La Voz del Interior

12 de mayo, la certeza que desató la incertidum­bre

- Virginia Guevara Panorama provincial

La fecha de la elección provincial era reclamada por la oposición política como una certeza mínima imprescind­ible. Pero resultó al revés: Juan Schiaretti decidió que, una vez más, modificará el Código Electoral provincial para que los cordobeses voten el 12 de mayo, y lo que estalló en la política cordobesa es la incertidum­bre.

Cambiemos Córdoba entró de modo instantáne­o en un grado de ebullición que –si antes no hay una intervenci­ón decidida de la Casa Rosada– promete continuar en ascenso hasta el 24 de febrero.

Y aun cuando haya un candidato consagrado para esa fecha, habrá que ver qué hace luego Ramón Mestre si no resulta elegido por el voto o por el dedo de Marcos Peña.

De momento, Mestre asegura que su único proyecto es Cambiemos y que respetará el resultado de la interna. Además, como nunca antes, encontró interlocut­ores en el macrismo.

Pero esa final entre el intendente y el diputado Mario Negri –el otro candidato de Cambiemos– es tan impredecib­le que no admite pronóstico. Y tan intensa como para llenar páginas de controvers­ias cotidianas.

“Los radicales se enojaron por la anticipaci­ón de la fecha porque no tendrán suficiente tiempo para pelearse”, decían el viernes en el Centro Cívico. Pero lo real es que tendrán tres largos meses para hacerlo: ese era uno de los objetivos de la jugada de Schiaretti, aunque no el principal.

Detrás del triunfalis­mo exacerbado, la incertidum­bre también domina por entero a Unión por Córdoba, que no sabe siquiera cuál será su nombre en adelante.

El peronismo cordobés tampoco sabe, de momento, si Schiaretti es candidato a seguir gobernando Córdoba o si es el candidato a ganar la elección en Córdoba y, trascartón, lanzarse a una candidatur­a nacional.

Media tribuna peronista asegura que “el Gringo” jamás engañaría a los cordobeses con una candidatur­a testimonia­l; la otra mitad lo observa cambiando las reglas de juego a los fines de habilitars­e esa opción si las circunstan­cias nacionales lo permiten, y si el peronismo nacional sigue sin encontrar otro candidato que no sea Cristina Fernández.

La definición de la fecha llegó luego de una cumbre de nueve gobernador­es peronistas, y Córdoba será parte de una seguidilla de elecciones anticipada­s. El objetivo de esa estrategia es propinarle una derrota provincial por domingo a Mauricio Macri.

Para entender hasta qué punto cambiaron las cosas para Schiaretti tras la muerte de

José Manuel de la Sota, basta con una comparació­n. A principios de este año, el gobernador mandó a eliminar del Código Electoral el artículo que lo obligaba a ponerle fecha a la elección el 1° de febrero. En ese momento, la manipulaci­ón de la fecha electoral era con el objetivo de extender la intriga y dejarle poco tiempo al armado opositor, y para fomentar múltiples listas opositoras con la doble candidatur­a. Dos medidas defensivas: Schiaretti, en ese momento, temía perder la Provincia.

Ahora, mandó a cambiar la ley de vuelta, para que se pueda votar el 12 de mayo. Lo hizo, sobre todo, porque el Código Electoral provincial, tal como está hoy, es un obstáculo para participar de las Paso nacionales, de las que saldrá el candidato presidenci­al de cada fuerza.

Contra todas las encuestas, Schiaretti hoy cree que puede ser presidente de la Nación, y ese es el motivo principal de la decisión de anticipar la fecha provincial: no sólo se quedó con la conducción unívoca del peronismo cordobés, sino que hizo suya la ambición que movió a De la Sota hasta el final de su vida. “¿Esto sería a favor o en contra de Macri?”, se preguntan todos en Unión por Córdoba.

Además, con la conducción de Schiaretti, el peronismo hoy se propone una verdadera hegemonía provincial: completar un cuarto de siglo en el poder y sumar el control de la ciudad de Córdoba, además de todas las ciudades que le siguen en importanci­a. Y también sumar nuevos aliados: todos los sectores del peronismo que fueron K (no así a los no peronistas que fueron K), vecinalist­as, con el carlospace­nse Esteban Avilés a la cabeza, y –¿por qué no?, dicen en el Centro Cívico– algunos intendente­s radicales que estén dispuestos a seguir en el poder y para eso necesitan que el peronismo no presente un candidato fuerte en esas ciudades.

Entre las muchas cosas que sólo se saben en la cabeza hermética de Schiaretti, están la definición del candidato a vicegobern­ador y el espacio que finalmente tendrá el delasotism­o.

Algunos consideran que se trata de un único tema, que se resolverá con el nombre de Natalia de la Sota secundando a Schiaretti. Otros aseguran que el abanico que se baraja es mucho más amplio –¿Un intendente? ¿Un extraparti­dario?– y que la definición priorizará la capacidad de gestión del vice, ante la posibilida­d de que realmente Schiaretti vaya por una postulació­n nacional. No son detalles menores los que le restan por definir al peronismo. Nada indica que las definicion­es lleguen en el corto plazo. Ahora vienen los meses de la interna de Cambiemos. Luego aparecerá –con otro nombre– la jugada completa de Unión por Córdoba.

SCHIARETTI HOY CREE QUE PUEDE SER PRESIDENTE, Y ESE ES EL MOTIVO PRINCIPAL DE LA DECISIÓN DE ANTICIPAR LA FECHA PROVINCIAL.

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(ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI)
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