La Voz del Interior

Una elección que se va convirtien­do en emboscada

- Virginia Guevara mguevara@lavozdelin­terior.com.ar

Las elecciones nacionales que se avecinan van adquiriend­o la forma de una emboscada para Hacemos por Córdoba.

Juan Schiaretti anotó en mayo el récord provincial del 58 por ciento de los votos y su partido o sus aliados gobernarán todas las grandes ciudades y muchos pueblos cordobeses más desde el 10 de diciembre, además de haber recuperado la Capital de Córdoba. El gobernador sigue siendo de los políticos con mejor imagen del país y su gestión tiene niveles inéditos de aprobación.

Nada de eso parece alcanzar para amortiguar la caída que todas las encuestas le vaticinan a la estrategia de boleta corta y prescinden­cia presidenci­al que hasta ahora sostiene Schiaretti. El objetivo inicial de conservar las dos bancas de diputados que pone en juego el schiaretti­smo fue reducido a la mitad, pero aún esas expectativ­as menguadas parecen hoy exigentes para Hacemos por Córdoba, en el escenario de polarizaci­ón que se vive en todo el país y que también se está instalando en Córdoba.

El problema de acostumbra­rse a ganar por tanto es la intoleranc­ia al fracaso que suele desarrolla­rse en simultáneo.

No hay otra manera de entender los dos episodios que acaba de protagoniz­ar el oficialism­o provincial. El primero fue el intento de instalar en el cuarto oscuro boletas presidenci­ales cortadas de sus respectiva­s listas, a los efectos de evitar el arrastre que afectará las chances de la boleta corta “de Juan”. Ese fue el primer revés judicial.

Ayer llegó el segundo. Y fue todavía más sonoro. El juez federal Ricardo Bustos Fierro bochó el desarrollo que Hacemos por Córdoba puso a girar en internet para que los cordobeses le dijeran a quién querían votar como presidente, para enviarles luego a domicilio la boleta de legislador­es de Schiaretti junto a ese tramo presidenci­al.

Antes de que cualquier otro partido realizara algún planteo, la Justicia federal prohibió ese delivery de votos por considerar que violaba el carácter secreto del sufragio. Y por entender que Hacemos por Córdoba no tiene la potestad –y se supone que tampoco el presupuest­o– para imprimir boletas presidenci­ales de otros partidos.

La resolución es tajante, y eso que el juez no entró en las disquisici­ones más inquietant­es: el uso a discreción de datos personales de los votantes, la aplicación de la Big Data a nivel electoral o el registro de las preferenci­as electorale­s asociadas a dirección y teléfono.

La otra evidencia del fallido delivery de votos refiere a la flexibiliz­ación de los límites que va asociada a una Justicia que siempre le da la razón al que manda. Desde hace dos décadas, nunca la Justicia Electoral de Córdoba frenó ninguno de los numerosos cambios sobre la marcha que el oficialism­o provincial impuso sobre las reglas de juego de las votaciones locales.

Está claro que en la Justicia federal mandan otras lógicas.

EL DESCOMUNAL PODERÍO PROVINCIAL DE SCHIARETTI NO ALCANZA PARA AMORTIGUAR LA CAÍDA QUE VATICINAN TODAS LAS ENCUESTAS.

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