Cristina convivió 17 días con la derrota Sergio Carreras
Desde que supo que su partido perdió la presidencia hasta que dejó el cargo, Cristina Fernández apenas debió mantenerse 17 días más en su función.
Es una gran diferencia con Mauricio Macri, quien, si finalmente perdiera las elecciones, tendría que recorrer un vía crucis de cuatro meses, que empezó hace tres días, hasta poder entregarle el gobierno a un sucesor.
Desde el balotaje que Macri le ganó a Daniel Scioli el 22 de noviembre de 2015, Cristina atravesó sólo 17 jornadas hasta las
24 horas del 9 de diciembre, cuando terminó formalmente su mandato.
La transición fue breve, pero no buena. El domingo de la derrota, Cristina llamó por teléfono a Macri y lo invitó para reunirse al día siguiente en la Quinta de Olivos. De ese encuentro, que apenas duró
20 minutos, el actual presidente salió muy molesto porque, dijo, la entonces presidenta sólo quiso hablar del protocolo para el traspaso de mando y no permitió que un fotógrafo lo retratara.
Fue el episodio que anticipó lo que ocurriría el 10 de diciembre, cuando Cristina se negó a entregarle el bastón de mando y la banda presidencial a Macri.
En su libro Sinceramente
(2019), Cristina dijo que no se los entregó porque Macri llegó al gobierno gracias a “un marketing electoral cazabobos”, una definición de raíz similar a la que tuvo Macri el lunes cuando criticó a los votantes de Alberto Fernández.
Cuando hoy Fernández le pide a Macri que no malgaste las reservas del Banco Central y suavice las circunstancias económicas hasta un eventual traspaso de mando, vale recordar también lo que admitió haber hecho la expresidenta en aquellos meses de 2015 en apoyo de su candidato Daniel Scioli.
En la página 323 de su libro, reconoció haber incrementado el gasto público en 2015 hasta llevar a “un punto del PBI el déficit fiscal para inyectar recursos a la economía” y ayudar a la candidatura de Scioli.
Por este motivo fue denunciada, ya que se trataría de una conducta penada por el artículo 265 del Código Penal, al referirse a negociaciones incompatibles con la función pública.
Dos días después de la derrota de su candidato, Cristina dio un discurso en un hospital de Morón, e hizo sólo una pequeña referencia a las elecciones. “Perdimos por una diferencia muy chiquita”, dijo. Y luego se preguntó: “Si hubiera sido al revés, ¿habrían reaccionado como nosotros?”. Después afirmó que terminaría su gobierno saliendo por la puerta y no por la ventana.