La guerra del “streaming” terminará con el reinado de Netf lix
La anunciada salida de “Friends” y de “The Office” de Netflix puede ser el principio del fin. La lucha de grandes grupos por conquistar la audiencia pondrá en aprietos a usuarios.
Además de Friends yde The Office a fin de año –los programas más populares de la plataforma–, Netflix empezará a perder muchísimo contenido en los meses que vienen, en paralelo al desarrollo y expansión de los principales competidores del jugoso mercado mundial del streaming.
Sin estas series, y con la segura pérdida de los contenidos de Disney, de Marvel y de Star Wars, que engrosarán Disney+, Netflix tendrá que reenfocarse en la producción original que le ha dado buenos resultados pero que no es superior al 10 por ciento del total de su catálogo.
Si pudiéramos quitar de la ecuación el costo económico de contar con un montón de plataformas para no quedar fuera de “la conversación”, no hay que olvidar el esfuerzo que le produce al espectador enfrentarse a la saturación de la oferta, a la multiplicación de las claves por memorizar y a la confusión por conocer dónde está el contenido que quiero.
Además, lamentablemente no podemos quitar de la ecuación el costo económico.
Hoy, contar con Netflix, con HBO, con Fox, con Amazon Prime Video y con el cable tradicional (noticias para los grandes, dibujitos para los chicos, películas para todos, entre otros) no costaría menos de 2.500 pesos mensuales, y ni hablar de si queremos contenidos especiales como el fútbol.
El panorama es ciertamente desolador. ¿Tendremos que contratar HBO Max para ver Friends, Netflix para ver Stranger Things, Hulu para El cuento de la criada, HBO para Westworld, Flow para El Tigre Verón, el cable para Monzón, la serie y Amazon para El Señor de los anillos ? No se parece en nada a la practicidad que supuso la llegada de Netflix.
La incorporación de la aplicación de Netflix al sistema de Flow podría ser un indicio de la respuesta a tantos interrogantes que se abren: que cada uno de los servicios se incorpore a un sistema generalista como el que conocemos, con un costo adicional, sería más o menos similar a lo que fue siempre el cable con sus paquetes de señales premium.
La puerta de salida del laberinto no parece otra que un sistema básico y accesible que cubra los intereses generales de una familia tipo, y la proliferación de contenidos personalizados para cada uno. Incluso llevado al extremo de pagar sólo por producciones específicas (un partido de fútbol determinado, un filme, una serie).
Sólo con Netflix no alcanza, menos si la sangría de contenidos no es reemplazada por mucha, buena y exitosa producción original para la plataforma.
Viejo modelo, tiempo nuevo
El “modelo Netflix”, exportado hacia muchísimas áreas del entretenimiento (Turner lanzó Gloud para videojuegos y pronto Google con Stadia), está a punto de llegar a su fin después de un veranito cálido para los usuarios.
Si los jóvenes ven el cable como una rareza vintage, asimilada a una pantalla estática en el living de casa, impráctica para los modos de consumo de las nuevas generaciones, hoy parece que el cable “sin cable” puede dar una mejor respuesta.
Lo importante, a fin de cuentas, es ver los contenidos en el momento que uno quiere y en el dispositivo que uno desee, y que nos solucionen el problema de las horas perdidas buscando algo que sea de nuestro agrado para ver.
El panorama es tan cambiante como la tecnología, y nuestra elección final dependerá de la habilidad de los grandes grupos en pugna por entender el nuevo negocio que existe detrás de conquistar nuestro tiempo libre.