La Voz del Interior

Comisario imputado por matar a sospechoso por atrás

El oficial le pegó un tiro en la cabeza a un supuesto ladrón en Angelelli. El hombre tenía un revólver, pero nunca fue disparado. Días atrás, otro efectivo fue condenado a una pena en suspenso por el mismo delito.

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

En una decisión judicial que vuelve a poner la lupa sobre el accionar de la Policía a la hora de enfrentar el delito, un oficial jefe que días atrás mató desde atrás y de un disparo en la cabeza a un sospechoso de robo, en la periferia sur de la ciudad de Córdoba, quedó imputado por homicidio con exceso en el ejercicio del cargo.

Para la ley argentina, se trata de un delito equiparabl­e a un homicidio culposo: cuando se mata por imprudenci­a o por negligenci­a.

Se trata de un comisario que, el pasado domingo 25 de noviembre a la mañana, en el marco de un operativo tras un asalto a un vecino en barrio Obispo Angelelli II, al sur de la ciudad de Córdoba, ultimó a de un tiro en la cabeza a Marcos Jesús Soria (33).

Fuentes oficiales señalaron que el acusado es un jefe de alto rango en la Patrulla Rural, una brigada que lleva poco más de un mes en funcionami­ento. El oficial no quedó detenido y se encuentra imputado como simple sospechoso, a tenor del artículo 306 in fine .Se trata de una figura penal leve.

La figura más gravosa, en cambio, es el homicidio agravado por la condición de efectivo policial.

La resolución, a la que tuvo acceso La Voz, fue dispuesta por el fiscal de instrucció­n Gustavo Dalma, luego de recolectar distintas pruebas y analizar las últimas pericias de la Policía Judicial.

La medida judicial fue dispuesta el pasado viernes, casualment­e un día después de que se conociera la condena, y por el mismo delito, al excustodio del cura Mariano Oberlín. El policía Armando Murúa, quien había ultimado en 2016 de un balazo 9 milímetros en la nuca a Lucas Rudzicz (13) –uno de los asaltantes del cura– fue condenado a la pena de 2 años de prisión en suspenso, por homicidio en exceso en el cumplimien­to del cargo.

A su vez, toda esta situación se produce en momentos que se conoce una resolución del Ministerio de Seguridad de la Nación que habilita a las fuerzas federales (no a las policías provincial­es) a disparar contra aquel sospechoso que escape; una decisión que ya genera numerosas críticas.

Asalto, disparos y muerte

El caso de barrio Obispo Angelelli se produjo el pasado domingo 25 de noviembre a las 6.30 de la mañana cuando, según la versión oficial, dos hombres presumible­mente armados asaltaron a un vecino que esperaba un colectivo.

La víctima se resistió y terminó golpeada en sus brazos.

Esta situación, siempre de acuerdo a la versión oficial, fue vista por un policía que hacía custodia en la zona y que alertó a un coche de la Patrulla Rural, brigada que fue creada en octubre por la insegurida­d en zona de quintas.

Ahora se sabe que en esa unidad iba un comisario jefe.

El móvil logró dar con dos sospechoso­s quienes, de acuerdo a la causa, salieron corriendo en distintas direccione­s.

Uno era Marcos Soria, vecino de la misma barriada.

El hombre, según la Policía, se resistió a la detención y se habría enfrentado a golpes.

La Confederac­ión de Trabajador­es de la Economía Popular (Ctep) denunció que Soria era un carrero y trabajador de la barriada que “no tuvo nada que ver” con el robo y que “fue torturado, obligado a correr y fusilado desde atrás”.

Tras analizar testimonio­s y pruebas, el fiscal Dalma desestimó “la tortura” y descartó en principio que el hombre se haya tomado a golpes con los policías.

Sí se sabe, por la pericia balística, que Soria recibió un disparo policial desde atrás, en la cabeza.

“Al parecer, el oficial dio la voz de alto, luego hizo un tiro al aire y luego disparó contra Soria y lo mató”, indicó una fuente judicial.

Arma sin disparar

La Policía había informado que se había producido un tiroteo entre el sospechoso y el efectivo.

Esto ha perdido sustento. Es que el revólver hallado a metros del hombre muerto, según la pericia judicial, nunca fue disparado.

“Respecto a esa arma no se descarta nada. Ni siquiera que haya sido ‘colocada’”, opinó una fuente con acceso al expediente.

A todo esto, en el marco de la causa Angelelli hay un sospechoso detenido: Miguel Ocampo (45). Permanece preso e imputado como supuesto autor de robo calificado por el uso de arma de fuego.

Está acusado de haber sido la otra persona que asaltó al vecino que esperaba el colectivo.

El jefe policial imputado será indagado en pocos días.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ / ARCHIVO) Drama bajo pesquisa. La causa por lo ocurrido en barrio Obispo Angelelli está dividida en dos partes. Por un lado, el robo en sí al vecino; y por otro, el accionar policial que se produjo pocos instantes después.
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Arma. El revólver hallado al sospechoso muerto.

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