Dos barrios que piden a gritos seguridad tras el crimen
El asesinato del jubilado Bruno Picco fue el límite a la paciencia por una sucesión de delitos. Los vecinos de General Paz y de Juniors protestaron ayer por la inseguridad.
Aplauden, algunos lloran, otros siguen mirando en silencio la escena. No gritan ni hablan. El crimen del jubilado de
68 años los dejó mudos.
Los vecinos de barrio General Paz y Juniors manifestaron ayer su indignado pedido de seguridad en una asamblea convocada por el grupo de WhatsApp que reúne a
193 personas. Se juntaron en el puente de la avenida 24 de Septiembre.
La noticia del fusilamiento de Bruno Octavio Picco, jubilado bancario que encontró a sus asesinos al salir de un banco, en la siesta del jueves, los indignó.
“¡Seguridad!”, gritó uno y los demás se sumaron como si se desahogaran. Los autos acompañaban con sus bocinas.
Gimena Oller contó que hace 15 días, un domingo a las 19, decidió ir a comprar un kilo de helado. Eso hizo, pero al volver encontró la casa “dada vueltas”.
“Me robaron todo. Televisores, play, dinero en efectivo, ropa, perfumes. A mi marido no le dejaron ni las medias”, relató.
Cuando llegó a su casa, los ladrones estaban adentro del domicilio.
“Lo que pasó es que demoraron más en llegar los móviles que los asaltantes en irse”, aseguró.
“Soy Natalia Montes y vivo hace tres años en el barrio”, empezó a contar otra de las manifestantes.
“Sufrí dos robos consecutivos: una entradera y un arrebato en el que me quitaron la cartera. En la entradera le perforaron el cráneo a mi expareja, desvalijaron toda la casa y se robaron un auto. Jamás dimos con los ladrones”, relató. Junto con el auto se llevaron mi celular con un programa de seguridad que sirvió para rastrear el aparato, pero la Policía no hizo nada con la información”, se quejó.
Donato Latella Frías, presidente del centro vecinal de General Paz, llegó al lugar pero los vecinos lo recibieron con silbidos. En medio de la discusión, pidió tranquilidad y no denunciar que la Policía actúa mal.
Un fuerte enfrentamiento fue seguido por los gritos de vecinos que le pedían que se fuera, aunque el referente intentó hablar.
“Nos están matando, hermano, nos están fusilando”, le decía una vecina a los gritos. Los vecinos le reclamaban que ayer por la mañana el vecinalista dijo que en su barrio no había inseguridad.
Omar tuvo otra experiencia. “El viernes 1° de febrero estaba en las sierras y me avisaron que se disparó la alarma a las 2 de la madrugada. Como es monitoreada, vino la Policía y pidió por algún familiar. Al entrar, vieron que estaba limada una reja de un dormitorio y por allí entraron ladrones”, describió Omar. Aquel día le revolvieron los cajones, las valijas, el placar, y él piensa que los desconocidos buscaban dinero o joyas. A raíz del sistema de alarmas, no pudieron concretar el robo, pero dejaron descolgado un televisor LCD y agrupada una buena cantidad de ropa, lista para llevar.
“El problema de este barrio es la Costanera, porque roban y en cinco minutos llegan a los barrios Bajo Yapeyú o Müller”, evaluó. En su caso la Policía actuó rápido. Pero comparte la idea del resto de los vecinos. “La inseguridad es un problema. La mayoría vive acá desde siempre y en mi caso, mi papá tiene 101 años y vive en este barrio, así que estamos muy preocupados”.
Al cierre de esta edición, la Policía de la Provincia no contaba con indicios, sospechas ni detenidos por el asesinato del jubilado. Las cámaras de seguridad instaladas en esa esquina, a metros del Centro Cívico, habrían registrado el caso. También las de un banco próximo. Esta es la expectativa que tiene Claudia Palacios, fiscal de la causa, de poder avanzar en la identificación de los motochoros.
Sin novedades en la investigación Expectativa en las imágenes de cámaras de seguridad.