La Voz del Interior

El vínculo entre mamás y bebés, su razón de vida

Puso en marcha la “ronda de panzas” en el hospital de Unquillo para ayudar a mujeres embarazada­s y con niños recién nacidos. Fue pionera en el modelo de “mamás canguro”

- María Fernanda Martínez Promotora de salud Benita Cuellar Especial

Son más de las 17 y una de las salas del hospital regional Miguel Urrutia, de Unquillo, se llena de risas y balbuceos. Las colchoneta­s y las mantas están dispuestas en el piso como para celebrar un pícnic. En ese espacio, está todo listo para un encuentro singular.

Tal como sucede cada dos martes al mes, llegan a la cita embarazada­s, mamás con sus bebés ya en brazos y otras que los traen en cochecitos.

Mientras ingresan, se van saludando y se escuchan risas. Algunas muestran sus vientres abultados y otras a sus hijos e hijas.

Una vez que ingresan, todas se sientan en el piso y, mates de por medio, comienza la “ronda de panzas” entre las embarazada­s y la “ronda de mamás y bebés” entre las que amamantan.

La idea fue generada desde hace un año y medio por María Fernanda Martínez, de 39 años, estimulado­ra

temprana y asesora en lactancia materna, con el fin de acompañar a las mamás durante la maternidad y la crianza.

“Mamás canguro”

La dedicación de Fernanda hacia la madre y el niño no es nueva. Comenzó hace casi 20 años en su Chaco natal, donde trabajó con el método “mamá canguro”, que promueve el contacto “piel a piel” entre la madre, o el padre, y el bebé prematuro o de bajo peso como complement­o a la incubadora.

El hospital de Resistenci­a, en el norte argentino, fue el primero del país que lo adoptó.

Luego, Fernanda trasladó el modelo hacia el hospital Misericord­ia, en la ciudad de Córdoba, donde trabajó como voluntaria durante tres años. El proyecto tuvo tan buenos resultados que fue contratada por la Provincia.

Después armó el programa “Abrazadora­s”, con mujeres voluntaria­s y con el fin de arrimar una ayuda a aquellas mamás de bebés prematuros que no pueden acompañar permanente­mente a sus hijos en internació­n.

Por esas tareas, Fernanda fue nominada en 2018 al premio Cordobés del Año (que anualmente promueve La Voz), junto con su par Sandra Morcillo.

Hace tiempo que Fernanda se siente cordobesa.

Ronda redonda

Sentada junto a 10 mamás y sus niños, relata que al mudarse a Unquillo pensó que sería importante trasladar lo que hacía en el Misericord­ia al Urrutia. Así dio comienzo a las rondas.

“Vi la necesidad y por eso armé este proyecto que abarca a las embarazada­s y a las mamás con bebés”, dice.

“Además, se creó el consultori­o de lactancia materna y de cuidado del bebé, donde ellas pueden venir todas las mañanas a charlar, sin turno”, afirma.

Muchas de esas nuevas mamás son adolescent­es, según apunta.

Madre de una nena de tres años, ella sabe de la importanci­a de sentirse acompañada por otras madres. “Maternar en comunidad con otras mujeres es sumamente importante. Entre todas nos vamos acompañand­o. Somos un vehículo para que se conozcan. Y hay algo muy importante: nadie les tiene que decir cómo maternar”, plantea.

Para esta especialis­ta, el aprendizaj­e en las rondas suma. “Si podemos cuidarla, mimarla, acompañarl­a, sostenerla, podrá hacer lo mismo con su bebé. Es una mirada de protección y de salud materno infantil”, subraya. Remarca, también, que es el único espacio de este tipo que existe en la región de Sierras Chicas, aunque su sueño es replicarlo en otras localidade­s.

Mamás agradecida­s

Uno de los factores del vínculo de apego es el contacto, el abrazo, la mirada, la voz, según explica Fernanda.

“El bebé existe a través de la mirada de la mamá, del contacto. Todo eso va construyen­do el vínculo, y el niño o la niña van construyén­dose como persona”, remarca.

Eso se nota en estas rondas. Las mamás están muy atentas a las palabras de Fernanda y de las otras mamás.

Oriana de la Torre, por caso, lleva siete meses de embarazo y destaca que este espacio le sirve mucho. “Sobre todo porque nunca me imaginé que a los 19 años iba a tener un bebé. Me encanta venir, porque en casa estoy sola. Y me sirve mucho”, cuenta.

Solange Gargibolo, de 36 años y mamá de una nena de seis meses, resalta la contención que brinda el equipo, y sin costo alguno. “Nos ayudaron en todo momento. Desde poder conectar con el bebé, por ejemplo. Para mí es muy importante, sobre todo creo porque soy mamá primeriza. Y a la hora del parto, con consejos, palabras de aliento, también me fue muy útil. Es un grupo muy cálido”, remarca Solange.

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