Le prestó el vientre a su mejor amiga
Roxana le ofreció a Soledad la posibilidad de tener una hija.
Dos amigas inseparables desde hace 14 años tienen, a partir del 3 de junio pasado, un motivo más (y enorme) para estar unidas de por vida. Se llama Isabella. Es la hija de Soledad, pero estuvo nueve meses en el vientre de Roxana, quien la dio a luz para que su amiga pudiera ser mamá.
Es el primer caso en Córdoba de una niña nacida por subrogación de vientre. Un fallo judicial respaldó la decisión nacida de una íntima relación de amistad. Un gesto que emociona a sus protagonistas y que eleva a la máxima potencia el concepto de amistad.
Las dos mujeres viven en Villa Nueva, ciudad vecina de Villa María, a 150 kilómetros de la capital cordobesa. Se conocieron en su lugar de trabajo hace casi una década y media. Desde un primer momento lograron una excelente afinidad. La amistad se hizo fuerte y extendida fuera del ámbito laboral. Empezaron a compartir cada vez más momentos de sus vidas.
Entre esas vivencias hubo buenas y malas. Por ejemplo, la búsqueda de Soledad Gutiérrez (33) y de su marido Jorge para tener un hijo no prosperaba. Innumerables intentos y estudios fueron reduciendo las posibilidades de un embarazo.
“Desde que empezamos nuestra amistad, vivimos desde ambos lados todas las situaciones. Yo tuve seis pérdidas de embarazos desde 2005. Hace ocho años me descubrieron trombofilia. Me empezaron a tratar, pero volví a perder. Tenía miomas en el útero”, cuenta Soledad.
En noviembre de 2014 hizo el último intento con un tratamiento de fertilidad. Pero sufrió hemorragias importantes y tuvieron que sacarle el útero.
Frente a ella, Roxana Romagnoli (37) vivía cada situación como propia. Pensaba todo el tiempo en cómo ayudar a que su amiga pudiera cumplir su sueño de ser madre. Lo conversó una noche con su esposo Raúl. También fue parte de la charla Joaquín, el hijo de ambos, de 19 años.
Roxana imaginó que la mejor forma para que su amiga fuera madre sería que ella le prestara su vientre.
“Por la Negra, sí”, le respondió su marido. Y la gesta de amistad se puso en marcha.
La Voz reunió a Soledad y a Roxana, con Isabella en el medio, como emblema, para contar sus historias en este Día de la Amistad.
Del no al sí
“Me sigo emocionando cada vez que hablo de esto”, admite Roxana con la voz cortada, entre lágrimas. “Ellos nunca me lo propusieron. Fue algo que me salió. Fue amor. Era la forma de que ellos pudieran ser padres”, revela.
Más allá del profundo deseo de ser madre, Soledad dijo primero que no. Sabía que su amiga también estaba buscando un segundo hijo, y no quería “ocuparle” su vientre para un embarazo “ajeno”.
“Habíamos pensado en esa alternativa, pero no con ellos”, apunta Soledad. “Siempre se lo comentaba a ella, pero sin pensar en que fuera quien prestara su vientre”, agrega.
Las chances se acotaban y los pronósticos médicos eran cada vez menos auspiciosos. Ante la insistencia de Roxana, Soledad accedió: “Ellos estaban seguros de llevar el embarazo, y decidimos aflojar”.
Primero, fue el paso judicial. Los médicos Daniel y Lucas Estofán estuvieron de acuerdo en acompañar el proceso, pero les pidieron un aval de la Justicia. Buscando casos similares en otras partes del país, dieron con el abogado mendocino Juan Pablo Rojas Pascual, quien hizo la presentación en los tribunales de Villa María.
Una vez iniciado el proceso de fecundación con un óvulo de Soledad y un espermatozoide de Jorge, los nueve meses de embarazo de Roxana fueron a pura emoción, compartida de a cuatro.
“A cada ecografía entrábamos todos. Los médicos no entendían nada. Me hablaban a mí, que estaba en la camilla, pero yo le decía que le explicaran a ella, que era la madre”, relata Roxana sobre la singular experiencia.
“Todo fue muy natural, como siempre en nuestras vidas. Somos inseparables. Vamos a todos lados juntos. Seguimos haciendo nuestra vida normal, sólo que yo estaba embarazada de la hija de ellos”, agrega.
Las amigas cuentan que con sus maridos armaron un grupo de WhatsApp de cuatro, exclusivamente por este tema. Allí Roxana pasaba fotos y videos de cómo se movía la beba, comentaba si tenía antojos y hasta se debatió el nombre que llevaría la nena.
Mientras las mujeres hablan, Isabella duerme cerca de ellas.
En medio de la entrevista con este diario llega el papá Jorge. La beba, de un mes y medio, se despierta y pasa a ser el centro de atención de todos.
Las amigas se turnan para tenerla en brazos, darle el biberón, hacerle mimos. Isabella por fin sonríe. Todos ríen. Son la vida, el amor y la amistad, a pleno.