Un sereno paisaje con cuerdas
El cantautor rosarino Litto Nebbia publicó “Alma”, un nuevo disco para celebrar su edad y su definitiva fe en las canciones que alumbra y que, a la vez, lo cobijan.
¿Cuántas canciones caben en el cofre del alma “nebbiera”? Es una cuenta imposible, no sólo por todas las que han atravesado todos estos años, algunas apenas asomadas, sino porque el acto de amanecer y respirar es para Litto Nebbia el principio de una confabulación para la próxima canción.
Litto Nebbia ha hecho siempre canciones sobre el vivir (con uno mismo, en esta tierra, en este tiempo, en estas calles) para luego vivir. Como un manantial incesante, su sensibilidad fluye y toma de los recodos de cada día las razones y los sentimientos de una nueva palabra y de una nueva melodía.
Para celebrar sus 70 años vividos con una fecundidad apabullante (“Yo los invito a que me vean seguir”, cantó hace tiempo, y no era una bravuconada, sino pura certeza), publicó a finales del año pasado un disco especial.
Se llama Alma. Y desde ese remanso con que mira el balcón de su nueva edad, reunió una docena de temas. Los hay tomados del ayer, algunos casi como patrullas perdidas de su inspiración, como
Eternizar (que grabó Gonzalo
Aloras) o Retrato de una adolescente en Cafayate (que grabó Lalo de los Santos). La composición inédita La
noche será maravilla, hecha en los años ’70, es una oración de fe en la vida. Otra, en tanto, atrapa el espíritu de sus días en Los Gatos:
Te doy mi sentimiento, que escribió originalmente para la banda Los Mersey Mustards.
Hay perlas en colaboración, uno de sus hábitos saludables. Incluso nuevas: por ejemplo, música para un viejo poema de Enrique Cadícamo: Por las calles del París ,y letra para una bella zamba de Leopoldo Deza: Niñez en Tucson. Y hay nuevas, como Tu alma te
acompañará, que recoge fotos de esas que marcan la vida y que son alimento de sus canciones (lo dicho: vivir y componer son para Litto Nebbia la misma tarea). Así pasan la soledad, los sueños, las ideas, el amor, los hijos…“Historias que te inspiran a encender la voz”, dice. Y luego remata: “Deja encender tu memoria para que el mañana pueda ser mejor”. Autorretrato con mensaje verdaderos.
Este Litto Nebbia de Alma se abraza a sus canciones en una celebración que desnuda el afecto por su tarea y su destino, y lo hace con una voz fresca que confirma la plenitud del ánimo.
Pero además suena distinto, con una delicadeza especial que recorre todo el disco. El sonido puro del piano y su manera tan personal de tocar son el punto de partida de un paisaje subrayado por una arboleda de cuerdas que imaginó Deza y hasta por las pinceladas del oboe que se asoma una y otra vez. Un gran cuadro para la sensibilidad nebbiera.
Es uno de los padres del rock nacional y fue de los primeros en abrirse desde allí al descubrimiento de otras músicas. A los 70, sostiene en alto su definitiva fe en las canciones. Como dice en Eternizar: “Se escucha en el sur/ una melodía que no tiene final/ porque es para eternizar”.