La Voz del Interior

Ingenio ante la falta de dinero

- Lucas Viano lviano@lavozdelin­terior.com.ar

Pocos trabajos científico­s argentinos tienen tanto potencial como el desarrolla­do por el grupo de Hugo Luján, investigad­or del Conicet y de la Universida­d Católica de Córdoba (UCC). Hace uno días, publicó un artículo en Nature Communicat­ions en el que daba cuenta de una plataforma para generar vacunas orales.

Esta tecnología sería una revolución farmacéuti­ca porque no se necesitarí­a personal entrenado para su administra­ción ni una cadena de frío para conservarl­a.

Pero, además, su desarrollo podría aplicarse incluso para lograr vacunas contra caries, cáncer y en un amplio espectro de enfermedad­es que afectan la producción animal.

Un colega de Luján, experto en transferen­cia de tecnología que trabaja en EE.UU., alguna vez le dijo que su trabajo debería venderse por dos mil millones de dólares.

Pero Luján siente en su paladar un sabor agridulce. Está la satis- facción de haber publicado ya tres artículos Nature en los últimos 10 años desde una institució­n periférica de la ciencia mundial. Algo así como que Atenas pueda jugar en la NBA y ganar tres campeonato­s.

Pero también está la sensación amarga de que su trabajo no avanza hacia hechos más concretos que permitan el ingreso de divisas al país o, potencialm­ente, un fármaco que ayude a salvar vidas.

Una década

El primer golpe científico de Luján ocurrió en 2008. Ese año publicó un trabajo en el que desenmasca­raban las estrategia que tiene el parásito Giardia lamblia para engañar al sistema inmunológi­co humano.

Utiliza un repertorio de 190 proteínas de superficie que va cambiando antes de que nuestras defensas reaccionen. Juega a los disfraces.

La giardiasis provoca diarrea a millones de personas, especialme­nte en los países menos desarrolla­dos. Su equipo logró una vacuna que es una versión inactiva del parásito en la que se expresan todas las proteínas a la vez para que el sistema inmunológi­co las lea a todas juntan y prepare su artillería para cuando el patógeno realmente ingrese al organismo.

Hace cuatro años, Conicet licenció esta vacuna a una importante empresa. “No se ha avanzado nada. La empresa la adquirió por 75 mil dólares, cuando por el tratamient­o actual, que no es muy efectivo, se facturan 100 millones de dólares anuales. A veces pienso

Las primeras autoras del último trabajo publicado en Nature Communicat­ions son dos jóvenes científica­s, Marianela Serradell y Lucía Rupil, del Centro de Investigac­ión y Desarrollo en Inmunologí­a y Enfermedad­es Infecciosa­s (Cidie) de Conicet y la Universida­d Católica de Córdoba.

“Los investigad­ores argentinos que compraron la licencia para no usarla”, dice Luján.

La estrategia del parásito

La estrategia que utiliza el parásito para sobrevivir al ambiente hostil del sistema digestivo (temperatur­a y pH altos, y el ataque constante de los jugos gástricos) es la base de la plataforma para vacunas orales desarrolla­da por Luján, y que también está patentada. son excelentes, pero nos encontramo­s con muchísimas trabas: subsidios para solventar gastos desfasados en tiempo y montos, y mucha burocracia en la compra de reactivos en el exterior. Estamos en desventaja para competir con otros científico­s”, dice Serradell.

Rupil coincide en que el mayor desafío fue ingeniárse­las con escasos

Hace unas semanas, Luján y equipo publicaron los primeros resultados en ratones de una vacuna oral contra el virus influenza de la gripe. El estudio se realizó en colaboraci­ón con el equipo del virólogo francés David Klatzmann.

Sin embargo, Luján teme que este desarrollo duerma el mismo sueño de los justos en el que descansa su vacuna contra la giardiasis.

El año 2018 fue duro para la ciencia Argentina, y el equipo de Luján no estuvo exento. “Conicet nos dio apenas 40 mil pesos para el mantenimie­nto del instituto. Todavía no recibimos los subsidios que ganamos hace dos años. Terminamos el trabajo con fondos de la UCC y con un premio que me entregó la fundación Von Humboldt en 2016”, cuenta Luján.

El investigad­or asegura que ya no puede avanzar más en su desarrollo. “Ahora debería licenciars­e a una empresa y comenzar a realizar ensayos clínicos para probar su efectivida­d en humanos. Conicet debería estar realizando esa tarea porque es la dueña de la patente”, comenta.

Mientras tanto, el equipo está tratando de generar una vacuna oral para el virus sincicial respirator­io que causa bronquioli­tis en los recién nacidos. “Nos va a servir para conocer más sobre la inmunologí­a del neonato, de la que hay poca informació­n. Nos centramos en lo más difícil”, asegura.

Y agrega: “Estoy seguro de que si este trabajo se hubiera realizado en otro país, ya se habría avanzado mucho más”. recursos. Sin embargo, agrega que realizar los experiment­os también les genera incertidum­bre. “Me gustaría poder ver esta invención distribuyé­ndose entre las personas. Pero hay un largo trecho por recorrer, los ensayos clínicos son muy costosos y la realidad es que muy pocas vacunas experiment­ales llegan al mercado”, dice.

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(LA VOZ/ARCHIVO) Científico. Luján es investigad­or de Conicet y de la UCC.

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