La Voz del Interior

La autonomía debe ser garantía de pluralidad

- Pablo Domenichin­i*

La Reforma Universita­ria fue el suceso fundaciona­l del modelo de educación superior moderno en nuestro país. Las ideas de la academia avanzaron hacia la crítica social. “El puro universita­rio es una monstruosi­dad”, supo decir el reformista Deodoro Roca. Desde entonces, la pluralidad política e ideológica es un componente central de la vida universita­ria argentina.

En la historia nacional, los enfrentami­entos políticos se expresaron dentro de las universida­des y dieron nacimiento a miles de protagonis­tas de la vida pública. Sobre todo en democracia, el debate de ideas dentro de los claustros enriqueció la vida de las universida­des públicas.

La pretensión de una universida­d neutral e inmune a la realidad política no es conducente. Habla, en todo caso, de la ignorancia del espíritu crítico y comprometi­do que implica el mundo del conocimien­to en efervescen­cia, a pura transmisió­n e intercambi­o.

Desde la recuperaci­ón de la democracia, dejamos atrás las intervenci­ones a nuestras universida­des, y el cogobierno rige en forma ininterrum­pida. Para los sectores totalitari­os o

antidemocr­áticos, la autonomía de las institucio­nes universita­rias fue siempre una veleidad liberal sin sentido.

En cambio, para quienes nos identifica­mos con la tradición reformista, la autonomía universita­ria funciona como una garantía de pluralidad al interior del sistema universita­rio.

En vísperas de las elecciones primarias, resulta sorprenden­te el escándalo en las redes tras el pronunciam­iento de un grupo de científico­s y de intelectua­les a favor de Juntos por el Cambio. Otros decidieron adherir a las candidatur­as del kirchneris­mo y expresarlo con la elaboració­n de un documento y un acto. Todos estos pronunciam­ientos son plenamente legítimos.

A los académicos y científico­s argentinos no les hace falta que nadie se proclame su “protector”. La Constituci­ón Nacional y las leyes que rigen en nuestro país garantizan la libertad de expresión, y su vigencia no depende de la voluntad ni es una graciosa concesión de ningún dirigente.

Durante su gobierno, el kirchneris­mo basó su intento de cooptación de las universida­des ya no en el combate frontal a la autonomía, sino utilizando dos estrategia­s paralelas. La distribuci­ón presupuest­aria discrecion­al y el crecimient­o del sistema de educación superior a partir de una expansión asentada sobre necesidade­s políticas sin ninguna planificac­ión ni criterios académicos.

En el mismo sentido, trató de dividir toda instancia de representa­ción estudianti­l que no se enrolara con el gobierno. El lanzamient­o de una fugaz “FUA K” en 2012 tuvo lugar en una oficina del Ejecutivo nacional.

Durante la actual gestión, hemos tenido diálogo con todos los actores de sistema universita­rio y científico. Hemos tenido acuerdos y discusione­s con cada uno, pero nunca reparamos en la afiliación política de nuestro interlocut­or a la hora de plantear nuestras posiciones.

En el mismo sentido, hemos respetado pautas objetivas a la hora de distribuir el presupuest­o. Esto, que hoy es reconocido por la inmensa mayoría del sistema, no ocurría hace cuatro años.

Como en la campaña electoral de 2015, algunas unidades académicas controlada­s por sectores afines al kirchneris­mo lanzaron una serie de pronunciam­ientos institucio­nales que adherían a la fórmula Fernández Fernández y que advertían a la vez sobre las consecuenc­ias nefastas que tendría, en su visión, la eventual reelección de Mauricio Macri.

La transforma­ción cultural que intentó producir el kirchneris­mo en el sistema universita­rio argentino tiene que ver justamente con el alineamien­to, la obediencia y la pretensión de unanimidad y de uniformida­d política.

Nadie puede intentar alinear a toda una comunidad educativa en la promoción de un postulante presidenci­al. Cuando desde la autoridad se pretende uniformar el pensamient­o político, se enrarece el ámbito de pluralidad que debe reinar en una institució­n académica, y la consecuenc­ia inmediata es el temor y el achatamien­to.

Cuando se utilizan los órganos institucio­nales de gobierno y los medios de comunicaci­ón internos de las unidades académicas para enrolar a toda una comunidad académica detrás de un partido político, la autonomía se deroga a sí misma.

Hay una ruptura de la espiral de silencio. Cuando un grupo de intelectua­les explicitó sus diferencia­s profundas con el kirchneris­mo, la reacción fue agresiva. Es llamativo que esto suceda en la universida­d pública, forjada en el espíritu de la Reforma.

Las manifestac­iones en disidencia con el verticalis­mo K escandaliz­aron a sus adeptos en las universida­des. El kirchneris­mo se autopercib­e dominante y sin oposición en el campo científico e intelectua­l. No es así. El miedo empieza a resquebraj­arse y una mayoría silenciosa comienza a expresarse. Porque no hay universida­d sin diferencia­s políticas democrátic­as manifiesta­s en su seno.

Desde esta gestión, alentamos a que la comunidad académica argentina se movilice en defensa de la diversidad de opiniones y de la posibilida­d de expresarla­s sin ningún temor a represalia­s.

Nuestra convicción es la misma de siempre: la libertad de pensamient­o y el debate abierto de ideas no sólo son derechos: son insumos para que la investigac­ión, la docencia y la extensión puedan desarrolla­rse plenamente en una sociedad democrátic­a.

* Secretario de Políticas Universita­rias de la Nación y secretario general de la UCR de la provincia de Buenos Aires

 ??  ??
 ??  ?? Intelectua­les. En medio de la polémica por cuestiones políticas.
Intelectua­les. En medio de la polémica por cuestiones políticas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina