Simple sentido de la oportunidad
“francisca”, impulsada por el Papa. Sin dudas, la institución no pasa por su mejor momento.
No obstante, siempre se puede mejorar lo presente, como lo hizo la Corte Suprema de Justicia de la Nación al solicitar al Ejecutivo un incremento de partidas por unos cuatro mil millones de pesos. No para mejorar la administración de justicia sino para nuevos incrementos salariales que sumarían en el año un 69 por ciento.
No se trata en este caso de reingresar en la manoseada cuestión de la intangibilidad de los ingresos de los jueces, argumento que deriva en una casta exceptuada del pago del Impuesto a las Ganancias. Ni siquiera de discutir la razonabilidad de ajustes superiores a la inflación para salarios que no tenían retraso alguno, sino del elemental sentido de la oportunidad.
Algo que semeja escasear entre quienes a menudo parecen actuar como habitantes de otro planeta.
En el visible contexto de pobreza y desempleo que caracteriza hoy al país, hay quienes están un poco más obligados que el resto a predicar con el ejemplo. O a practicar la mesura. Y los privilegiados habitantes del Poder Judicial son los más indicados para dar a nuestra vapuleada sociedad una señal de austeridad.
Bien podría decirse que en el vasto registro de oportunidades desperdiciadas propio de nuestro historial, esta actitud de los máximos responsables de la administración de Justicia luce con brillo propio.
No debería sorprendernos que el grueso de nuestra sociedad tenga un alto escepticismo respecto de la Justicia argentina, pero sí que sus integrantes parezcan no tomarlo en cuenta y procedan, a la postre, como si un prestigio mellado por demasiados fracasos los exceptuara de toda autocrítica o afán de superación. Y sacar provecho de una condición privilegiada como interlocutor del poder demuestra una alta dosis de imprudencia y una obvia falta de tacto.
El Poder Judicial debería abrir los ojos y oídos a los reclamos de una sociedad en crisis.
En no pocos casos, la venda que cubre los ojos de la imagen de la Justicia no es una ayuda sino un impedimento.