Querida, encogí los envases
consultora Indecom, el 80 por ciento de las marcas de consumo masivo en Argentina achicó los envases o bajó el contenido de sus productos. El informe asegura que la reducción llegó a todos los rubros: pañales, jabones, tabletas para mosquitos, galletitas, helados, yogures, entre otros.
En algunos, se reduce el número de unidades; en otros, el peso neto; y en otros, la cantidad de centímetros cúbicos. En ciertos productos embolsados, como los snacks ,la estrategia pasa por colocar más aire dentro del empaque, reduciendo el contenido. Visualmente, no se detecta ninguna diferencia, pero el peso neto es menor. En otros casos, la baja en el número de unidades o de peso es justificada por cuestiones de salud, promocionando una reducción de las calorías. O por la comodidad supuestamente reclamada por los consumidores de acceder a productos más pequeños y fáciles de manipular.
Con menos contenido, el precio también baja. O, la mayoría de las veces, no sube. Uno se lleva a su casa (casi) el mismo producto, y paga lo mismo. Chau, no hay inflación. Eso parece.
Las entidades de Defensa del Consumidor hablan de que, en realidad, se trata de un aumento de precios encubierto. Por envase, el precio del producto baja o se mantiene, pero por unidad de medida (gramos, cantidad, centímetros cúbicos) aumenta.
Por suerte, en los últimos años el consumidor argentino –demasiado acostumbrado a chequear y a comparar precios– se volvió más racional y advierte rápidamente estas estrategias de muchas empresas. La obligación de los supermercados de colocar junto al precio de un producto el costo por unidad de medida, es de gran ayuda en este sentido. El problema es que, luego de ello, no hay mucho más para hacer que seguir comprando esos productos, pagando cada vez más por el envase que por el contenido. La legislación argentina no obliga a las empresas a informar si aplican cambios en los empaques de sus productos, sean subas o reducciones. La cosa termina así en una protesta estéril, que no deja contento a nadie.
Como en aquella recordada película de la década de 1980 en la que Wayne Szalinski (el padre de familia interpretado por Rick Moranis) le avisaba a su esposa: “Querida, encogí a los niños”. Pero en el caso de los envases, nadie avisa nada.