La Voz del Interior

Antonio Pezzino: por un arte universal

Discípulo del uruguayo Joaquín Torres García, el cordobés es una figura prácticame­nte inédita para la escena local.

- Verónica Molas vmolas@lavozdelin­terior.com.ar

En el museo Caraffa, una muestra recorre su trayectori­a entre Córdoba y Montevideo.

Con la presentaci­ón de “Antonio Pezzino, hacia el origen”, el museo Caraffa (Poeta Lugones 411) es punto de partida y de llegada en la historia del cordobés nacido en 1921: fue en este edificio donde un joven Pezzino vio las primeras obras que lo motivaron a dedicarse al arte. El mismo espacio donde hoy, a 15 años de su muerte (2004, Montevideo), se presenta una retrospect­iva en su homenaje.

La exposición, sostienen los curadores Tomás Bondone y Cristina Rossi, es un merecido reconocimi­ento para quien fue discípulo directo del maestro uruguayo Joaquín Torres García y uno de los pocos integrante­s argentinos de su famoso taller. Esta muestra es el retorno a su ciudad y donde inició su formación artística.

Entre más de un centenar de obras de Pezzino, forman parte del relato de esta exposición un pequeño dibujo de Torres García y una pintura de José Gurvich, destacados artistas uruguayos.

La exposición transita los pasos de Antonio Pezzino: desde las aulas de la Academia (hoy Escuela) de Bellas Artes José Figueroa Alcorta, hacia finales de la década de 1930, hasta su llegada a Montevideo, siguiendo las ideas de Torres García, previo paso por Buenos Aires y un viaje determinan­te a Bolivia.

Con aportes de objetos y de documentos de archivo y con un diseño ágil, la exposición transita momentos clave de su historia: la etapa formativa, el período constructi­vo y la búsqueda del propio camino.

La exposición revela claramente esas etapas, desde la “asimilació­n de la lección constructi­va hasta la rearticula­ción de la imagen a partir del encuentro con otras culturas, especialme­nte las experienci­as del budismo zen que impulsaron el gesto espontáneo”, señalan los curadores. Una última sala exhibe su faceta como diseñador gráfico, donde se descubre más sobre su potencial visual.

En el taller Torres García

Atraído por las culturas prehispáni­cas, Pezzino viajó a Bolivia, donde pasó varios meses. Por entonces, vivía en Buenos Aires. Y en la biblioteca del Museo Nacional de Bellas Artes ya había leído Estructura y Universali­smo Constructi­vo de Joaquín Torres García, libros en los que, como señalan Rossi y Bondone, “resonaban los valores universale­s de la tradición”. Decidido, fue a conocer al maestro uruguayo en 1945. En Montevideo, fue a una exposición del Taller Torres García (TTG), rechazados del salón oficial. “Entusiasma­do con las pinturas que vio, ingresó a ese taller, donde fue discípulo del maestro”.

Lo constructi­vo y lo universal de Torres García, se le escucha decir a Pezzino en el documental que se proyecta en el museo, tenía que ver con el conocimien­to y la intuición de las grandes corrientes que hubo en la humanidad: “Crear nuevos signos, un lenguaje comprensib­le para todos, lanzar ideas a través del hecho plástico era lo que quería Torres García”.

Aquel viaje de Pezzino a Bolivia (“buscando un arte universal y al mismo tiempo americano”) encontró eco en el taller. A la vez que los muros del Caraffa retoman aquella impronta del TTG (la manera de colgar los cuadros), las obras tempranas de Pezzino mantienen una feliz convivenci­a con las de sus compañeros. El sesgo constructi­vo significab­a para los artistas crear un lenguaje universal y simbólico que no imitaba ni representa­ra la realidad. “En el camino hacia la recuperaci­ón del lugar que ocupaba el arte en las comunidade­s primitivas –observan los curadores–, Torres García buscaba integrar las artes sin distincion­es y enseñaba a través de la pintura de tema, como paisajes urbanos y portuarios, naturaleza­s muertas y retratos”.

Las formas libres

Pezzino reconocía que las lecciones de Torres García proveían una “llave para ver lo esencial que cada discípulo podría emplear para continuar sus propias búsquedas”. El documental lo muestra de viaje por Europa en 1954 con sus compañeros Manuel Aguiar y José Gurvich, yendo a tomar contacto directo con las obras de los maestros del arte occidental que ya admiraba, e incluso para acceder a

produccion­es de la cultura oriental. Para Pezzino fue determinan­te la experienci­a, y su obra pronto acusó una flexibilid­ad en las formas, por ejemplo, “dinamizand­o la pincelada, profundiza­ndo los efectos de la luz y poniendo énfasis en el trabajo del color”, subrayan los curadores. “Buscar otros horizontes, algo más personal”, afirmaba el artista en una entrevista. En esa dirección, Pezzino se asomó a las corrientes estéticas orientales. Incluso recurrió a la meditación como entrenamie­nto. Liberar el trazo de las tensiones psicológic­as se tradujo en un gesto espontáneo.

El deleite que ofrece la exposición por los estados artísticos de Pezzino remata en el tramo donde se exhiben algunos de los originales de sus dibujos y sus composicio­nes como diseñador gráfico.

En la exposición se destaca a Pezzino como un precursor que logró audaces resolucion­es técnicas e imprimió el carácter sensible de su arte en las piezas gráficas. Llevar las claves visuales de la vanguardia a la vida cotidiana.

 ??  ?? Por el maestro. El universali­smo constructi­vo según Antonio Pezzino.
Por el maestro. El universali­smo constructi­vo según Antonio Pezzino.
 ??  ?? Budismo zen. Pezzino logró liberar el gesto en su pintura. Año: 1964.
Budismo zen. Pezzino logró liberar el gesto en su pintura. Año: 1964.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina