El responsable del brutal atentado
El terrorista Salman Raouf Salman, un miembro del movimiento chiíta libanés Hizbollah, fue acusado ayer por Estados Unidos de haber sido el jefe operativo de la célula que llevó adelante el atentado de 1994 contra la Amia, que mató a 85 personas y dejó 300 heridos.
Salman, también conocido bajo el alias de Samuel Salman El Reda es uno de los fugitivos más buscados por Interpol. Sin embargo, ha logrado esconderse entre el Líbano y América Latina. Por lo que se sabe, posee múltiples refugios, variadas identidades y durante 30 años logró tejer una red lo suficientemente amplia como para evadir la prisión y armar una estructura de lavado de activos y tráfico de cocaína a su país y desde allí a Europa y Medio Oriente.
Según informó el diario Clarín, el terrorista, que vivió en la Argentina desde finales de la década del ’80 hasta 1994, está casado con una argentina y es padre cuatro hijos. Según informes de inteligencia extranjera y argentina Salman desenterró partes de la bomba que destruyó la Amia de un escondite en el parque Centenario, coordinó la compra de la camioneta Traffic blanca que llevó la bomba de 400 kilos a la puerta de la mutual judía, le enseñó al terrorista suicida que manejó ese vehículo desde el estacionamiento en que estaba guardado hasta la calle Pasteur y huyó de Buenos Aires hacia Foz do Iguazú en un vuelo comercial el mismo día del atentado, apenas dos horas antes de la explosión.
Después de permanecer en la Triple Frontera, el terrorista habría viajado desde allí hacia El Líbano. En la investigación del ataque a la Amia también figuran cruces de llamadas telefónicas entre números de la zona de la Triple Frontera y teléfonos de personas relacionadas con el atentado.
En Argentina
Cancilleres de distintos países, reunidos en el marco de la II Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo, emitieron un comunicado en el que expresaron su “preocupación por las actividades que redes de Hizbollah continúan realizando en algunas áreas del hemisferio occidental” y advirtieron sobre el riesgo de que grupos terroristas puedan ampararse en situaciones de conflicto interno. En ese sentido, citaron como ejemplo a “Venezuela, para potenciar sus actividades delictivas en la región”.
Entre otros países, participaron Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Paraguay y Perú.