Los dilemas delReinoUnido y su salida blanda
Al asumir, Boris Johnson quiso llevarse el mundo por delante con la idea del Brexit a toda costa el 31 de octubre. “Preferiría estar muerto en una zanja a pedir una prórroga a la UE”, llegó a decir.
El 9 de septiembre, el Parlamento británico quedó suspendido a petición de Johnson durante un mes, con la finalidad de evitar interferencias en sus objetivos para lograr la desconexión de la UE. Pero pocos días antes, el órgano legislativo tuvo tiempo para poner límites: aprobó una ley que obligaba al primer ministro a pedir por tercera vez una prórroga del Brexit en caso de no llegar a un acuerdo antes de este sábado. Si el Gobierno no cumplía, el Reino Unido quedaría sumido en una crisis institucional de características monumentales.
Con un “Brexit duro”, es decir, con la salida de un día para otro de la UE, hubiera sido improbable para el Reino Unido resistir el durísimo cimbronazo económico, al igual que para la propia comunidad de países europeos. A la ruptura brusca de todo lazo comercial se hubiera sumado una fuerte incertidumbre respecto de la situación legal de los residentes europeos en territorio británico y de los británicos en Europa.
Pero, además, se hubiera puesto en jaque el acuerdo de paz en Irlanda, al no contar con una cláusula de “salvaguarda” (backstop) para evitar la reposición de controles fronterizos y aduaneros entre la parte “europea” y la parte “británica” de la isla. Esa barrera fue eliminada después del Viernes Santo de 1998.
De todas maneras, la “cuestión irlandesa” no queda resuelta: el Partido Unionista Democrático, un socio clave de los conservadores, podría no apoyar el acuerdo que se tratará en el Parlamento británico durante estas horas. Por su parte, la República de Irlanda ha debido renunciar a su exigencia de una salvaguarda permanente, para dejar tranquilos a los sectores duros de Londres (la cláusula necesitará aprobación parlamentaria de Irlanda del Norte cuatro años después de concretado el Brexit).
Tan central es la cuestión irlandesa que pocos prestan atención a las pretensiones de Escocia. El ánimo independentista de los escoceses está a flor de piel y el avance en las negociaciones para la salida ordenada de la Unión Europea no hace más que potenciarlo. Unos 25 mil estudiantes, según la Guardia Urbana, o más de 40 mil, según los sindicatos convocantes, se manifestaron ayer en Barcelona en respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo (TS) que condenó a los líderes independentistas, en el marco de la huelga estudiantil. La manifestación –que también se produjo en Girona, en Lleida y en Tarragona– partió de la plaza Universitat, con una pancarta en la cabecera que rezaba ‘Las estudiantes lo paramos todo’, y recorrió el centro de Barcelona. El Gobierno venezolano consideró como una “victoria” haber logrado un lugar en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, ante la “campaña feroz” que –asegura– emprendieron Estados Unidos y sus aliados para evitar que eso ocurriera. Y como un gesto, anunció la excarcelación de 24 de los llamados “presos políticos”. En medio de críticas de organizaDesde la sentencia del Tribunal Supremo, la tensión ha ido creciendo en los últimos días en Cataluña, donde se han registrado graves disturbios que han llevado a la detención de, al menos, 97 personas. El Gobierno español ha asegurado
ciones humanitarias y opositores que acusaron al Gobierno venezolano de incurrir en violaciones a los derechos humanos, el presidente Nicolás Maduro celebró el escaño y dijo en su cuenta de Twitter: “Por encima de las amenazas, triunfó nuestra Diplomacia. ¡Victoria en la ONU!”. Algunos gobiernos de la región levantaron sus voces. El canciller de Chile, Teodoro Ribera, dijo: “Consideramos que el gobierno de Maduro se ha burlado así de todos nosotros, porque no puede ser que un gobierno que viola los derechos humanos sea elegido para un cargo de esta naturaleza”. que no habrá “impunidad” contra los violentos e insistió en que los autores de esos disturbios son personas vinculadas a movimientos que pretenden alterar el orden público bajo el pretexto de buscar fines políticos. El presidente ecuatoriano Lenín Moreno se reunió ayer con comerciantes afectados por las recientes protestas y los actos vandálicos, a quienes ofreció créditos inmediatos para la reconstrucción de sus negocios. Moreno dijo que ha dispuesto la entrega de 16 millones de dólares en préstamos de “de hasta
10 mil dólares sin garante y hasta
20 mil con garante a todos los negocios afectados, con un plazo de 10 años y un interés de 8,9%.