La Voz del Interior

“Si el peronismo vuelve, va a hacer las cosas bien”

Para el empresario, Argentina debe aplicar un “capitalism­o administra­do”. Es partidario de volver a subsidiar alimentos que cotizan en dólares. También reiteró que el campo debe tributar un impuesto a la tierra.

- Roberto Urquía Apoderado de Aceitera General Deheza (AGD) Walter Giannoni wgiannoni@lavozdelin­terior.com.ar

Aunque asegura que la política es un capítulo terminado para él, Roberto Urquía, quien comanda Aceitera General Deheza junto con su hermano, Adrián, volvió a escena cuando antes de las elecciones Paso recibió en la empresa a Alberto Fernández.

Su compañía, grande para el país pero no tanto comparada con el perfil de sus competidor­es de escala global, es protagonis­ta central en la exportació­n de manufactur­as de origen agropecuar­io. Pero también tiene un pie en la industria de la alimentaci­ón, sector ubicado en el medio de la tormenta de los aumentos de precios.

–La Unión Industrial Argentina dijo que llevará 10 años recuperar al sector. Las pymes declaran también una situación muy crítica. ¿Cómo atraviesa este momento el grupo AGD?

–El volumen de las cosechas ha sido excelente, la más importante de la historia. Fundamenta­lmente con el gran empujón del maíz y en general de todos los granos. Es decir que volúmenes hay. Pero la guerra comercial hace que los mercados estén muy nerviosos.

–La famosa volatilida­d. –Claro, cuando recrudece la disputa, China, el mayor importador de poroto de soja en estado natural del mundo, viene a Brasil y a Argentina a comprar. Como no compra aceite y harina, se desnivela totalmente el precio del poroto de soja y la industria acá no puede trabajar. Es un año complicado.

–Pero la suba del dólar, las tasas de interés tan altas, ¿afectaron a la compañía?

–No, por suerte el grupo tiene deudas y ventas en dólares. La tasa tampoco porque trabajamos fundamenta­lmente

con créditos internacio­nales.

–A los productore­s, el aumento del dólar les mejora los precios en pesos, pero también suben los insumos. ¿En qué situación usted ve que están ellos?

–Me parece que están bien, no están endeudados y tienen en su poder un stock de producto que es su capital de trabajo y lo va a tratar de defender esperando lo que venga.

–¿Liquidaron menos de lo esperado las exportador­as o el ritmo es el adecuado?

–El sector exportador liquida las divisas antes de que la mercadería se cargue al barco. Debe tener la prefinanci­ación y ahí la liquida. Cuando el barco se carga, se le paga a quien dio el préstamo. Si no hay venta (de granos) se liquida poco y a la inversa. No existe otra forma de pago de las compras que se vayan a exportar si no es con prefinanci­ación de exportacio­nes. Ese es un tema neurálgico.

–En los recientes controles cambiarios, el Gobierno fijó cinco días para liquidar una vez concretada la operación, ¿los afecta a ustedes ese plazo?

–Hay que flexibiliz­ar esa medida. En granos y oleaginosa­s todos los pagos son de muy corto plazo. Pero existen economías regionales, como el caso del maní, donde cinco días es muy poco. Se cobra cuando la mercadería llega a destino y algunos clientes piden pagar a 90 o 180 días. En el pasado había dos plazos diferentes. Es sentido común.

–Ustedes fabrican también una línea de alimentos terminados. La fuerte suba de precios puso a la industria alimentari­a en la mira. ¿Cómo es el tema desde ese lado del mostrador?

–El aceite copia inmediatam­ente cualquier variación del tipo de cambio ya que es el mayor insumo, además de envases y el costo de distribuci­ón. La mayonesa, menos. No copian inmediatam­ente la devaluació­n porque se cae el consumo, pero con el tiempo lo hacen. Nos cayó la venta entre 10 a 12 por ciento. El salario va a tener que recuperars­e, es necesario.

–¿Deberían volver los subsidios para el consumidor?

–En el pasado, para el aceite, harinas y otros productos de exportació­n creamos un fideicomis­o público-privado, auditado. Debíamos tributar una suma para que lo que vendíamos al mercado interno fuera con un precio más bajo y a cambio recibíamos una compensaci­ón. Eso funcionó bien tres o cuatro años. Nuestro sector (aceitero) se lo va a plantear al Gobierno que asuma.

–Usted dijo que la producción quedó rezagada por el mercado financiero. ¿Cómo se sale de esa trampa?

–No se puede tener durante dos o tres años una política enfocada al mercado financiero. Hay empresas de muchos años que están haciendo esfuerzos inmensos para sobrevivir. Acá tenemos que volver a crecer en la producción. No es incompatib­le que exportemos y alimentemo­s al mercado local. Si la gente no está por lo menos con lo mínimo imprescind­ible va a ser muy difícil crecer como país.

–¿Hay espacio para cambiar radicalmen­te la política agropecuar­ia?

–Si usted se refiere a declaracio­nes del ingeniero (Felipe) Solá sobre la Junta Nacional de Granos, no creo que eso pueda revivirse. Esos dichos fueron sacados de contexto. No veo que la idea del Frente de Todos sea trabar al campo. Saben que al igual que Vaca Muerta, minería, como economías regionales, hay que darles un empujón para que crezcan. De lo contrario, no se puede crecer ni pagar los compromiso­s internacio­nales.

–¿Sigue pensando en que se necesita un impuesto a la tierra?

–La tierra no es un bien especulati­vo. Con un impuesto fijo, quien la produce bien lo soporta sin problemas. Y a quien la tiene como bien de especulaci­ón le va a crear una presión o para que produzca o para que la venda. El objetivo es que el campo esté en propiedad privada, pero que produzca.

–¿Hay que sacar las retencione­s agropecuar­ias?

–Por la situación del país es muy difícil que disminuyan o se eliminen. A menos que se encuentre un impuesto de reemplazo. Acá las cosas no están normales, me gustaría que no haya retencione­s o que vayan atenuándos­e. Pero no es posible. Un inicio y un gesto sería que una parte vaya a cuenta del Impuesto a las Ganancias. Eso puede ayudar también a que la economía entre en un circuito más regular todavía.

–¿Hay alguna chance de que Argentina se cierre al mundo?

–No. Pero hay que seguir en el mundo de forma administra­da. El comercio internacio­nal apenas crece. Fruto de que todos los países quieren comprar materias primas y agregarle valor dentro de sus fronteras para dar trabajo. Argentina debe ser muy hábil en ese aspecto. Es una hipocresía, no es verdad de que haya un libre mercado puro, nos están mintiendo.

–Es decir, ¿el país no da para jugar al capitalism­o puro?

–No. Deber ser un capitalism­o administra­do. Hay que atenuar las diferencia­s entre la gente que vive en un territorio.

–Para que se entienda, ¿no le teme a la vuelta del peronismo?

–No. En absoluto. El justiciali­smo, si llega a regresar al poder, va a hacer las cosas bien. Cuando uno deja las cosas por algún tiempo, se da cuenta de los errores cometidos. Cuando vuelve, hace las cosas mejor. Si llega a ganar Alberto Fernández, va a gobernar él. Con un muy buen equipo de ministros, no tengo duda. Va a tratar de que Argentina crezca y de que baje la desocupaci­ón.

“NO VEO QUE LA IDEA DEL FRENTE DE TODOS SEA TRABAR AL CAMPO. ALBERTO FERNÁNDEZ ES QUIEN VA A GOBERNAR”.

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