La Voz del Interior

“Este equipo hace fáciles cosas que son casi imposibles”

Damián Mahler es hijo del prestigios­o director musical y empezó a forjar su propia historia desde joven. Hoy, es uno de los autores e intérprete­s de “Siddharta”, la obra más vista del país.

- Santiago Berioli Especial

La historia de Damián Mahler estuvo siempre plagada de desafíos. Segurament­e uno de los primeros habrá sido demostrar que el apellido en su caso no era una carga. Hijo del prestigios­o director musical Ángel Mahler, el joven supo hacer su propio camino.

A los 16 años escribió una obra sobre La metamorfos­is de Kafka y se animó a llevarla al teatro, gesto que hoy considera “muy osado”. Ya hace algunos años dirigió a Pepe Cibrián y a Raúl Lavié en El hombre de la mancha y actualment­e es el director musical de Siddharta, la obra que lidera la taquilla nacional y lleva su sello. Allí también dirige a la orquesta en vivo y toca el piano en cada función.

–¿Cómo nació “Siddharta”? –La idea inicial es de Germán Barceló, que es mi socio, y fueron siete años de escritura, de pensar, de repensar y de hacer 20 veces algunas cosas, de manera literal. Pero lo mejor que nos pasó en este proceso fue ir creciendo para que el espectácul­o tomara vuelo.

–¿Y cómo llegan de ese inicio a este espectácul­o tan grande?

–Porque dimos con una persona espectacul­ar en este proceso que es Flavio Mendoza. Es el mejor productor que podría haber tomado esto. Nosotros trajimos una idea bastante limitada y a la vez ambiciosa, que era combinar el teatro musical con el mundo del circo, es decir, que haya gente haciendo cosas con habilidade­s diferentes a las que está acostumbra­da la gente del musical.

Miradas

–¿Cuánto hay de ustedes y cuánto de Flavio en “Siddharta”?

–Nosotros le pedimos a él que agarrara el material y lo hiciera propio. No tuvimos esa visión autoral de quedarnos firmes en la idea inicial. Flavio tomó todo esto y fue recortando, poniendo cosas, pidiendo cambios. Trabajamos tanto con él como con Federico Vilas, que es el productor musical. De manera conjunta, en equipo. Creemos que Siddharta logró ser un punto medio entre dos mundos antagónico­s pero que a la vez son similares, este híbrido que funciona tan bien.

–Debe ser un orgullo enorme de poder ver cada noche lo que crearon...

–Seguro, es lindo todos los días estar ahí en vivo. Yo a la obra ya me la sé de memoria porque hace ocho años que la estoy tocando. Y si bien lo disfruto mucho, puedo a la vez que estoy tocando el piano ir viendo correccion­es que podemos ir vendo y corrigiend­o.

–Después de concretar un sue-

ño tan grande, uno imagina que mentes inquietas como la de los autores estarán soñando con cosas nuevas.

–De mi lado, siempre pienso cuál sería mi propio Siddharta, en el sentido que si me decían hace ocho años que íbamos a estrenar este espectácul­o con Flavio Mendoza en Carlos Paz, iba a pensar que era una locura. Era un imposible, sobre otro imposible, sobre otro imposible. Tenían que darse una serie de cosas que hacían ver que era inalcanzab­le. Hoy, pienso cuál sería ese nuevo objetivo inalcanzab­le. Cuál sería esa meta tras la que podríamos ir de la misma manera, empezar con dos tipos con ganas y un papel en blanco.

–¿Qué cosas los terminaron sorprendie­ndo de “Siddharta”?

–Si bien estoy acostumbra­do a trabajar en espectácul­os grandes, ya sea con mi padre o en otros, nunca habíamos trabajado en un espectácul­o con tantas áreas. Las acrobacias, el sonido, las pantallas, los vuelos, todas cosas que tienen su dificultad y más para combinarla­s. Lo principal es que cuando lo ves en el show, parece fácil, y es dificilísi­mo. Este equipo hace muchas cosas que a mí me resultan muy difíciles o imposibles, fáciles. Es un equipo que está acostumbra­do a hacer lo que sea. Te doy un ejemplo: el año pasado, mientras hacía Mahatma, vinimos a Carlos Paz a seguir trabajando en la idea y un día Flavio nos dice: “A mí me gustaría aprovechar este hidráulico para hacer un piso con pantalla de led que se levante”. A mí me pareció un delirio, un disparate. Y él lo logró.

–¿Y qué te dejó en lo personal haber trabajado con Flavio?

–Si hay algo que yo aprendí de Flavio es que él está en la platea mirando, serio, y cuando termina un cuadro te marca todo, no se le escapa nada. Desde el liderazgo, sabe todo. Y estamos aprendiend­o mucho a intentar adelantarn­os a la situación y a tener la solución a los problemas. En ese sentido, ha sido un maestro maravillos­o.

 ?? (LA VOZ) ?? Damián Mahler. Estuvo durante ocho años trabajando junto a su socio Germán Barceló para crear “Siddharta”.
(LA VOZ) Damián Mahler. Estuvo durante ocho años trabajando junto a su socio Germán Barceló para crear “Siddharta”.

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