La Voz del Interior

Pinocho también baila

Cristina Gómez Comini cierra el año con una versión danzada del cuento de Collodi. Aunque se toman licencia en una versión libre, se mantiene la estructura básica de la obra literaria.

- Beatriz Molinari bmolinari@lavozdelin­terior.com.ar

Se estrena la clásica obra en versión danzada.

Llevó siete años formar bailarines en Danza Viva, la escuela de Cristina Gómez Comini, para tomar la decisión de subir a un gran escenario, como el del teatro Real. Esta noche, su equipo a pleno presenta Pinocho, la versión coreográfi­ca de la novela homónima de Carlo Collodi, con la que la escuela cierra el año lectivo.

“Pinocho me gusta porque es una historia de transforma­ción. En el comienzo de la novela de Collodi es un pedazo de madera, ni siquiera un muñeco. Después el muñeco cobra vida. Se va equivocand­o, por así decirlo, hasta que encuentra el camino. Es una moral de la época. Es lindo lo que dice Collodi, el mensaje es que hay que cultivarse, tener buenas acciones, pensar de manera solidaria, hacer algo útil en la vida. Para llegar a ser humano uno debe merecer serlo, dice Collodi. Me parece linda la moraleja”, señala la directora sobre la novela original, que es muy larga porque Collodi escribió los episodios en entregas semanales. El autor publicó los capítulos entre 1880 y 1883. Eso también explica por qué al muñeco-chico le pasa de todo.

En la adaptación para danza se mantiene la estructura básica. Las escenas están pensadas en función de lo coreográfi­co. “Algunas escenas fueron ampliadas, como la de la relación de Pinocho con las estrellas y la luna. Nos tomamos la licencia en una versión libre. Se mantiene la línea fundamenta­l de las aventuras, la relación con Gepeto, que es una historia de amor muy grande. Pinocho se desarrolla en un medio extremadam­ente pobre. Ahí está el valor de la educación por encima de los bienes materiales. Es lindo ese mensaje, al que no le doy tanto espacio por una cuestión de tiempo. En la novela, papá Gepeto vende su único abrigo, en una Italia de grandes fríos, para comprar el diccionari­o, el libro que su niño necesita”, comenta Cristina.

La moral de la época

“Podría ser un ballet de terror” (risas), dice la directora, que reconoce que Collodi refiere castigos desproporc­ionados con respecto a la desobedien­cia de Pinocho.

En la obra de Gómez Comini no están los castigos. “Tomo las partes más interesant­es, las de la transforma­ción. La novela tiene escenas muy crueles. Por ejemplo, a Pepe Grillo Pinocho lo mata. Es decir, todo lo opuesto a la versión de Disney, que es extremadam­ente edulcorada. Nosotros tomamos las aventuras de Pinocho que, como hace buenas acciones, el Hada lo transforma en un niño. Muchos cuentos tradiciona­les son duros, hablan de la vida y la muerte, el mal, la burla. En una escena, los chicos se burlan de Pinocho. Cuando preparábam­os la escena, los chicos de nuestra escuela decían que le hacían bullying a Pinocho. Ellos traen el tema a su realidad. Para nosotros ha sido un proceso interesant­e en el que se fueron enganchand­o niños y grandes, alumnos y docentes del estudio Danza Viva”.

Voz y movimiento

Gran parte del plantel docente actúa en la versión de Pinocho. Laura Fonseca, Carolina Pino, Melisa Robledo, Lihué Araya, Thais Galvis, Rocío Tomassino, Daniel Altamirano, Jairo Benítez y Gabriela Onaindia bailan junto con sus alumnos.

“La obra tiene un hilo, en términos de técnica, a la manera de los ballets del 800, por la mímesis. Hay una voz y el movimiento responde en algunos momentos a esa voz. Hay escenas en las que el cuerpo habla desde la mímesis, escenas muy clásicas y otras, muy contemporá­neas. Algunas, de jazz, como se baila en la escuela”, adelanta Gómez Comini.

Desde el punto de vista de la puesta, Pinocho no tiene escenograf­ía. En el espacio limpio sólo hay objetos. También, proyeccion­es que ayudan a redondear la historia. Lo demás es imaginació­n en la obra que reúne a niños, jóvenes y adultos.

“Los personajes están muy bien logrados. Han trabajado mucho intuitivam­ente. Los que hacen los personajes principale­s se fueron a leer el cuento y a prepararse para ponerse en la piel de ellos. No les pedí que leyeran el cuento porque hay partes demasiado extremista­s. Preferí rescatar la historia de transforma­ción”, enfatiza la directora.

Con respecto a los roles, la alumna Ludmila Cassano es Pinocho; Constanza De Angeli, Pepe Grillo. Nicolás Giovanna (también actor) es Gepeto y el Gato. “Nuestra primera egresada de la escuela, Victoria Maclay, hace el rol de la Paloma blanca que lleva a Pinocho hasta el mar. También es la Flor. Victoria Pesce, ganadora hace unos años del concurso Julio Bocca en Europa, hará el Pez dorado”. La bailarina viene a Danza Viva a entrenar y vuelve en enero a Europa. María José Sánchez, bailarina de Iñaki Urlezaga, es el Hada; y el bailarín villamarie­nse José Benítez hace el personaje de Comefuego.

Un cuento clásico

El diseño sonoro de la obra es de Guillermo Ceballos, sobre la música que eligió Cristina Gómez Comini.

Pinocho, además, ha recibido apoyo del Instituto Italiano de Cultura, que aportó para el diseño y realizació­n de imágenes, a cargo de Ignacio Lillini.

Este es el tercer gusto que se da la directora al poner en escena un cuento clásico con alumnos en formación. Ha quedado el recuerdo de Alicia en el País de las Maravillas y Peter Pan con el Seminario provincial de Danza Nora Irinova.

“Me gustan los clásicos, darles otra imagen desde la danza, que es una forma de contarlos con el cuerpo”, concluye la coreógrafa.

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 ?? (GENTILEZA DANZA VIVA) ?? Al rescate de los clásicos. Cristina Gómez Comini junto a parte del elenco que dará vida al emblemátic­o personaje.
(GENTILEZA DANZA VIVA) Al rescate de los clásicos. Cristina Gómez Comini junto a parte del elenco que dará vida al emblemátic­o personaje.

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