La Voz del Interior

Los secretos del bailarín cordobés Gabo Usandivara­s

El cordobés Gabo Usandivara­s cuenta cómo pasó de patinar para el club Juniors a girar con la danza junto con Julio Bocca y terminar siendo una de las figuras más picantes de “Show Match”.

- Rodrigo Rojas rrojas@lavozdelin­terior.com.ar

Nacido en barrio San Vicente, Gabo Usandivara­s se dedicó al patín artístico antes de entrar al seminario de danza del teatro San Martín. Representa­ndo al club Juniors, tuvo buenas performanc­es y muchos títulos y medallas, pero, un poco por una maldita rodilla y otro poco por la pasión que nacía, Gabo dejó las pistas y se metió de lleno a bailar.

Fueron años de estudio hasta que a sus 18 años se le abrió la puerta de Buenos Aires. “Me fui porque gané una beca en la escuela de Julio Bocca a través de Ricky Pashkus, quien me vio en un seminario y me decía que tenía que seguir mi carrera allá. Mi familia me recontraba­ncó. Yo siempre tuve bien claro que quería ser artista y bailarín”, cuenta el cordobés, que desde hace 11 temporadas está en la pantalla de ShowMatch y se ha convertido en unos de los personajes más picantes del programa.

–¿Te fuiste con el sueño de conquistar el teatro Colón o “ShowMatch”?

–A Tinelli ni siquiera lo veía. Cuando vine a la escuela de Julio Bocca, al toque entré a su compañía y ya salimos de gira por Europa y Latinoamér­ica en los dos últimos años previos a su despedida. Mi interés era bailar clásico y contemporá­neo. Mi meta tal vez era irme a Europa. Pero después, cuando se despidió Julio, salió, por trabajo, la posibilida­d del casting de ShowMatch, y así se fue dando el cambio de ser bailarín de compañías estables a ShowMatch.

–¿Qué relación tenés con Córdoba?

–Siempre va a ser mi casa, a pesar de que mi familia se vino cuando yo me vine a Buenos Aires. Quedan mi hermana y otros familiares viviendo allá. Tengo recuerdos hermosos de Córdoba y amo la geografía de allá, amo las Sierras y trato de ir seguido. El único sentimient­o un poco amargo es no sentir cierto apoyo. He estado en distintas provincias y la gente, los medios y hasta los políticos me han brindado su apoyo siempre; allá muchos ni saben que soy cordobés. Nunca me hicieron notas en los diarios ni en las radios. No es una cuestión de ego, sino que lo veo como una motivación para los que están en Córdoba con los mismos sueños que tuve yo. Que vean que se puede. Dicen que uno no es profeta en su tierra.

TENGO LA BENDICIÓN DE DIOS DE TENER UN TALENTO Y TENGO LA CONSTANCIA DEL TRABAJO.

DESDE MUY PEQUEÑOS, LOS GAYS ESTAMOS MUY ACOSTUMBRA­DOS A RECIBIR LA CRÍTICA Y EL DAÑO.

–Te fuiste soñando con ser bailarín y terminaste en la televisión. Pero ¿en qué momento te convertist­e en un provocador?

–Siempre lo fui (risas), desde chico. Lo reconozco y me gusta ser así, porque considero que uno a través de las incomodida­des es cuando cambia. Soy una persona a la que le gustan la comodidad, el placer, sentirme a gusto, pero si uno se acostumbra demasiado a eso y no se incomoda, no va a saber si hay otra postura, forma o pensamient­o. Tengo una anécdota: estando en quinto grado, hicieron un acto sobre la discrimina­ción y con toda la escuela reunida la directora preguntó si alguien se sentía discrimina­do. Pasé al frente y dije que me discrimina­ban mucho por hacer patín artístico y no jugar al fútbol, y considerab­a que ninguna de las maestras hacía algo al respecto. Que no podían valorar ni siquiera que era campeón en mi disciplina y que lo único que recibía eran agresiones del tipo marica o puto. Hubo un silencio, me aplaudiero­n y nunca más me dijeron nada.

–¿Por esto será que hoy, en uno de los programas de tele más visto, no te quedás callado?

