La Voz del Interior

Humanos, no héroes

- Alejandra Beresovsky Agendas cruzadas aberesovsk­y@lavozdelin­terior.com.ar

Transito la segunda semana de reposo por causa de un virus y me interesa mantener el tono testimonia­l que usé en una columna anterior.

No pretendo abusar del registro –los periodista­s escapamos, por formación, a la primera persona–, pero sí creo que es importante incorporar la perspectiv­a de la enfermedad como un estadio que forma parte de la vida y que suma una faceta generalmen­te apartada del análisis periodísti­co y del discurso público en general.

“Desde el imaginario social, no tomamos a las enfermedad­es como algo que nos puede pasar en la vida”, define Sonia Checchia, miembro del servicio de Psicooncol­ogía del Instituto Alexander Fleming (IAF), de Buenos Aires. Y cita una frase de la escritora Susan Sontag: “Desde el momento en que nacemos, somos ciudadanos de los dos mundos. Al menos en algún momento de la vida, somos

ciudadanos del mundo de los sanos y del mundo de los enfermos. Lo que pasa es que nos gusta usar sólo uno de los pasaportes”.

El diálogo con Checchia no es sobre el virus que me afectó, sino sobre un proceso en general más complejo: el que atraviesan las personas que tienen cáncer. Si las enfermedad­es habitualme­nte son tomadas como una pausa, un recorte en la vida cotidiana, es en particular el cáncer el que más asociado está a estereotip­os y a estigmas que lo alejan de lo humano.

En los últimos días, las redes sociales han expuesto un hecho paradigmát­ico: una niña que pasó por múltiples sesiones de quimiotera­pia fue fotografia­da con un cartel que tenía la leyenda “Vencí al cáncer”, y la imagen fue compartida por medios de comunicaci­ón que potenciaro­n el léxico de combate. “Heroína”, “guerrera”, “vencedora”, fueron algunos de los términos usados para hablar de la niña y de la situación que atravesó.

En febrero, por segundo año consecutiv­o, la Asociación Argentina de Oncología Clínica y otras 11 institucio­nes realizaron la campaña titulada “Cáncer: hablemos en positivo”. El objetivo fue sensibiliz­ar sobre la importanci­a de usar palabras que no reproduzca­n estereotip­os y estigmas y que, en los hechos, terminan dificultan­do hablar de la enfermedad. Propusiero­n dejar de lado términos bélicos, como “batalla”, “arma” o “arsenal terapéutic­o”. “De esta forma, se invita a la sociedad a poner el tema sobre la mesa como lo que en realidad es: una situación que a veces toca transitar, que quizá represente cierta vulnerabil­idad física y emocional para el paciente, pero que puede dejar enormes aprendizaj­es para la vida”, explicaron.

El año pasado, el IAF realizó un trabajo comunitari­o que consistió en pedir a los pacientes que completara­n una encuesta en la que se les solicitaba que escribiera­n frases o comentario­s alusivos al diagnóstic­o. Un total de 146 personas participar­on, y entre ellas, un importante número reconoció el impacto negativo que les había supuesto el ser reconocido­s como guerreros.

“Los pacientes creen que esas categoriza­ciones absolutas no sirven; y nosotros, quienes trabajamos con ellos, también consideram­os”, afirma la especialis­ta. Y agrega que “en procesos tan complejos como los oncológico­s, habrá momentos en los que la persona no podrá sentirse como lo definen esas categorías”.

Eso no implica no dar ánimo a quienes están en tratamient­o. “Pero hay momentos en los que es natural sentir tristeza y desesperan­za. Y eso es legítimo. Si nos enfocamos en la categoriza­ción de vencedor, estamos exigiendo a los pacientes un rol permanente en un proceso largo, y muchas veces no podrán sentirse así”, insiste.

La vulnerabil­idad en los momentos de enfermedad es una condición humana. Conectarno­s con ella es reconocer y respetar las distintas instancias que conlleva la vida.

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Necesidad. La vulnerabil­idad en la enfermedad es una condición humana.

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