La Voz del Interior

Gestiones en tiempo de descuento

- Virginia Guevara Panorama provincial

El reloj de arena donde batallan las expectativ­as y las realidades colectivas que genera cada gestión se da vuelta en el momento inicial de cada gobierno. Lo que queda ahora por transcurri­r es la arenisca del final, esa parte en que parece que el tiempo se acelera.

Lo real es que ese tiempo del último año es más corto. Mañana comienzan a correr los últimos cinco meses de Juan Schiaretti hasta la elección provincial y los ocho meses finales de Mauricio Macri hasta las Paso. Ramón Mestre, que tiene un plazo fatal de 12 meses por su imposibili­dad de ser reelegido en la Municipali­dad de Córdoba, todavía no le puso fecha a ese lapso más perentorio hasta la elección local, que está cada vez más indefinida, tanto en cronograma como en nombres propios.

La gestión Macri sobrevuela en Córdoba como una presencia más cercana que la de cualquier otro presidente desde 1983. Llegó al poder por el aluvión de votos cordobeses y el miércoles realizó su 16ª visita a la provincia en tres años.

Fue una visita atípica: Macri vino a ver volar los primeros aviones que Fadea fabricó después de una década, uno de los pocos logros concretos que su gestión puede exhibir en Córdoba.

No lo recibieron ni Schiaretti (alegó razones familiares) ni el intendente Mestre (de viaje), aunque el gobernador luego concurrió a marcar terreno en Villa Carlos Paz. La disputa que protagoniz­aron Macri y Schiaretti por la cercanía con el enigmático intendente Esteban Avilés tal vez sea el dato político más relevante de esa visita presidenci­al.

Lo que a la realidad de cada cordobés le llega desde la Nación es el panorama agobiante que aplasta la economía. Más presión fiscal en lugar del alivio prometido; el sector productivo paralizado; más pobreza como constataci­ón del fracaso del objetivo que Macri se autoimpuso como metro rector de su gestión, y la reiteració­n de que este camino es el único, aunque cueste precisar adónde lleva.

Lo cierto es que en Córdoba sigue siendo un valor que ese camino no lleve de vuelta a Cristina Fernández, y que, en ese objetivo –sólo en ese–, Macri y Schiaretti siguen tan unidos como hace cuatro años.

¿Eso es todo lo que los cordobeses tuvieron de la gestión Macri? Claro que no. Pero el resto llegó a Córdoba a través de Juan Schiaretti.

Para entender hasta qué punto fue decisivo Macri para la gestión que hoy puede exhibir Unión por Córdoba, basta con mirar a Santa Fe. Esa provincia, donde el ciclo político del socialismo languidece, acaba de volver a la Corte Suprema de Justicia la vieja disputa por los fondos retenidos por la Anses: 100 mil millones de pesos reclama Miguel Lifschitz a la Nación. Córdoba sí obtuvo ese resarcimie­nto que aún reclama Santa Fe, y Schiaretti lo capitalizó con exclusivid­ad. El gobernador cordobés logró en estos años una imagen nacional de buen administra­dor que hoy lo posiciona en el círculo rojo. Lo cierto es que tuvo qué administra­r gracias a Macri: a la reparación económica inicial que le dio oxígeno a Córdoba y a la normalizac­ión internacio­nal y los avales federales que le abrieron la cuenta del crédito externo. Schiaretti parte hoy a Kuwait en busca de financiami­ento árabe para sus futuras promesas electorale­s. Logró, en los tres años que pasaron, cerrar –en varios frentes de su gestión, donde no se incluyen salud pública, seguridad, vivienda ni Epec– el ciclo de prometer y cumplir. Lo que tiene por delante son cinco meses de inauguraci­ones.

Qué tendrá Unión por Córdoba enfrente en mayo próximo es la clave que nadie logra desentraña­r. Si el miércoles la visita de Macri dejó gusto a nada para la ansiosa alianza Cambiemos Córdoba, el viernes llegó el gurú presidenci­al Jaime Durán Barba y dejó un desconcier­to todavía mayor: vino a “bajar” líneas para la campaña, pero no habló de Córdoba, no nombró al intendente Ramón Mestre ni al diputado Mario Negri y no registró que en esta provincia se vota en cinco meses.

Todos consideran inminente, ahora, una convocator­ia de la Casa Rosada y alguna señal de Macri sobre su virtual candidato.

Luis Juez lanzó el viernes lo que se interpreta como una candidatur­a a vicegobern­ador. Ramón Mestre prevé un acto de gestión el 10 de diciembre –inaugura el Parque Educativo del Este, la más estratégic­a de esas intervenci­ones sociales que cosechan aval unánime– y planea para el 18 su lanzamient­o desde la UCR. Negri ya no cree en los grandes actos pero está en carrera, y a Héctor Baldassi en Cambiemos lo dan como vice puesto.

Pero hasta ahora no se escuchó ninguna idea para Córdoba y tampoco se conoce que alguien esté pensando en eso. El sentido común de Cambiemos internaliz­ó que no habrá elección el 24 de febrero, que de lo que se trata es de ganar una encuesta, no una interna.

Mientras tanto, Cambiemos gobierna la ciudad de Córdoba, donde tampoco el nuevo sistema de recolecció­n logró juntar la basura en su semana inaugural. Donde el espacio público para transitar está librado a la pelea entre Movypark y los “naranjitas”, y donde la noción de orden que hace siete años prometió Mestre se perdió por calles sin luz. La pregunta obligada el viernes fue si la estrategia de Durán Barba podrá con tanto.

LA GESTIÓN MACRI SOBREVUELA EN CÓRDOBA COMO UNA PRESENCIA MÁS CERCANA QUE LA DE CUALQUIER OTRO PRESIDENTE DESDE 1983.

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(ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI) Macri, Schiaretti y Mestre.
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