La Voz del Interior

Fervor por Talleres

Ya se vendieron 25 mil entradas para el partido contra Palestino

- Hugo García hgarcia@lavozdelit­erior.com.ar

La historia de Guido Herrera y de Mauricio Caranta en Talleres podría venir a hacer justicia sobre aquel manual del buen compañero, ese que, por culpa del modelo “solamente sirve ganar”, quedó guardado bajo siete llaves a la espera de que algunos locos se atrevieran a romper los cerrojos y lo rescataran a tiempo.

Es el caso de los arqueros albiazules, quienes cuando llegaron al club subieron a escenarios totalmente distintos. Sus carreras y trayectori­as eran diferentes y quienes más los El equipo entrenó ayer y lo hará en el predio de Belgrano. conocían jamás podrían haber acertado al desarrollo de su vida juntos en Talleres. Nadie podía imaginarse que el muchachito de la película iba a ser el más joven e inexperto y que el más curtido y glorioso iba a dejarle su lugar. Y lo más valioso: lejos de convertirs­e en un líder negativo, Caranta ayudaría al pibe hasta que se convirtier­a en un arquero de selección, con una cláusula de rescisión de contrato de 10 millones de dólares.

Para ambos, Talleres siempre fue prioridad. Como el hecho de ser profesiona­les.

Basta con fijarse en cada entrenamie­nto y en cada calentamie­nto precompeti­tivo, cómo tiran hacia adelante. Guido viene de ser clave en la clasificac­ión de Talleres a la Copa Libertador­es al anotar, de penal, en el 2-2 con Olimpo de la Superliga anterior.

Y, ahora, gravitó lo suficiente como para cerrar su arco ante los avances de São Paulo, en la Fase 2, y así cruzar a la siguiente en la que enfrentará a Palestino. Caranta llegó como figura en 2016; Herrera fue apuesta.

Caranta, en tanto, volvió a jugar ante Atlético Tucumán y Huracán, por Superliga, y estuvo a la altura del mejor Caranta para cerrar el arco albiazul.

Aquel primer día

El veterano, que había surgido de Escuela Presidente Roca e Instituto y traía la gloria de haber ganado la Copa libertador­es con Boca, llegaba como uno de los fichajes estrellas, junto a Pablo Guiñazú, para intentar devolver a Talleres a Primera.

El pibe de Río Cuarto se había formado en Belgrano y como había quedado libre, se fue a Defensores de Belgrano de Villa Ramallo, donde supo amargar a Talleres. Es más, en redes sociales, se había mofado de la “T” con distintos comentario­s tras enfrentarl­o en inferiores y en el Federal A.

En ese primer entrenamie­nto de la Boutique, posterior a la pretempora­da en Santa Fe, la gente se agolpó en los portones y contra el tejido perimetral para saludar a Caranta y también a Gonzalo Klusener, quien había vuelto al club. Herrera, en tanto, había salido por otra puerta para evitar el contacto con muchos hinchas que se habían manifestad­o en contra de su llegada a Talleres. Así de increíble resultó todo.

La convivenci­a

La historia cambió el 9 de abril de 2016, cuando Caranta se lesionó ante Almagro y Herrera ingresó al equipo para jugar esos minutos finales del partido en el Kempes y cuyo marco era la B Nacional.

Una vez recuperado Caranta, Kudelka le dio continuida­d a Herrera. Desde ahí tuvo la prioridad y Caranta debió esperar su oportunida­d. Salvo en los partidos de Copa Argentina ante Defensores de Belgrano y Gimnasia de Mendoza ya no volvió a atajar. Pero se hizo líder en el grupo. Aún es muy recordada su arenga el día del ascenso ante All Boys, el 6 de julio de ese 2016.

“¿Saben qué muchachos? Se van a cumplir cinco meses desde que se formó esto. Y ven a la gente de ahí. Muchos no sabemos sus nombres. Son dirigentes, utileros, masajistas, kinesiólog­os, los doctores, cuerpo técnico, los jugadores. Cinco meses, muchachos. ¿Saben qué formamos? Una familia. Una familia, viejo. ¿Saben por qué? Porque nos eligieron. Porque nos cuidaron. Porque hacen todo para que a nosotros no nos falte nada. Nada, viejo. Y eso, me hace sentir orgulloso. Orgulloso de ser parte de ustedes. ¿Saben por qué? Porque se hicieron cargo de algo, que en 102 años no pasaba en este club”, fue parte de la arenga de Caranta, que ese día fue suplente.

Es más, junto al entrenador de arqueros Gustavo “Mono” Irusta trabajaron a destajo. Para no bajar los brazos y para potenciar a Herrera que era presente y futuro. El progreso fue notable. No habría sido posible este Herrera sin Caranta y viceversa. Porque la convivenci­a en un mundo de egos, cada vez es más difícil en los planteles. Y más en un puesto que ofrece a una competenci­a directa como es el del arquero.

¿Qué dice uno del otro? “Caranta no me sorprende. Entrena como un animal. Me pone muy contento que en los dos partidos le haya ido muy bien y termine con la valla en cero”, dijo ayer el ex-Belgrano, en la conferenci­a de prensa que se hizo ayer a la mañana tras la práctica realizada en la Boutique de barrio Jardín.

“Caranta es alguien de quien aprendo día a día. Siempre le

 ?? (RAMIRO PEREYRA) ?? Con fe. Un hincha de Talleres hace la seña de la “T”, ayer en la sede social del club, frente a la plaza San Martín, donde se formaron largas colas para comprar entradas.
(RAMIRO PEREYRA) Con fe. Un hincha de Talleres hace la seña de la “T”, ayer en la sede social del club, frente a la plaza San Martín, donde se formaron largas colas para comprar entradas.

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