La Voz del Interior

“Quiero vivir una vida más grande que la mía”

Luego de retratar el universo femenino con atmósferas sensuales y psicodélic­as, publica un disco de canciones. ¿Con qué propósito?

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

Leo Damario es un director de cine experiment­al, psicodélic­o y ultrasensi­ble que siempre veneró al universo femenino.

Pero la noticia en tiempo presente es que pondrá en suspenso su ardor creativo en esos términos para publicar un disco de canciones, con un título que parece aludir al capricho circunstan­cial.

Debut y despedida se llama el disco en cuestión. “En este hacer díscolo que siempre tuve, avalado por mis cómplices en la locura, era divertido en la memorabili­a del cineasta tener un disco jugando a ser Lee Hazlewood. Pero músicos son mis amigos. Yo salí a jugar con respeto y por considerac­ión a ellos”, dice Damario en contacto con VOS, al tiempo que aclara que no hay nada de vanidad en el asunto. “Como en todo lo que hice, siempre me dejé llevar por la voluntad de producción de un tercero. A mí se me presentan las oportunida­des, veo el área libre y, claro, pateo con seguridad. En este caso fue lo mismo. Alejo Sendra, mi productor musical (hijo de Fernando, el autor de Yo, Matías), es amigo desde hace tiempo. Él vio que yo armaba letras y melodías como hobby y en la intimidad. Como vio cierta química ahí, Alejo me propuso producirme un disco”, revela Damario.

Y añade: “Además, a medida que avanzó el proyecto vi cómo el país se venía abajo y cómo mi carrera de cineasta se encaminaba a un cine comercial, por lo que me pareció bien dedicarme un tiempo al disco como el proyecto de una ‘peli’ independie­nte. Como si John Cassavetes grabara un disco. Bueno, David Lynch, Almodóvar y Kusturica ya lo han hecho. Hay que estar atento al interés del otro y no ser obstinado. Conquistar desde el arte, haciendo y completand­o”.

Para darle mayor entidad a este desplazami­ento, Damario cita al director alemán Alexander Kluge en 120 historias de cine. “Él dice que siempre va a existir algo que funcione como cine. Ese híbrido entre genio, incompeten­cia, seriedad, azar y fortuna. En este año, el primero que vivo sin filmar un largometra­je desde hace un largo tiempo, mi disco funciona como mi locura anualizada, mi nueva película”, precisa Damario.

Sin contradicc­ión

Para la grabación del clip de Despacio, el corte de difusión de su disco debut y despedida, Damario convocó a Señorita Bimbo.

En otras palabras, el realizador contó con una militante feminista para el guion y la realizació­n de un tema tecnopop de erotismo ardiente. No hay contradicc­ión posible entre deseo y lucha feminista, pero el contexto está seteado para que haya malentendi­dos.

¿Qué piensa Damario al respecto? “Coincido con vos. No hay contradicc­ión entre el deseo y la lucha feminista. Pero las feministas lo tienen bien claro. Si no, mirá Las hijas del fuego, de Albertina Carri, que es hermosa y sexual. Es justamente lo que reclaman las mujeres: que su deseo sea de ellas, no el del hombre. Cualquiera que crea que el deseo sexual no le pertenece a la mujer es un pelotudo”, sentencia el artista.

“El hombre blanco heterosexu­al tiene que entender siendo animal, carnal (como yo lo soy), que la conquista y el deseo se consuman si son mutuos –completa Damario–. De hecho, de eso habla Despacio: ‘¿Qué más querés que lo tenés?/ ¿Qué más querés de mí?/ Estoy a tu lado/ estoy aquí’, canta un él para ser devoto de los bajos instintos de ella. En toda mi obra de cineasta mestizo heterosexu­al, acompañé al feminismo”.

–¿Cómo fundamenta­rías ese respaldo?

–Hablé antes que nadie de las pastillas abortivas y me manifesté por la autosobera­nía del cuerpo de la mujer en Olympia (2011), hace ocho años. Cuando expuse Palmera (2013), el macho cosificado­r no pudo ver más allá de los culos y las tetas, y no comprendió mi prosa en voz de mujer independie­nte. Ni hablar de Bohemia (2014, película complement­aria al disco Bohemio, de Andrés Calamaro), cuando cambié el género del machismo imperante en el rock; ni de Resentimen­tal (2016), donde el director de cine era una directora homo tan desquiciad­a como cualquier paki

EN ‘OLYMPIA’, HABLÉ ANTES QUE NADIE DE LAS PASTILLAS ABORTIVAS Y ME MANIFESTÉ POR LA AUTOSOBERA­NÍA DEL CUERPO DE LA MUJER.

banana. Pero los reaccionar­ios de derecha no entendiero­n el motivo cinematogr­áfico. Es que parte de la crítica de cine, el acto de juzgar una obra es heteropatr­iarcal y machista. La obra es en femenino y no debería ser juzgada. Menos por un hombre con pocas posibilida­des sexuales. Mi cine siempre habló de la mujer y de su sexualidad con libertad. La mujer es un ser sexual que quiere coger con quien quiera y cuando quiera. ¿Tanto molesta respetar eso? A nadie le da derecho a tocar el culo de una mujer porque se pasee desnuda.

–Tu futuro como cineasta está en “Marie Anne” y en “Sirena”, que –según me adelantast­e– son proyectos “mainstream”. ¿Acaso tu tránsito por el cine experiment­al fue una preparació­n para dar un salto popular?

–Son etapas. Ahora que tengo una voz definida, es natural que me interese que los espectador­es sean parte de mi obra. Siempre me interesó el cine pop. Lo que pasa es que dirijo cine desde muy chico y soy muy prolífico. Ya pasé el indie. De todos modos, nunca fui un director demagogo que me autofinanc­iaba para dirigir mis películas. No soy un sufrido ni un miserable. Hago el cine desde la seducción como artista. Y trabajo mucho cada proyecto. Para que estos proyectos nuevos como Marie Anne y Sirena se lleven a cabo, me piden una producción mayor que sólo se sostiene con espectador­es.

–¿Y de qué va cada título? –Marie Anne es un proyecto sobre nuestro país. Estamos inspirados en la vida de Marie Anne Erize. Modelo. Militante. Desapareci­da. Y en el filme desfilan personajes como Paco De Lucia, Joan Manuel Serrat y el Padre Mujica. Sirena, mi próximo largo, es una comedia romántica con una dupla protagónic­a con mucha química. Será una ‘peli’ ágil, pop, risueña y soñadora.

–¿Se acabó la subversión? ¿O te seduce pendular entre lo vanguardis­ta y lo masivo?

–Subversivo voy a ser siempre. Incluso conmigo mismo. Mi misión es liberar el pensamient­o y vivir por una vida más grande que la mía. Voy más allá de todo. Quiero que la vanguardia sea masiva. Somos Sudamérica. Somos la vanguardia o el país más peligroso. Elijo ser la vanguardia.

EN MI HACER DÍSCOLO DE SIEMPRE, ERA DIVERTIDO EN LA MEMORABILI­A DEL CINEASTA TENER UN DISCO JUGANDO A SER LEE HAZLEWOOD.

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(GENTILEZA/ PRENSA LEO DAMARIO)

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