La Voz del Interior

Damnificad­os sin soluciones

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Las excusas y las atribucion­es cruzadas de responsabi­lidades suelen ser habituales cada vez que un organismo oficial tiene que dar cuentas por las demoras en la concreción de obras públicas.

Una estrategia que acaba de recrearse respecto de las familias que perdieron sus viviendas en el trágico temporal que se abatió sobre las Sierras Chicas en febrero de 2015.

Por cierto, las obligacion­es quebrantad­as en este caso merecen un encuadrami­ento particular, toda vez que se trata de subsanar las consecuenc­ias de un fenómeno climático

arrollador que se cobró vidas y que dejó a centenares de pobladores del lugar a la intemperie.

Han pasado más de cuatro años de aquel aguacero y aún está pendiente la entrega de 51 viviendas a vecinos de Unquillo que debieron ser reubicados para evitar que vuelvan a radicarse en zonas de riesgo de inundacion­es.

Frente a las indefinici­ones, los damnificad­os decidieron levantar una de las pocas banderas que tienen para que se visibilice su situación de desamparo: las protestas.

Como informamos el pasado sábado, desde aquella tragedia el Gobierno provincial entregó 156 viviendas a afectados por el aluvión en Villa Allende, en Río Ceballos, en Mendiolaza y en Unquillo.

Pero restan todavía otras 51 casas comprometi­das a familias de esta última localidad.

Si bien la construcci­ón de las referidas viviendas tenía hace algunos meses un avance de casi el 70 por ciento, la obra está prácticame­nte paralizada.

Entre las prórrogas y el lamento sin respuesta de los pobladores que perdieron todo, las excusas y los pases de factura ganan terreno. Desde la Subsecreta­ría de Vivienda de la Provincia aducen que la demora en concluir los trabajos obedece a que las empresas adjudicata­rias no cumplieron con sus obligacion­es contractua­les.

Con todo, es de discutido razonamien­to colocar en el foco del problema la suba del

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