Lento aporte del convenio urbanístico por el ex Batallón 141
En la misma intimación en la que Policía Ambiental declaró al municipio infractor y le exigió el cese del vertido de líquido cloacal contaminado, también se le pidió que dé a conocer el plan de obras que se había establecido tras el convenio urbanístico rubricado con la Corporación América por el ex Batallón 141, el 27 de diciembre de 2012.
El acuerdo, que se ratificó por ordenanza 12.148 en el marco del llamado a sesiones extraordinarias de enero de 2013, contemplaba que el holding que comanda el empresario Eduardo Eurnekian se hiciera cargo de la realización de una nueva planta de tratamientos de líquidos cloacales.
Esa era la contraprestación que estableció el municipio para modificar el uso del suelo del megaterreno y quitarle la categoría de espacio verde. En ese predio está proyectado un emprendimiento en el podrán vivir más de 10 mil personas.
En agosto de 2018, tras cinco años sin que se hubiera concretado una inversión por parte de la empresa, se modificó la contraprestación del convenio.
La adenda, que generó gran polémica en el Concejo Deliberante, fue objetada por los bloques de la oposición, que solicitaron que se vuelva a tratar el tema y que se renegocie la contraprestación. No tuvieron éxito.
El nuevo acuerdo estima una inversión de 376 millones de pesos a cargo de la desarrollista en la planta depuradora.
Hasta el momento, según indicaron desde la Municipalidad, el holding empresarial abonó una de las 11 cuotas previstas. Este medio intentó comunicarse con representantes de la Corporación América, pero no tuvo respuestas sobre esta situación.
De acuerdo con lo que informó el municipio, hasta el momento se hizo efectivo un desembolso de 40 millones de pesos. Con ese monto se cubrió el costo de una perforación para poder suministrar de agua limpia al proceso (cuatro millones de pesos), las reparaciones de los percoladores y los techos de los digestores (uno está listo y otro no). El segundo está en trámite.
El decadente tratamiento cloacal en la mayor urbe del interior del país genera un enorme impacto sobre el Suquía. Pero no es el único sobre ese río, transformado desde hace décadas en un colosal desagüe cloacal.
En Argentina, sólo el Riachuelo porteño registra antecedentes de mayor contaminación.
Al Suquía lo afecta, sobre todo, el escaso tratamiento de líquidos cloacales en las 25 ciudades y pueblos ubicados en los 200 kilómetros de su recorrido, desde que nace en las sierras de Punilla hasta que se entrega en la laguna Mar Chiquita.
Los ríos serranos que lo forman se embalsan en el dique San Roque. Llegan allí ya con síntomas de degradación. En ese lago, que se pudre sin remedio ni reacción, se acentúa el problema ambiental.
Luego, atraviesa la Capital (donde vive el 40 por ciento de los cordobeses) con una red cloacal insuficiente y una planta de tratamiento desbordada.
Es aguas abajo de la ciudad de Córdoba donde se miden los niveles más graves de contaminación directa por materia fecal.
Cuando después el río transcurre por el departamento Río Primero, sólo roza tres pueblos que apenas representan el uno por ciento del total de habitantes de su recorrido.
Un informe especial publicado por este diario en julio de 2018 lo puso en números: esa cuenca suma 190 mil habitantes en 21 localidades de Punilla, más 1,4 millones de la Capital, y 18 mil de los tres pueblos aguas abajo.
En total, de 1.610.000 personas, apenas 600 mil (el 37 por ciento) cuentan hoy con cloacas disponibles. Pero si la planta capitalina de Bajo Grande no funciona, la cobertura real resulta mucho más baja.
De todo ese mapa, están en marcha obras para sumar cloacas en Córdoba, en Río Primero y en Santa Rosa. En Punilla, nada, aunque se mantienen las promesas.
Mientras, tras décadas de degradación acumulada, la quinta laguna salada más grande del mundo, y candidata a convertirse en el más nuevo Parque Nacional del país, ya percibe los primeros indicios del impacto, con presencia de algas (cianobacterias). Sí, justo en el estuario donde el Suquía le entrega sus aguas a la Mar Chiquita.