Un termómetro propio para medir la realidad

Cuando en 2006 comenzamos a relevar los precios de la canasta del súper, pocos pensaban que ese índice se transformaría en un termómetro bastante cercano a la realidad. No sólo por las cifras relevadas, sino por las sensaciones que los cordobeses tienen cada vez que deben llenar el changuito.

En julio, dicho índice registró una suba del 2,6 por ciento en relación con el mes anterior, tal como se puede apreciar en el Primer plano de esta edición.

La conclusión es bastante evidente: los aumentos se desaceleran, pero a un ritmo que no deja de preocupar, y que pone un signo de interrogación hacia adelante, teniendo en cuenta que el Gobierno augura para 2020 una inflación del 27 por ciento anual.

De todas formas, este relevamiento de La Voz excede a los gobiernos que pasaron mientras se lo realizó. Es más: en época de cifras flacas, como la que asoló al Indec durante el último tramo de la gestión de Cristina Fernández, la publicación sobre lo que nos costaba la compra mensual del súper se transformó en una señal aproximada de la situación, en un indicio que le ponía sustento a lo que percibíamos en las góndolas.

Aquellos relevamientos que en esos años mostraban elevados aumentos generaban molestia en sectores oficialistas. Sin embargo, en los últimos meses fueron utilizados, por esos mismos grupos, para señalar las consecuencias de la gestión de Mauricio Macri, al destacar los títulos relacionados con subas muy altas. Prueba suficiente para valorar la confiabilidad de una medición de La Voz que se mantiene más allá de los contextos, más allá de las interpretaciones y de las lecturas que podamos ofrecer.

Ese es un valor que trasciende incluso a los autores de las notas, ya que, sean quienes fueren los encargados del muestreo mensual, respetan la medición de los mismos productos en los mismos cuatro supermercados de la ciudad de Córdoba, el último miércoles de cada mes.

Son casi 13 años ininterrumpidos de una herramienta que, más allá de su análisis metodológico, pretende ponerle un número a lo que vemos cuando recorremos las góndolas.

DESDE HACE 13 AÑOS, EL RELEVAMIENTO PROPIO DE LA CANASTA ES UN REFERENTE PARA LOS CIUDADANOS, MÁS ALLÁ DEL CONTEXTO POLÍTICO.