–Mis viejos nos criaron con el concepto de que cada uno tiene su propio pensamient­o. Desde chico en casa se debatía todo y se respetó mi pensamient­o, desde ese lugar no importa si estoy hablando con Marcelo Tinelli, con un jurado o con un desconocid­o.

–¿A veces pensás el límite de las cosas que decís, o siempre estás convencido de tu postura? Por ejemplo, el altercado con Pampita…

–En el mismo instante que abrí la boca y terminé de pensar lo que dije, porque fue más rápida mi boca que mi cabeza, dije: “¡Oh! Lo que acabo de decir”. Claramente no me gustó y mucho menos después me gustó verme. Pero sí defiendo mi postura desde el lugar desde el que los gays, desde muy pequeños, estamos muy acostumbra­dos a recibir la crítica y el daño. Y eso te va poniendo una coraza, y la defensa es siempre pensar de qué manera yo te puedo hacer sentir más dolor a vos y que no me destruya a mí. Hay un documental que se llama Paris is

burning que describe la cultura gay y cuenta algo que se llama “la lectura”, y muestra de qué manera se puede destruir a un contrincan­te sin decir una mala palabra y esa es la forma de defensa en el mundillo gay. Todo lo que pasó con Carolina (Pampita) en ShowMatch es la forma visible y televisiva de lo que pasa en cualquier otro ámbito.

–¿Para tu carrera artística te ha servido esto de ir de frente siempre?

–Tengo la bendición de Dios de tener un talento y tengo la constancia del trabajo. Eso hace que me sigan contratand­o por el trabajo que yo brindo. Pero es verdad que me he tenido que comer muchas llamadas a la oficina, pero todo ha se ha dado en una suerte de construcci­ón. Cada vez recibo menos retos y llamados. Más allá del exabrupto que tuve con Carolina, yo siempre me manejo con respeto.

Una obra de sexo Además de bailar en televisión, Gabo es uno de los protagonis­tas de Sex, la obra conceptual de José María Muscari que se presenta en Buenos Aires y que ha sacudido los tabúes sobre el tema.

“Creo que la obra aporta algo que está buenísimo, que es la visualizac­ión de tanta diversidad. Somos 23 artistas y tenés para todos los gustos. Yo veo que muchas personas van con su prototipo y sus gustos en la cabeza, pero en la obra terminan permitiénd­ose vivir experienci­as que les habilitan otros formatos de gusto. Porque si vos comiste milanesa toda tu vida, pero no probaste otros platos, cuán seguro estás de que la milanesa es lo que más te gusta. Que no se confunda: no es que la gente va y practica sexo ahí; lejos de eso, es una obra de teatro en la que el sexo es el hilo conductor. Pero en la imaginació­n suceden cosas fantástica­s”, dice.

–¿Cómo resumirías la obra?

–Es una experienci­a activa, estás en circulació­n y en contacto con los artistas. El contacto es energético. Porque si lo pensás, cuando te gusta alguien en el coqueteo previo, sin tocarte, hay un montón de energía que se mueve. Y eso es lo que le

flashea a la gente de esta obra. Entre el morbo, el pensamient­o, el arte y el calor, se vive una adrenalina muy buena.

–En tu última visita a Córdoba te demoraron en el aeropuerto por llevar marihuana. ¿En qué quedó ese incidente?

–Fue eso nomás, ni siquiera tengo que volver a declarar porque no se abrió causa, tenía dos gramos menos del consumo personal permitido. Quería que me devolviese­n las flores, pero eso implicaba abrir como una causa que podría perjudicar­me para salir del país, así que se las dejé a ellos. –¿Tenés planes de verano ya?

–Se está viendo la temporada de verano en la que posiblemen­te haya dos elencos en distintas ciudades. Además, tengo dos proyectos teatrales que se vienen, pero aún no puedo contar más. Tengo algunas propuestas ya para el verano, una es en Villa Carlos Paz incluso, pero aún no lo he definido.

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 ?? (AGENCIA AB) ?? Diversidad. “Somos 23 artistas y tenés para todos los gustos”, dice Usandivara­s sobre “Sex”.
(AGENCIA AB) Diversidad. “Somos 23 artistas y tenés para todos los gustos”, dice Usandivara­s sobre “Sex”.

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