Las disculpas de Macri y un cambio forzado Mariano Bergero
El presidente Mauricio Macri reconoció ayer que se comportó de manera insensible y errática con los argentinos. “Sé que muchas familias tuvieron que recortar sus gastos y que ya no saben dónde más recortar, de qué más privarse”, afirmó. Así se retractó y ofreció disculpas por su distorsionada interpretación acerca de quienes no lo eligieron en las urnas y colaboraron para configurar los resultados adversos de las Paso, que dejaron a Alberto Fernández a un paso de la presidencia de la Nación.
El mote de “insensible” y la etiqueta que pesa sobre su administración respecto de que sólo gobierna para los ricos quedaron flotando en el aire tras el mensaje grabado que pronunció
desde la residencia de Olivos.
El viraje discursivo elaborado por el equipo de comunicación presidencial se diferenció en contenido y tono de la destemplada conferencia de prensa del lunes.
Aquel mensaje será estudiado por años como el mejor ejemplo de cómo empeorar las cosas.
El pronunciamiento de ayer, que se programó antes de la apertura de los mercados, incluyó un párrafo reivindicatorio hacia la libertad de ejercer el derecho soberano del voto. “Respeto profundamente a los argentinos que votaron otras alternativas”, se retractó.
Dos días antes, el Presidente había acusado a quienes eligieron al kirchnerismo de fogonear la estampida del dólar y de alimentar el estrés del mercado.
Como sucedió el lunes y el martes, esos agentes financieros y económicos –locales, pero especialmente internacionales– volvieron ayer a estar más atentos a los movimientos de Fernández que a los de Macri.
Hay inversores en Wall Street que en las últimas horas incrementaron los pedidos a operadores financieros locales para que les organizaran reuniones con los referentes económicos del equipo de Alberto Fernández.
Con un paquete de medidas destinado a moderar las penurias de las que dijo ser responsable, el Presidente y candidato a la reelección de Juntos por el Cambio buscó retomar la iniciativa en medio de fuertes dudas sobre de qué manera transitará su gestión el escabroso camino que le espera hasta diciembre. Ese sendero sinuoso incluye, además, un proceso electoral en marcha por demás adverso para el oficialismo.
En aprietos, Macri echó mano al manual de soluciones “populistas” que tanto criticó y en las que ya dijo no creer.
Esas medidas, que el propio Presidente calificó de ser sólo un “alivio”, apenas si alcanzarán para sopesar el efecto adverso de la corrida cambiaria que tiene al dólar en 62 pesos y que será combustible premium para la inflación del resto de la mitad del año.
La actividad económica también sentirá los efectos de la paralización que hoy tiene la cadena de valor productiva e industrial. Esos números negativos se agregarán a la ya pesada mochila que carga Macri.
Entre los varios problemas que tiene enfrente el oficialismo, el principal, para intentar recortar terreno en la primera vuelta, se centra en reconfigurar su oferta electoral.
Casi no hay dudas de que buscará asentarse sobre las medidas anunciadas para mostrar empatía con los votantes esquivos. Pero deberá estructurar un programa diferente del de hasta ahora conocido, que reivindica el ajuste en nombre de no mancillar el objetivo de déficit cero comprometido con el Fondo Monetario Internacional.
No en modo emergencia como ahora, sino como un genuino impulso para activar el mercado interno, tal vez las medidas anunciadas ayer hubiesen servido algunos meses antes de los comicios. Supondrían un entendimiento auténtico de las demandas y las penurias de grandes porciones de los sectores medios y medios bajos que abandonaron electoralmente al Gobierno.
Ahora, los anuncios asoman tardíos en materia electoral, aunque imperiosos para intentar estabilizar la compleja situación.
Macri y Fernández iniciaron ayer un necesario diálogo político. Un primer paso de responsabilidad política después de días de furia y de tensión extrema.
Ojalá no sea el único.