La Voz del Interior

“El Toto” Berizzo, la apuesta bielsista de Paraguay

- Luis Heredia lheredia@lavozdelin­terior.com.ar

Eduardo Berizzo, al frente de la selección de Paraguay, es la expresión más contundent­e del bielsismo en la Copa América, más allá del deseo de Scaloni de que el selecciona­do argentino juegue como el que alguna vez dirigió “el Loco”.

“El Toto” pertenece a la generación que el propio Marcelo Bielsa reclutó para la inferiores de Newell’s a principios de los ‘90, entre los cuales también estaba Mauricio Pochettino. Pero a diferencia del entrenador del Tottenham que niega estar en la línea de su descubrido­r, el cordobés de Cruz Alta siempre que tiene un micrófono a mano ratifica su profesión de fe bielsista a la que entiende como una corriente casi filosófica dentro del fútbol.

Como jugador se formó en Newell’s, y de Rosario viajó a México para jugar en Atlas de Guadalajar­a, con Bielsa como DT. Después siguieron River, donde encadenó varias vueltas olímpicas, un paso breve por Olympique de Marsella, cinco temporadas en Celta de Vigo y, finalmente, Cadiz. También fue jugador del selecciona­do en las últimas dos Copa América del siglo 20.

Testimonio­s de su época de jugador señalan que Berizzo se destacaba más por su lectura del juego y reflexione­s tácticas durante los partidos que por su desempeño como jugador, rol para el cual también estaba dotado. Era un DT en potencia y Bielsa, que supo aprovechar estas condicione­s, lo llamó para que fuera su ayudante de campo en su exitoso paso por Chile. “El Toto” valoró esos años al lado de su maestro y luego se lanzó solo. Pasó con más pena que gloria por Estudiante­s de La Plata, le fue mucho mejor en O’Higgins de Chile, en donde salió campeón, logró tres temporadas muy buenas en Celta, luego tuvo un paso por Sevilla y finalmente por Athletic Bilbao, donde una mala racha (dos victorias en 15 partidos) terminó con su despido a fines del año pasado.

Ahora tiene a su mando a Paraguay, con el objetivo de clasificar a los guaraníes para Qatar 2022. Antes de esta Copa América sumaba cuatro partidos amistosos con dos derrotas contra Perú y México, un empate con Honduras, y una victoria sobre Guatemala. Los guaraníes vienen a los tumbos desde que finalizó el ciclo del “Tata” Martino: no se clasificar­on para los mundiales de Brasil y de Rusia, y suman seis DT desde 2011 hasta esta parte. El último fue el colombiano Juan Carlos Osorio: duró cinco meses.

Pero además se encontró con un comité de bienvenida unipersona­l nada amable encabezado (y conformado) por el ruidoso José Luis Chilavert, quien convertido en lobista “pro entrenador paraguayo” para la selección lo recibió con una batería de críticas y ninguneos. Mientras el presidente de la Asociación Paraguaya, Robert Harrison, dijo estar “contento por haber contratado un técnico muy bueno, de la escuela de Bielsa”, y que no es lo ideal cambiar de DT cada cinco meses, el exarquero tiró frases del tipo “se cometió otro error”, “la selección está de subasta”, “Berizzo no tiene méritos para dirigir a Paraguay”, “no lo conoce nadie”, “fue a varios clubes de Europa y fracasó en todos”, “así es imposible apoyar a la selección”.

El clima laboral no es el mejor para “el Toto” en su nuevo destino, y las expectativ­as están puestas en lo que pueda lograr en esta Copa América (no arrancó bien con el empate 2-2 frente a Qatar) y sus consecuenc­ias en el proyecto de mediano plazo de dirigir al equipo en las eliminator­ias rumbo. Dicen los que lo conocen que a pesar de ser bielsista “no se pone loco”, una virtud que lo puede ayudar a manejar las cosas dentro y fuera de la cancha.

Qué rápido se fue la selección argentina a vivir en la urgencia. Un estreno infortunad­o nos llevó “ahí”. A ese mundo de desolación futbolera que prueba que con tener a varios de los mejores jugadores del mundo no es suficiente para formar un equipo que nos permita despegar. Es más, la imagen de nuestra selección reflejada en la de otras nos desnuda más. Nos devuelve el dibujo de un “rico pobre”.

Hasta el propio Maradona ofrece un mensaje apocalípti­co en el que sentencia que nos puede ganar “hasta Tonga” y en el que subraya que la camiseta la sentían otras generacion­es, menos la actual o la anterior.

De la misma manera que hay otros próceres de nuestra selección que dijeron que Sergio Agüero y Ángel Di María no deberían haber sido convocados y ciertos operadores pidiendo el regreso de Alejandro Sabella por el inexperto Lionel Scaloni. Los mismos que decían que debía irse cuando era el DT porque estaba viejo y no podía conducir a Messi y a los que más jugaban con él. Sí, la fórmula del “10 y 10 más” que puede ser más que cualquier selección y con cualquier DT. Ah... y sin dejar de mencionar la infaltable como innecesari­a comparació­n entre Messi y Maradona porque no le

sirve a nadie.

Esas no son las discusione­s que se necesitan ahora, ni mucho menos. No hay fútbol posible con ese tipo de razonamien­tos. No lo es, para dejarlo claro. Lo preocupant­e es que así se haya comunicado durante tanto tiempo desde la directiva de AFA y que la prensa haya alimentado esos debates.

La coyuntura que vive nuestra selección no es apocalípti­ca ni mucho menos. Correspond­e a una etapa de refundació­n en la que hay un DT joven y jugadores casi con la misma edad, y juveniles que se van a equivocar más de lo que van a acertar. Y que hay que comunicarl­o así y por parte de la AFA. ¿Tan difícil era decirlo para Claudio Tapia? ¿O era mentira lo de la refundació­n? Porque así, parece presentado como un parche hasta después de la Copa.

Todos saben que erraron. Scaloni jugó a lo que no sabían Paredes, Lo Celso y Suárez. El intento de alcanzar una identidad se perdió al intentar un regreso de los históricos. Así de un partido a otro pasamos a vivir el miedo de quedar eliminados. Como en Rusia. De la misma manera que un triunfo nos llevará a pensar en el título. Seguimos igual.

SE PASA DE UN MAL RESULTADO CERCANO A LA ELIMINACIÓ­N A UN TRIUNFO QUE TE DEJA CERCA DEL TÍTULO.

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