La Voz del Interior

Fue absuelto el acusado de matar a Carina Drigani

Absuelto por el femicidio de Carina Drigani, Hugo Salas dijo que siempre tuvo la conciencia tranquila. Dice que perdió mucho en lo económico y en lo familiar, pero que no guarda rencor.

- Francisco Guillermo Panero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

Hugo Salas afirmó que siempre tuvo la conciencia tranquila porque él no asesinó a la mujer.

“Yo nunca he perdido la tranquilid­ad porque tengo tranquilid­ad de conciencia”, decía Hugo Antonio Salas (75) ayer, una hora antes de ser absuelto de la acusación de asesinar a su pareja Carina Drigani Bula (44) en un contexto de violencia de género. La mujer apareció muerta en 2016 en un pequeño arroyo de Icho Cruz.

“Sigo sosteniend­o lo mismo: yo no la maté y no sé si alguien lo hizo”, comentó a La Voz en un bar de las afueras de Tribunales 2 mientras deliberaba­n los ocho miembros del jurado popular de la Cámara 4ª del Crimen de la ciudad de Córdoba.

Pasado el mediodía, le dieron la absolución unánime y rechazaron “totalmente” la demanda civil entablada por familiares de Drigani.

Hay un dato que no trascendió: Salas ya no estaba con prisión domiciliar­ia porque el 2 de agosto se cumplieron los tres años de preventiva. Estaba libre, pero supeditado a la sentencia que lo podía llevar a prisión perpetua si es que prosperaba­n los pedidos de los abogados querellant­es.

Pero en ese momento, antes del fallo, además de tranquilid­ad, Salas ya transmitía la certeza de que sería absuelto. En una larga mesa lo acompañaba­n sus familiares, entre hijos y dos mujeres que fueron sus parejas y que decidieron acompañarl­o en este juicio. Una convivió con él cuatro años y la otra es la madre de varios de sus hijos. “Todos confiaron en mí y nunca dudaron de mi inocencia”, decía el acusado de homicidio doblemente agravado.

La charla derivó en todo lo que perdió y lo que se perdió en estos tres años de privación de la libertad. Fueron 56 días en la cárcel de Bouwer que prefiere no recordar. Sí habla de la pérdida de su fábrica de bolsas de plástico a partir de su acusación. La hija de su principal cliente le canceló el contrato al enterarse que estaba acusado de femicidio.

“Eso trajo como consecuenc­ia que perdiera la libertad, mi principal cliente y que mis hijos, sin experienci­a, no pudieran manejar una pyme”. Según relató, le dejó la firma a sus empleados para evitar despedirlo­s y afrontar juicios laborales.

Además de lo económico, no poder salir lo privó de ir a la colación de su nieta arquitecta y al casamiento de tres de sus hijos, entre otros eventos.

“Tampoco pude ir a darles un abrazo a mis hijos cuando se fueron a vivir a Europa porque acá no tenían posibilida­des”, aseguró.

Estigmas y dolores

“Psicópata, perverso, manipulado­r, femicida. Todos esos calificati­vos tuve que soportar siendo una persona noble, cabal y sincera. Sólo mis hijos y mis allegados saben la persona que soy y he sido. Acá hay dos ex que me acompañan y que pueden decir que yo jamás fui violento”, acotó el hombre.

Sus abogadas, Andrea Amigo y Teresita Larrazábal, dijeron que “nadie se vuelve violento a los 72 años y los peritajes psicológic­os no arrojaron el perfil de alguien así”. Las defensoras sostuviero­n que la relación con Carina duró sólo nueve meses y que conviviero­n cinco.

Y señalaron que la causa era una “muerte de etiología dudosa” y, por ser en Icho Cruz, le correspond­ía a un fiscal de Carlos Paz, pero le “agregaron” violencia de género para atraer la jurisdicci­ón. Aseguran que durante tres años lucharon en todas las instancias contra “cosas direcciona­das” y otras irregulari­dades.

Amigo sostuvo que “si él no fueque ra solvente, no habrían hecho todo esto. La búsqueda de la verdad real se acompaña con un pedido de dinero”. La millonaria demanda civil se derrumbó en la sentencia.

“No le guardo rencor a nadie, en absoluto. Sí creo que se debe investigar por qué se llegó a esta situación de la cual no soy culpable. Siento mucha pena por las hijas de Carina porque han perdido a su madre”, dijo Salas en voz baja.

Aún no sabía que iba a ser absuelto, pero ya disfrutaba su libertad: “Lo primero que voy a hacer es salir en moto, a andar por las Sierras”. Pensó un poco más y dijo: “Después, voy a ver a mis hijos a Europa”.

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(RAMIRO PEREYRA) Absuelto. Salas llegó a la audiencia final con llamativa tranquilid­ad. El fallo fue unánime.

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