“No tengo ganas de ser complaciente”
Revela su disco simple a simple y anhela un unipersonal en el teatro.
ASol Pereyra le toca promocionar De aquí pa’ allá, su nuevo simple, en un momento agitado tanto de su vida personal como del devenir sociocultural. Es que al tiempo que la cantante y actriz tiende a establecerse en Argentina, tras años de residencia en México, la marea verde feminista agita pañuelos para lograr la despenalización del aborto, una ley de cupo femenino y para ponerle un freno a la violencia machista.
En otras palabras, Sol vuelve definitivamente y es probable que se convierta en testigo perfecta de la cristalización de demandas por las que siempre luchó, ya sea de forma sugerida o manifiesta. “No tengo ganas de ser complaciente con nadie. Ni con el reggaetón feminista. Mi convicción en ese punto la expongo desde hace 20 años. No necesito reggaetonarla para que me crean”, dice en un momento de la charla con VOS la exlíder de Los Cocineros, como para exponer claramente los límites entre el tribuneo y la honestidad expresiva.
Pero antes de llegar a esta revelación, Sol defendió el concepto que subyace en un nuevo tema de un disco que se irá revelando de a poco. “Mi residencia actual es Argentina. Antes me generaba tensión definir dónde vivir. Ahora me relaja pensar que cuando me tenga que me mover, me moveré. La cosa es simple: base en Argentina, pero con la idea de movimiento. Por otro lado, ese es el sello de todo lo que hago. Me muevo de un estilo a otro, de países, y de la música al teatro...”, analiza.
–¿Se viene un nuevo movimiento hacia el teatro?
–Cada vez tengo más ganas, sobre todo cuando estoy por publicar un quinto disco. Dentro del teatro me doy más permisos que en la música. Es un terreno en el que puedo irme más a la mierda en todo. Mi próxima obra será una cosa catártica con mucho contenido musical y sin ningún tipo de permiso ni atadura. Me voy a armar 15 pistas de varios kilómetros cada una para decir todo lo que pienso. Dame un micro y ya.
–¿Te va esta lógica de ir revelando el disco simple a simple?
–No cambia mucho. Este disco está planteado en dos partes. La primera se llama Resisto ,y De aquí para allá es su primer sencillo (sic). Terminará en noviembre con otros adelantos. La segunda (Existo) tendrá una dinámica similar. Manejo un concepto, más
allá de cómo se vaya revelando.
–Te produce El Chávez, a quien puede asociarse más a lo “alterlatino” que a lo “urbano”.
–Me quema la cabeza sumarme a lo que todos están haciendo. Y lo que tiene que ver con el género urbano lo planteé en mi primer disco (Bla bla bla). Bases electrónicas, todo programado... Pero era ingenuo, no podía ponerle un nombre. No te hubiera dicho en 2009 “esto es urbano”. Pero hay un poco de reggae, un coqueteo con el rap... Y en este nuevo disco, me pasó que cuando volví me encontré con una realidad oscura que conectaba con letras densas. Me obligué a contrarrestar. Me planteé “¿Cómo hago para tirarme una onda así yo misma le tiro una onda al resto?”.
–Se supone que en Córdoba hay un momento de ebullición de pop indie. ¿Lo contrastás con el de Los Cocineros? ¿Antes todo era más difícil?
–En esto hay algo generacional. Las redes son un laburo, pero a los veinteañeros les resulta natural desarrollarlo; a mí, en cambio, me resulta antinatural actuar para un teléfono. Me gusta construir más como lo hacíamos con Los Cocineros, llenando espacios por empuje real más que virtual, yendo de a poco. Se construye desde un lugar en el que nosotros, los de una generación anterior, estamos más desorientados.
–El Gardel de Oro a Marilina Bertoldi se le da entidad de “conquista” o de “golpe de efecto de la industria”. ¿De qué lado estás?
–-No significa nada hasta tanto veamos cómo se desarrollan los acontecimientos en los próximos años. Todavía está en el nivel de lo políticamente correcto. Cuando se hacen eco algunos medios que no representan lo contracultural, todo queda asociado a una cuestión de moda que, por supuesto, puede servir. Pero lo importante es ver qué pasa de acá a unos años.