La Voz del Interior

Hot Plug, los científico­s del beat

Desde sus produccion­es, los cordobeses Federico Colazo y Matías Rapacioli han conseguido un sello distintivo en el trap argentino. Aquí, revelan sus métodos creativos para pisar fuerte en el género, el más infeccioso de la música popular actual.

- José Heinz jheinz@lavozdelin­terior.com.ar

Aunque cursaron juntos la carrera de Sonido en la facultad, Federico Colazo (32) y Matías Rapacioli (33) forjaron su amistad en una pista de baile. Fue en Dorian Gray, el boliche de Las Heras y Roque Sáenz Peña, que quienes lo frecuentar­on suelen recordar con cierto aire mítico. Colazo era dee jay de una pista alternativ­a y “Rapa” iba en calidad de clubber, pero tanto uno como otro ya producían música en sus estudios caseros. El primero venía de integrar una banda (Mikros) y hacía sus primeros pasos como artista de bass music experiment­al (Luvclap), mientras que el segundo estaba metido de lleno en la electrónic­a bailable.

“Fue ahí cuando pegamos más onda y nos empezamos a pasar tracks”, dice Federico en el estudio de Hot Plug Beats del Cerro de las Rosas, hoy un laboratori­o sonoro de referencia para varios artistas argentinos metidos en el trap y el hip hop. En poco tiempo, la dupla logró un estilo reconocibl­e en sus produccion­es y son convocados por algunos popes del género para que trabajen sus canciones, como Frijo, Coqeéin Montana o Malajunta Malandro. En el plano local, han grabado junto con Jeebz, Slim Dee y Yaz Álvarez, entre otros.

“A nosotros nos gusta un par de cosas. Nos gusta el sonido del trap, pero que también haya algún elemento orgánico que le dé frescura, con texturas copadas”, dice “Rapa” sobre sus métodos de producción.

Fede amplía la idea: “Y que sea hookie, porque la melodía es superimpor­tante, la idea es que se te quede en el cerebro. En muchos grandes artistas, las ‘melos’ tienen pocas notas”.

Consultado­s por sus referencia­s, arrojan nombres clave de la industria musical de este siglo: Diplo, Metro Boomin, Max Martin, Social House, Alizzz, Timbaland, todos responsabl­es del sonido de los artistas globales más resonantes de la actualidad. “Y un sharau para Nico Cotton, por qué no”, dice Colazo.

Antes de meterse de lleno en la producción de artistas, el dúo hizo sus propias composicio­nes (bajo el alias Neurocrack­s) y empezó a colaborar con varios raperos, a relacionar­se en un ambiente que tanto Colazo como Rapacioli cono

cían bien por sus proyectos previos: el hip hop. “Nos empezamos a ordenar. Y empezamos a relacionar­nos con raperos, a hacer los

beats. Nos dimos cuenta de que a muchos pibes, si bien tienen mucha frescura, les faltaba concepto musical, estructura­s. Era todo muy freestyle”, plantea Fede.

“Escriben y rapean muy bien, pero tienen todo medio desordenad­o. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de algo: había un mercado para ellos, pero necesitaba­n alguien que les diera una mano, porque tienen ideas buenísimas, pero desordenad­as. Así que empezamos a hacer ese laburo y y así surgió Hot Plug Beats”, completa.

“Nos llamamos así porque lo nuestro no es sólo producción: somos dee jays, cantantes, compositor­es, productore­s, de todo un poco”, suma “Rapa”.

Fórmula hitera

Varias de las canciones que la dupla firmó en coautoría con raperos suman cientos de miles de reproducci­ones en Spotify (la más escuchada es Frijo: Bzrp Music

Sessions, Vol. 10, que acumula casi 30 millones de plays ). A su manera, hallaron una fórmula para que sus tracks funcionara­n en las playlists y en las fiestas. “El trap y la música urbana son una progresión de lo que yo venía haciendo con el hip hop. A nosotros nos gusta mucho el r&b y tuvimos etapas metidos en la bass

music. Siempre hicimos hip hop bien bolichero, más pop”, explica Colazo.

Luego agrega Rapacioli: “Investigam­os mucho la industria musical. Hay ciertas reglas que no se suelen mencionar y que son muy importante­s en este trabajo. Nosotros buscamos mucha info y eso nos ayudó a que los temas fueran más hiteros”.

“Por ejemplo, Like boss de Frijo era un freestyle de siete, ocho minutos. Nosotros lo agarramos y dijimos: este es el estribillo, esta es la ‘intro’. Lo armamos, le preguntamo­s a él qué le parecía y ahí empezamos a grabar. Ese es el laburo que hicimos con muchos pibes”, detallan sobre su dinámica de trabajo.

–¿Cómo se llevan con el autotune?

–(Colazo) Siempre que juegue para la canción, todo bien, es un instrument­o más, es el recurso del artista. Es como pedirle a Peter

Frampton que no use el talk box.

El Duki sin auto-tune no es él; con

auto-tune la rompe. –(Rapacioli) De todas formas, si podés cantar sin eso, mejor, vamos a explotar ese talento también.

–(Colazo) Nuestro laburo también es escuchar lo que el artista hizo antes, preguntar hacia dónde quiere ir y después sugerir. No imponemos nada, el objetivo es potenciarl­o y mantener un sello que sea nuestro. No queremos meter pisadores, pero eso te distingue, está superinsta­lado en el ambiente. Nosotros somos más sutiles, repetimos un sonido o un corte. Pero no sé, quizás en algún momento vamos a tener que caer en eso: “Hot Plug!” (risas).

NOS GUSTA EL SONIDO DEL TRAP, PERO QUE TAMBIÉN HAYA ALGÚN ELEMENTO ORGÁNICO QUE LE DÉ FRESCURA.

Matías Rapacioli

NUESTRO LABURO ES ESCUCHAR LO QUE EL ARTISTA HIZO ANTES, PREGUNTAR ADÓNDE QUIERE IR.

Federico Colazo

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(PEDRO CASTILLO) Alta dupla. Federico Colazo y Matías Rapacioli dicen que ponen en orden las ideas dispersas de raperos talentosos.
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Un recurso. Para los Hot Plug, el uso del auto-tune está bien si “suma para la canción”.

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