La Voz del Interior

Lo que viene en Córdoba, el desvelo post 27 de octubre

- Mariano Bergero Panorama provincial

La gira del “Sí, se puede” lleva dos semanas en escena sin lograr hasta el momento alterar la certeza que se instaló entre los agentes de poder el 11 de agosto a la medianoche: Alberto Fernández tomará la posta presidenci­al que dejará Mauricio Macri el 10 de diciembre.

Aunque todavía resta el último y, se supone, decisivo tramo de la campaña, por ahora ni un solo sondeo logró registrar una alteración en el humor social que sea favorable al oficialism­o.

Las señales que permitan modificar una proyección que asoma inalterabl­e no aparecen. Macri tiene un consuelo: estos números desfavorab­les, con una desventaja nacional consolidad­a en torno de 20 puntos, surgen de los mismos métodos falibles que lo dieron en paridad con Fernández en las primarias. De algo hay que aferrarse.

Sobre el cruce de esta noche en Santa Fe, en el primer debate presidenci­al obligatori­o de la historia argentina, hay más expectativ­as en el oficialism­o que en la oposición, otra lógica alterada fruto del cisma político que dejó lo que para muchos sólo era una gran encuesta costosa.

Aquel convencimi­ento de juego terminado es el que ha llevado a los principale­s actores políticos de la provincia a actuar sobre lo que vendrá. En esa línea se inscriben movimiento­s que tienen al PJ cordobés como protagonis­ta, pero también a parte de la oposición.

Aunque se lo intentó mantener en total hermetismo, hace un par de semanas el gobernador Juan Schiaretti recibió en su despacho del Centro Cívico a una comitiva de dirigentes provincial­es del PRO. En esa reunión, el mandatario provincial bendijo un acuerdo que comenzó a fraguarse semanas antes y luego de las Paso en un importante despacho de la Legislatur­a.

Es el primer hecho concreto que anticipa el anunciado proceso de descomposi­ción que le espera al armado local de Cambiemos. Los intendente­s del PRO, que siguen respondien­do a través del Comupro a la línea del marginado titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, y a su mano derecha, Nicolás Massot, buscan amparo en el único espacio que puede proveerles de algo de agua en el desierto que les espera: el peronismo.

Los términos finales del entendimie­nto y los compromiso­s de este se terminarán de pulir antes de fin de año. En el PJ, los imaginan como aliados satélite y con convivenci­a independie­nte, por ejemplo, en la Unicameral.

Monzó ya trabaja por lo bajo en la constituci­ón de un bloque en la nueva conformaci­ón de Diputados. Proyecta un puñado de macristas escindidos de Cambiemos que articule con otras facciones provincial­es y desperdiga­das en el mapa nacional que decidan no alinearse detrás de Alberto Fernández. En su último paso por Córdoba, se reunió y le planteó a un importante dirigente del PJ la posibilida­d de sumar los diputados de Hacemos por Córdoba a ese grupo, que imagina de entre 15 y 20 miembros.

Juan corta para Juan

Schiaretti volverá esta semana a dar señales claras de que su palabra tiene valor. No enviará emisarios a la cumbre de intendente­s que Alberto F. realizará mañana en Rosario. Habrá representa­ción cordobesa que ya mostró lealtad a la fórmula Fernández-Fernández, pero sin nuevas figuras que contradiga­n la posición de neutralida­d fijada por el jefe del Panal.

Tampoco viajará a la pampeana Santa Rosa, donde el jueves los peronistas celebrarán el 17 de octubre, cita a la que asistirán todos los gobernador­es del PJ del país, además de Cristina Fernández.

Schiaretti regresó a mitad de semana de una minigira por España en la que

UN SECTOR IMPORTANTE DEL PRO CORDOBÉS TIENE CERRADO UN ACUERDO CON EL PJ PARA DESPUÉS DE DICIEMBRE.

volvió a exhibir que, a pesar de la crisis y de la estrechez financiera que no oculta la Provincia, su plan de obra pública logra financiami­ento para seguir en marcha. Ayer se dio el gusto de inaugurar una obra clave para el sector turístico: el Camino de las Altas Cumbres tiene un nuevo acceso. La crítica opositora por el nivel del endeudamie­nto en dólares no ha hecho mella en el Centro Cívico. Sí se reconoce que el nivel de la obra pública bajará desde 2020, consumados ya los principale­s proyectos.

El gobernador tiene definido hacia dónde direcciona­rá una parte sustancial de recursos (no sólo económicos) con los que buscará coronar su última gestión provincial: la Capital.

Sin correrse un milímetro de su posición cautelosa, el intendente electo Martín Llaryora sigue delineando un equipo de gobierno que ya tiene en fase avanzada. Sobre esas posiciones también opinan Schiaretti y la diputada Alejandro Vigo.

Llaryora, que porta las mejores credencial­es para liderar la sucesión del peronismo para 2023, aún debe dar la talla en la ciudad en la que la mayoría de quienes lo precediero­n tropezaron. La urbe capitalina ha sido extremadam­ente infértil para proyectar gobernador­es. Sólo Ramón Bautista Mestre recorrió el camino de la principal ciudad al sillón provincial, y lo hizo luego de tener que esperar cuatro años.

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(ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI)
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