La Voz del Interior

Macri mira a Córdoba, pero sabe que define Buenos Aires Mariano Bergero

- Mariano Bergero Segunda lectura mbergero@lavozdelin­terior.com.ar

“Si sacás a la provincia de Buenos Aires, Macri y Fernández aparecen empatados en el resto del país. Siempre la elección se juega en Buenos Aires, pero esta vez más que nunca”.

Hace menos de 48 horas, un grupo de dirigentes y de funcionari­os macristas que conocen en detalle los armados provincial­es puntearon distrito por distrito en un mapa nacional. La conclusión fue categórica: el voto bonaerense torcerá el rumbo de los comicios.

Anoche, en Córdoba, el presidente Mauricio Macri realizó el penúltimo acto antes de la veda electoral. No hubo sorpresas: apeló a resaltar la ligazón electoral que lo une con los cordobeses. Ese vínculo se sustenta con los respaldos de 2015 y de 2017. Cerca del jefe del Estado confían en que la adhesión se repetirá el domingo con otro alto porcentaje de apoyo en las Paso.

Pero Córdoba –lo saben en el Gobierno y también en el peronismo kirchneris­ta– no definirá las elecciones. Ni las primarias, ni la primera vuelta, ni el balotaje, si es que es necesario realizarlo.

Los 737 mil votos que obtuvo de diferencia Macri sobre Daniel

Scioli en la primera vuelta de 2015 en Córdoba fueron importantí­simos, pero la clave que inclinó el resultado aquella vez fue Buenos Aires. Más precisamen­te, la victoria de María Eugenia Vidal sobre Aníbal Fernández en la gobernació­n bonaerense, que operó como primera pieza de un dominó que tuvo para Macri su parada final en la Casa Rosada. Macri presidente no se explica sin Vidal gobernador­a. Y Vidal gobernador­a no se explica sin Macri candidato.

Ahora, en la antesala de una elección en la que sólo hay lugar para dos sectores, la provincia de Buenos Aires volverá a ser decisiva.

En ese punteo que consumió casi cuatro horas en un despacho oficial, las conclusion­es fueron que sólo Capital Federal y Córdoba aportarán los mejores resultados para el macrismo, aunque con diferencia­s menores respecto de 2015.

Mendoza y Corrientes sumarán el otro par de victorias, aunque también menos abultadas que hace cuatro años. Jujuy, donde gobierna el radical Gerardo Morales, es la quinta apuntada con un “OK” en el tablero de control, pero sin desconocer que su peso relativo es menor.

En los otros 19 distritos, las derrotas asoman aseguradas, lo que incluye a la provincia de Buenos Aires (37% del padrón) y a Santa Fe (8%).

El cálculo previo indica que Córdoba (8,7%), Capital Federal (7,9%), Mendoza (4,2%) y Corrientes (2,5%) servirán para compensar las derrotas en todo el norte (con excepción de Jujuy) y en el sur del país, que históricam­ente votan a peronistas en las presidenci­ales.

De nuevo: la provincia de Buenos Aires definirá los comicios.

Tres secciones definitori­as

El distrito bonaerense, infernal en términos de votantes, tiene particular­idades que en el resto del país se conocen poco. Veamos.

Si bien el territorio bonaerense está repartido en ocho secciones electorale­s, a la hora de analizarlo de manera general esa división se reduce a tres grandes bloques: la primera sección (el conurbano norte y el sector oeste); la segunda (el interior provincial, donde se concentra el sector productivo primario), y la tercera (el conurbano sur, que concentra los partidos bonaerense­s más marginados).

Históricam­ente, el peronismo es imbatible en la tercera sección electoral. Allí votan 4,2 millones de personas, el 35 por ciento del padrón. El corazón de este sector es el partido de La Matanza, donde hoy gobierna Verónica Magario, candidata a vice de la fórmula bonaerense que lidera Axel Kicillof.

En esta área, caracteriz­ada por concentrar los peores índices socioeconó­micos de la provincia, el PJ no perdió nunca. Ni siquiera en 2009, cuando Néstor Kirchner cayó a manos de Francisco de Narváez; ni en 2013, cuando Sergio Massa frenó a Cristina; ni en 2015, cuando Macri derrotó a Scioli. El peronismo reina. Se descuenta que el resultado será amplio a favor del Frente de Todos.

En Juntos por el Cambio, creen que buena parte de ese lastre en contra que representa la tercera sección será compensada con el desempeño que realizarán en el interior –la segunda sección–, donde Macri y Vidal exhiben buenos números, un fenómeno que se acentuó desde la estabiliza­ción cambiaria de finales de mayo.

Esa zona rica y productiva de la pampa bonaerense, que incluye también los partidos de la Costa, fue clave para el triunfo de Cambiemos en 2015.

Si se repitieran estos patrones el domingo y en la primera vuelta de octubre, al zoom bonaerense habrá que ponerlo sobre la primera sección electoral, que aparece como decisiva.

Es la que abarca la zona más próspera del conurbano: Vicente López, San Fernando, San Isidro y Tigre, entre los principale­s. Pero también comprende partidos del oeste, con rasgos más parecidos a los de la tercera sección; es decir, más afines a los K. Es el área más heterogéne­a en lo social de las tres descritas.

En 2015, el macrismo logró en esta sección electoral inclinar finalmente la balanza a su favor en el balotaje. Pero la inclusión de Massa –caudillo en Tigre– al Frente de Todos abre un interrogan­te sobre el destino de esos votos. “Ante semejante paridad, quien gane esta sección está muy cerca de quedarse con la elección”, razonan en ambos frentes.

Córdoba es importante para Macri, pero la batalla final será en Buenos Aires. Lo sabe él, y también Alberto Fernández.

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(FACUNDO LUQUE) 21 visitas. El Presidente destacó ayer su lazo con Córdoba.
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