La función social de la escuela de los pobres
cuenta el Estado para llegar a esas familias.
En Argentina, hoy, la mitad de los menores de edad son pobres. Cuando se educan, lo hacen en estas escuelas en una alta proporción. La alimentación y el control sanitario de muchos de ellos también dependen enteramente del colegio.
En no pocos casos, la escuela también opera como un espacio de contención para familias cruzadas por situaciones extremas, ya sea de violencia o de carencias. Por todo ello, el equipo directivo y sus docentes se convierten en una referencia obligada para niños y adultos del sector.
En esa escuela, hay un tiempo y un espacio –el aula– para que los niños puedan expresar todo lo que perciben de la realidad en la que viven. Sería imposible dar clases obviando esas vivencias que suelen ser tan extremas y que ellos pueden comprender y explicar. De hecho, la mayoría de estas escuelas, alguna vez en los últimos años tuvo que suspender sus actividades por la violencia del entorno barrial.
En consecuencia, los dos principales objetivos de estos centros educativos son la inclusión y la contención. Todo lo demás queda supeditado al devenir de los acontecimientos.
Si hay que cuidar, alimentar, permitir que pongan en palabras lo que viven a diario, atender a los que presentan algún cuadro clínico, además de estar conectados con el medio social para proteger a la población escolar de regulares episodios violentos en los que un grupo de pobres se enfrenta con la Policía o con otro grupo de pobres, entonces los aprendizajes puramente escolares están obligados a quedar en un segundo plano.
Por cierto, se genera así otro tipo de atraso que los deja en un segundo plano social más complejo: los jóvenes pobres, por más que se esfuercen en terminar el secundario, no pueden sostenerse en la universidad.
Por todo ello, los presupuestos educativos debieran contemplar de una manera diferenciada la realidad de estas escuelas. Necesitan, como mínimo, más docentes, equipos profesionales multidisciplinarios, obras de infraestructura y materiales de apoyo para sostener su invaluable función social.