Jerigonza inclusiva
Orlando Gauna
El Instituto Cervantes calcula que hablan español unos 559 millones de personas en el mundo. Lengua sólo superada por el chino mandarín (950 millones). Desde la época de la conquista española, los criollos usamos este idioma, al que se le han incorporado algunos argentinismos, muchos de los cuales fueron aceptados por la Real Academia Española.
Pero, en la comunicación formal, oral o escrita, los argentinos usamos el rico idioma nacional.
Hoy, comunicadores, legisladores y hasta educadores están empleando otro lenguaje en jerigonza, que dan en llamar “lenguaje inclusivo”, como si el empleo de determinadas palabras pudiera modificar la conducta.
El Concejo Municipal de Santa Fe se sumó a esta deformación del idioma y redactó ordenanzas en jerigonza. Ya aprobó dos normas en modo lenguaje inclusivo.
Más bien parece una forma de naturalizar la enseñanza sexual integral (ESI), para mermar el derecho de los padres en el ejercicio de la patria potestad.
Es un derecho y una obligación de los padres educar a nuestros hijos según nuestros valores morales, culturales y religiosos; valores que nuestros hijos podrán ir modificando en su desarrollo.
El Estado tiene la obligación de instruir a los niños y jóvenes en disciplinas (Matemáticas, Historia, Geografía, etcétera) y reforzar los valores impartidos por cada familia, sin tergiversarlos.