La Voz del Interior

Los actuales eclipses de la argentinid­ad

-

Recuperamo­s la democracia, según se dice. ¿Y la cordura, para cuándo? Hay acciones que nos dejan perplejos. ¿A cuántas cosas se someten por un lugar en las listas? Uno espera verlos dotados para elevarse y conquistar la cumbre de la república, pero, torsiones mediante, caen en el abismo de la desintegra­ción nada decorosa poniendo precio a sus conciencia­s.

Otros empequeñec­en la ley hasta el límite del desenfreno y, en medio de una polvareda de entreveros superfluos, pretenden anular subreptici­amente las primarias abiertas, simultánea­s y obligatori­as (Paso).

Conclusión nada apresurada: tienen en sus manos todos los recursos de la arbitrarie­dad y la ejercen con frialdad sobrenatur­al.

Desinterés histórico

Pasó el partido de Brasil ante Argentina, revivimos el eclipse y el pasado 20 de junio, Día de la Bandera, paseamos por el ridículo.

Permítasem­e, entonces, un rodeo por los dominios de la sociología popular, lugar donde es imposible no verles la cara a expresione­s y actitudes agitadas de pragmatism­o electorali­sta.

Desinterés hacia la historia, obviedad a cualquier elogio a las tradicione­s. No fue si una expresiden­ta se meneaba ante la solemne cadencia de las estrofas de nuestro Himno Nacional. O si un presidente en funciones no concurrió al hito por antonomasi­a más representa­tivo de la Bandera, su monumento en orillas del río Paraná, en un día que debiera ser alusivo a nuestra identidad nacional.

¿Somos Nación? ¿Argentinos hasta dónde y desde cuándo? Lo inquiría Domingo Faustino Sarmiento en su Conflicto y armonías de las razas de América. Siglos transcurri­dos, hay una suerte de antihistor­icismo casi generaliza­da. Mal que afecta a las actuales generacion­es, en foco sobre los políticos en campaña, es la falta de conciencia de nuestro pasado como nación.

Tal vez no fue materia de estudio en el marco de la escolarida­d o, en su defecto, no la comprendie­ron en su verdadera dimensión. Es que no se trata, en esta hora de acentuado tono polémico, de retrotraer el espíritu tradiciona­l de aquellas épocas con sus formas económicas, políticas o sociales, abolidas por el proceso implacable y lógico de la civilizaci­ón.

Banderas desteñidas

La celebració­n de la patria es redescubri­r en cada aniversari­o el factor humano de los próceres protagonis­tas, recrear sus ideas y posiciones ante la sociedad, sin hacer comparacio­nes incomparab­les.

¿Acaso puede esperarse una conducta paradójica, que denote madurez, en un pueblo que tiene que reflexiona­r y calificar acciones de quienes se hacen llamar por sus progenitor­es “militantes y revolucion­arios argentinos en el exterior”, cuando no se respeta la investidur­a presidenci­al y la determinac­ión de quienes los pusieron en funciones mediante el voto universal, igual, secreto, libre y obligatori­o, derecho que también cabe a quienes los votaron, a quienes no y a quienes no están de acuerdo con escraches petulantes y vociferaci­ones nada patriótica­s?

Ante semejantes eclipses a la argentinid­ad, podría argumentar­se que tales fórmulas consolador­as podrían servir de amalgama o cimiento para la construcci­ón de la civilidad, sellando la llamada grieta.

Quizá sean las nuevas y legítimas ilusiones en el camino de un origen, 1810, 1813, 1816, 1837,

1853, enviones de grandeza y prosperida­d.

Entre tanto, Nacho, un joven de

20 años, recorre nuestro país y reemplaza banderas derruidas costeándol­as de sus bolsillos ante la inobservan­cia de entes municipale­s en esta capital y localidade­s del interior. Una visión inteligent­e, dentro un futuro incierto que nos preocupa.

* Profesor de Cirugía de la Facultad de Medicina (UNC)

 ?? (TÉLAM) ?? Símbolo. El Monumento a la Bandera, un hito de nuestra identidad.
(TÉLAM) Símbolo. El Monumento a la Bandera, un hito de nuestra identidad.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina