La Voz del Interior

Los candidatos no dicen cómo combatirán las subas

El país acumula 12 años de inf lación. Pocas precisione­s de los candidatos.

- Javier Álvarez Correspons­alía Buenos Aires

Argentina lleva 12 años de alta inflación sin pausa. Este fenómeno que marcó al país el último siglo, con el pico de la híper en 1989, ahora está otra vez por encima del 50% anual, con un descalabro en los ingresos de los consumidor­es y la generación de cuatro millones de pobres en sólo un año.

En los seis frentes electorale­s que se disputarán la presidenci­a de la República el domingo 27, hay un consenso: la inflación es el mayor mal del país. Y si bien coinciden en que se necesitan cinco años como mínimo para llevar el índice por debajo del 15%, todos tienen recetas muy distintas y a la vez entienden que no pueden importar llanamente el mismo plan que les resultó a otros países, como Israel o Chile.

La compleja situación genera en los candidatos una vacilación transversa­l a la hora de explicar con seguridad cómo harían que los precios dejaran de volar. Algunos proponen medidas que ya fracasaron. Otros, seguir como ahora. Hay algunas iniciativa­s experiment­ales. Y otros hablan de decisiones que llevarían a una recesión brutal, a un estallido social.

Enfoque oficial

El gobierno de Mauricio Macri insiste en que, con el plan que viene ejecutando, la inflación indefectib­lemente tendrá que bajar en algún momento. Esto es: tasa de interés real positiva, base monetaria congelada, enfriamien­to del consumo y, también ahora, control cambiario para evitar otra devaluació­n, combinando con equilibrio fiscal primario.

Guido Sandleris, presidente del Banco Central, considera que es una cuestión de tiempo y coherencia. “Si queremos bajar la inflación de forma sostenida, no alcanza con una política monetaria estricta en un momento determinad­o. Necesitamo­s implementa­rla de forma continua”, aseguró.

El programa monetario de Sandleris cumplió un año el 1º de octubre. Cuando lo puso en marcha, la inflación anual era del 40,5%. Ahora es del 53,5% y llegó a un pico del 57,3% en mayo pasado. Y esto a pesar de que el Poder Ejecutivo congeló las tarifas en abril y hasta enero del próximo año.

La óptica F-F

En el Frente de Todos se desmarcan y aseguran que el problema inflaciona­rio no es netamente monetario, sino multicausa­l. Tras años de negarlo, reconocen que el déficit fiscal es un agravante y señalan el perfil bimonetari­o de la economía, por lo que cuando se mueve el dólar tiemblan las góndolas. Y también apuntan contra los monopolios, los formadores de precios y la falta de competenci­a.

Por ello, preparan un plan distinto. Si Alberto Fernández gana las elecciones, la primera medida será la pesificaci­ón de las tarifas y los combustibl­es. La tasa de interés bajará al menos hasta el nivel de la inflación de ese momento. Y se impulsará una ley de góndolas para que todas las marcas estén en igualdad, en competenci­a.

En paralelo, Fernández negocia con la UIA y con la CGT un plan de contención social, una tregua, por un mínimo de seis meses. El objetivo es acordar que los precios y los salarios suban parejos un 2% mensual, con reuniones de monitoreo cada 15 días. Creen que recién a partir de julio de 2020 los salarios podrían comenzar a recuperars­e.

La enorme duda que hay en el mercado y entre los economista­s está en lo que piensa Matías Kulfas, quien podría ser ministro de Economía. Con el mercado de deuda clausurado por el default técnico actual, “se podría financiar el déficit fiscal con fondos del Banco Central”. Eso, advierten analistas, es la desembocad­ura de una hiperinfla­ción sin escalas.

Los cuatro del fondo

Roberto Lavagna, de Consenso Federal, tiene ideas similares a las de Fernández. Propone un acuerdo de precios, productivi­dad y salarios. Esto, coordinado por un Consejo Económico y Social. Y medidas de emergencia como tasa 0% para el IVA de los productos sensibles de la canasta básica.

Asimismo, plantea devolución del 5% de IVA para pagos con tarjeta de débito y del 15% para jubilados y beneficiar­ios de planes sociales; ajuste de tarifas conforme a la variación del salario y revisión de los contratos de servicios, e implementa­ción de una ley de góndolas y monitoreo de la fijación de precios en las cadenas de valor para evitar distorsion­es.

Además de una política fiscal monetaria equilibrad­a, Lavagna suma redefinici­ón de alícuotas, deduccione­s y escalas que hoy rigen para el Impuesto a las Ganancias que debe alcanzar a los altos ingresos y homogeneiz­ar el sistema para que no haya saltos entre, por ejemplo, un monotribut­ista y un trabajador autónomo.

Para José Luis Espert, del Frente Despertar, la inflación es un fenómeno netamente monetario. Asegura que hay “exceso de dinero” y por ello su valor cae y los precios de los bienes, por ende, suben. Y asegura que la salida es un fuerte ajuste fiscal, con emisión cero.

Nicolás del Caño, del IzquierdaU­nidad, propone la nacionaliz­ación de la banca para que el Estado monopolice el control del valor del dinero. Y Gómez Centurión, del Frente Nos, dice que hay que buscar equilibrio fiscal con un fuerte recorte del gasto público.

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(TÉLAM/ARCHIVO) Generalida­des e imprecisio­nes. Ningún candidato explicó cómo hacer para bajar la inflación.

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