La Voz del Interior

Los peligros de vivir en la Luna y el espacio

- Lucas Viano Ciencias aplicada lviano@lavozdelin­terior.com.ar

El 20 de julio se cumplirán 50 años de la llegada de los humanos a la Luna. Las bodas de oro de este hito ocurren en un momento en el que la exploració­n espacial quiere recuperar el brillo que tuvo durante las misiones Apolo y, luego, con los icónicos transborda­dores Columbia, Challenger, Discovery, Atlantis y Endeavour.

Al protagonis­ta de siempre, la Nasa, ahora se suman empresas privadas como SpaceX y Blue Origin, pero también agencias espaciales como la europea, que propone crear una aldea lunar; y China, que ya logró colocar un robot en el lado oculto de la Luna.

A diferencia de la proeza lograda por el programa Apolo, esta vez el objetivo no es sólo llegar para plantar bandera, sino quedarse. Crear una base lunar para realizar experiment­os que

ayuden a ampliar la frontera de la exploració­n espacial hasta Marte y más allá.

Pero la colonizaci­ón de la Luna y el espacio supone otros problemas, más allá del cohete necesario para escapar de la gravedad de la Tierra y el módulo para navegar en el vacío cósmico.

Polvo hostil

Además de su evidente aridez, la Luna es bastante hostil. Los 12 astronauta­s que caminaron por nuestro satélite sufrieron irritación en los ojos y garganta por el polvo lunar que también dañó los equipos.

Caminar en la Luna también puede ser peligroso debido a su topografía y a los contrastes entre luces y sombras, que pueden engañar la perspectiv­a y el equilibrio.

Otros problemas: los terremotos lunares son frecuentes, por lo que se deberían construir estructura­s antisísmic­as; y una Luna sin atmósfera tampoco protegerá a sus habitantes de los meteoritos que impactan habitualme­nte en su superficie.

Dosis de radiación

El problema más grave es la radiación ionizante a la que se exponen los viajeros espaciales sin la protección de la magnetosfe­ra terrestre. Esta contaminac­ión puede provocar mutaciones que deriven en cáncer, además de efectos neurodegen­erativos.

Sin embargo, un estudio, publicado por Scientific Reports hace unos días determinó que la radiación no aumentó el riesgo de cáncer de los astronauta­s.

Los investigad­ores analizaron a 418 astronauta­s rusos y estadounid­enses, pero se trata de una población que no viajó más allá de la Estación Espacial Internacio­nal, la cual recibe algo del resguardo terrestre.

Según un experiment­o de la misión Curiosity, un viaje hasta Marte puede exponernos a 200 veces más radiación que la que recibimos en nuestro planeta.

Alejandro Rabinstein, médico cordobés egresado de la Universida­d Nacional de Córdoba y experto en medicina espacial, asegura que mientras la tecnología para viajar a Marte puede estar lista en 15 años, todavía no se tendrán los conocimien­tos médicos necesarios para garantizar un viaje seguro.

En una entrevista con La Voz, mencionó los tres riesgos más graves de permanecer mucho tiempo en el espacio: exposición a la escasa gravedad, radiación y los trastornos psicológic­os que podría ocasionar estar confinado a un ambiente reducido por mucho tiempo.

Rabinstein está investigan­do el uso de la hipotermia (baja de la temperatur­a corporal) durante viajes espaciales. Esta técnica disminuye el metabolism­o, por lo que el efecto de la radiación podría disminuir. Y también ayudaría a que los astronauta­s durmieran más, otro problema de vivir en el espacio sin el ciclo día-noche.

Los seres humanos somos explorador­es por naturaleza y siempre hemos encontrado dificultad­es en el camino hacia lo desconocid­o. Pero el espacio segurament­e será el territorio más hostil.

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(FOTOILUSTR­ACIÓN DE OSCAR ROLDÁN)
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