Un sector en el que las mujeres se sienten desprotegidas
En los dos puentes que circundan la Estación Terminal de Ómnibus de la ciudad de Córdoba, la inseguridad es moneda constante desde hace tiempo, según reconocen comerciantes del sector y transeúntes que pasan por allí de manera frecuente.
La violación de una joven ocurrida en la madrugada del domingo último abrió ahora un sinnúmero de interrogantes entre las mujeres que trabajan a diario en los negocios del lugar.
El miedo y la indignación se mezclaban ayer con el desconocimiento de lo sucedido entre algunas empleadas de los locales de la terminal.
Vanesa trabaja desde hace algunos años en un negocio de venta de alfajores y dice que tiene suerte porque vive en las afueras de la ciudad de Córdoba, por lo que llega y se va de su puesto laboral en los mismos colectivos que parten desde las dársenas, a unos metros de donde pasa la mitad del día.
“Cuando la gente me pregunta por dónde salir de la terminal, siempre les indico que lo hagan por la parte vieja, que es más seguro”, afirmó la joven, que agregó que toda el área que rodea la estación es problemática.
“Es peligroso salir de acá en horarios nocturnos y llegar a la madrugada”, expresó, y contó que, si bien se cuidan entre los empleados y hay un sistema de seguridad privada en el interior de la terminal, esas medidas son insuficientes.
“Hubo asaltos, amenazas con cuchillos y problemas de ese tipo en la parte externa del edificio”, explicó.
“Es lamentable lo que pasó con esta pobre chica que venía a trabajar”, se quejó.
Otra joven que atiende un quiosco en el mismo centro comercial admitió que no tenía conocimiento de lo que sucedió el domingo a la madrugada en los alrededores de la terminal.
“Yo tengo la suerte de que me vienen a buscar porque salgo muy tarde a la noche, pasadas las 23. Pero mis compañeras, que entran temprano a la mañana, me cuentan que en la zona hay muy poca vigilancia y es complicado llegar cuando no hay luz del día”, manifestó.
Cuando cae el sol
Cuando anochece, la terminal se va poblando de personas en situación de calle que buscan el abrigo de la calefacción del centro comercial y de las salas de espera de pasajeros.
“Hace un tiempo decidieron cortar la calefacción por la noche para que no se llene de indigentes”, contó la empleada de un local. “Nos quejamos y la volvieron a poner en funcionamiento”, dijo.
Al recorrer ayer la zona por la que caminó la joven que fue víctima del caso de violación el último fin de semana, La Voz pudo advertir que la vigilancia policial es escasa, y en rincones más oscuros y apartados pernoctan personas en situación de calle.
A Hugo y a Federico, dos linyeras que viven en uno de los puentes del sector, les cayó la Policía el mismo domingo a la mañana. “Estábamos durmiendo y me empezaron a pegar en la espalda”, denunció Hugo entre lágrimas. “Qué vamos a violar nosotros si apenas podemos caminar”, afirmó.
Un hombre oriundo de Santa Fe que vive en las calles de Córdoba desde hace tres meses afirmó que se le acercó un grupo de policías que le mostraron un identikit del presunto agresor de la joven y que él pudo reconocerlo. “Yo les dije que lo había visto por acá”, afirmó.
Sin embargo, el dato por ahora no dio resultados.