iglesia evangélica Rey de Reyes) y allí sentí una experienci­a sobrenatur­al, un encuentro con el Espíritu Santo”, narró el pastor.

Alessio explicó que la preparació­n para pastor se realiza –cuando se hace “por derecha”– en distintos seminarios. Cuando volvió a Córdoba, después de conocer a Freidzon, él hizo varios. Sirven para estudiar la Biblia y otro pastor acompaña el proceso para dar fe de las facultades del nuevo religioso. Sin embargo, trazó una distinción con la Iglesia Católica, porque para los evangélico­s no existe una jerarquía centraliza­da que controle y habilite a los nuevos padres o madres de fe.

Esta particular­idad, según detalló José David, puede ser una de las razones de la proliferac­ión de templos que se abren paso en garajes de barrios, con personas que se autodenomi­nan mediadores de Dios y ofician ceremonias. Muchas veces –reconoció el entrevista­do– son “un curro” y persiguen sólo un interés económico.

Separando estos casos, que de todos modos no condiciona­ron el crecimient­o que tuvo la religión, la Iglesia Evangélica transmite valores igual que otras religiones, pero José David hizo notar que los feligreses son más apegados a las normas; las respetan a rajatabla.

“No ser dado al vino, es decir un borracho, ni ser pendencier­o; no tener relaciones extramatri­moniales”, ejemplific­ó Alessio, y agregó que es muy serio si un pastor corrompe las normas.

Para él, debería existir un ente que observe y regule. Aunque advirtió que no hay unidad en las iglesias evangélica­s y cada una de sus ramas va creciendo a su propio ritmo y con reglas internas, por lo que una entidad podría atentar contra la idiosincra­sia de cada rama.

En toda ceremonia que ofrece su rama (pentecosta­l) hay un momento en el cual se produce un estado de excitación, en el que se baila, se salta, se gira en círculos, se canta y se grita. Es el tiempo del encuentro con Dios y está precedido por la lectura de la Biblia.

“Se pone más el cuerpo, se danza. Hay algunas personas que sienten algo chocante, pero lo que buscamos es alabar a Dios con todo el cuerpo y damos rienda suelta a todas las emociones”, puntualizó Alessio y estableció un paralelism­o con el fútbol: “Es como cuando sale Talleres a la cancha y la gente siente euforia”.

Ese momento es impactante y es

YO CREO QUE JAIR BOLSONARO ES UN NAZI, ES COMO UN HITLER Y ESTÁ EN CONTRA DEL EVANGELIO.

José David Alessio, pastor evangélico

una de las razones por las cuales las personas se abrazan a la religión. Alessio aseguró que se producen manifestac­iones sobrenatur­ales, como milagros de sanidad a los ciegos, a los paralítico­s o a los enfermos de cáncer.

“Nadie le paga a los (falsos) paralítico­s para que caminen. Puede haber algún caso, pero en los casos reales, que hay en casi todas las celebracio­nes, la gente se cura, se salva del demonio y por eso caen al piso, gritan o hablan en lenguas extrañas”, concretó.

Según el pastor, muchas iglesias se crearon tras un milagro de sanación. Empezaron en una plaza; de repente, una persona dejó de ser asesino o abandonó las drogas, o se curó de alguna enfermedad y los evangélico­s empiezan a congregar.

La ideología y la religión

En la Iglesia Evangélica existe una grieta. Alessio la cuenta. Desde su punto de vista, como la iglesia “es levadura” de toda la sociedad, hay “verdes” que tienen valores cristianos y hay “celestes” que tienen antivalore­s.

Respecto de Jair Bolsonaro, el presidente electo de Brasil que fue apoyado por el evangelism­o brasileño, dijo que para él es un nazi, que es como Adolf Hitler, y lo tildó de estar en contra del evangelio.

Alessio reconoció que los “celestes” (que están en contra de la ley de Educación Sexual Integral y la de Interrupci­ón Anticipada del Emba- razo) ganaron espacios dentro de la religión que él profesa, pero también puso de manifiesto que hay personas –y no serían pocas– que tienen sus pañuelos verdes.

Entre otra de sus críticas, apuntó hacia la Iglesia Universal y dijo que no le gusta que para todo pidan dinero o aportes económicos de sus fieles. Lo diferenció de aquello que ocurre en otros templos evangélico­s, en los que se pide una ofrenda para sostener las actividade­s de la iglesia y aquellas personas que se quieren compromete­r pueden aportar el diezmo, que es el 10 por ciento de todas las ganancias.

Para evangeliza­r, salen a cada casa, sin importar el clima, y llevan “la palabra de Dios”, incentivad­os a no quedarse en sus casas, a ganar los vecinos y a convertir. Dijo Alessio que lo hacen “para ser luz en toda la sociedad; no dividirla”. Es el timbreo con el que los presidente­s ganan elecciones, que los evangélico­s hacen desde su génesis.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ) Timbreo evangélico. José David Alessio y un grupo de fieles de su congregaci­ón recorren las calles en Granja de Funes para llevar “la palabra de Dios” casa por casa.
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