La Voz del Interior

Una buena medida, en un momento complicado

- Gabriel Esbry Cuentas claras gesbry@lavozdelin­terior.com.ar

Apesar de las enormes diferencia­s que tienen en otros temas, los economista­s de todo el espectro ideológico coinciden al menos en un punto: el IVA es el impuesto más regresivo de todos. Sobre todo cuando es aplicado al consumo de productos básicos. Esto quiere decir que, en términos relativos, afecta más a los sectores humildes, ya que cada mes estos consumen casi todos sus ingresos, sin que les quede prácticame­nte nada para ahorrar.

De ese modo, los sectores más pobres terminan pagando de IVA un porcentaje más alto de sus

ingresos que los más ricos. Distinto es, por ejemplo, el impuesto a la renta: sólo lo pagan aquellos agentes que tienen propiedade­s o activos financiero­s. Y pagan más en la medida que más tienen.

En nuestro país, el IVA tiene una historia de casi medio siglo. Se estableció por primera vez en 1975, con una tasa general del 13 por ciento, pero quedaban exentos todos los alimentos de la canasta familiar, debido a que el agregado representa­ba un costo muy alto para los consumidor­es.

De todos modos, no tardó mucho en ampliar su alcance a casi todos los productos de la economía. A lo largo de los años, la alícuota general fue variando hasta el 21 por ciento actual, y quedaron muy pocos productos excluidos de su alcance y algunos con una alícuota menor (10,5 por ciento). En América latina, Argentina es uno de los países con el IVA más alto. Sólo es superado por Uruguay, donde llega a 22 por ciento.

Por todo lo anterior, la decisión del Gobierno nacional de suspender la aplicación del IVA a una serie de alimentos básicos de la canasta familiar es, en términos generales, buena. Más en un momento en que los precios han vuelto a dispararse por la nueva trepada del dólar. Aunque quedan fuera de la medida otros productos de consumo masivo (como la carne, las frutas y las verduras), es de esperar que se note un impacto sobre el precio de aquellos otros que constituye­n el grueso del gasto de los sectores populares.

No obstante, las dudas sobreviene­n por el contexto en el que se decidió la medida. Es que la administra­ción del presidente Mauricio Macri tomó la determinac­ión tras la paliza electoral de las Paso del último domingo, casi de modo espasmódic­o, sin que estén muy claros los mecanismos de control e implementa­ción que se usarán para garantizar la efectivida­d de la quita. Por caso, ya hay tributaris­tas que alertan sobre la dificultad de aplicar los saldos técnicos diferencia­les del impuesto a lo largo de la cadena de valor de cada producto.

Además, como la suspensión se dará en medio de una nueva escalada de los precios, es probable que el impacto termine siendo casi impercepti­ble para los

COMO LA SUSPENSIÓN DEL IVA SE DARÁ EN MEDIO DE UNA ESCALADA DE LA INFLACIÓN, ES POSIBLE QUE SEA IMPERCEPTI­BLE.

consumidor­es, quienes igual terminarán pagando más caros los productos alcanzados por la medida. Y como la exención es transitori­a (hasta el 31 de diciembre), cabe preguntars­e por lo que pueda llegar a suceder con la inflación a partir del 1° de enero de 2020, cuando el impuesto vuelva a regir de manera plena para toda la canasta básica.

Asimismo, las provincias y los municipios sentirán de manera inmediata un impacto negativo sobre sus ingresos, ya que el IVA es uno de los impuestos coparticip­ables. Decidir la suspensión del IVA sin haber considerad­o alternativ­as de financiami­ento podría agravar las ya de por sí alicaídas cuentas fiscales de la mayoría de los distritos.

Como sea, la decisión ya está tomada y comenzaría a regir de manera inmediata. Habrá que esperar para saber cuál será el impacto real sobre una economía muy complicada y una población con sus bolsillos exhaustos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina