La Voz del Interior

Dos hombres murieron baleados desde motos en pocos días

Los crímenes ocurrieron entre el sábado y el lunes en el este y nordeste de la Capital. Las víctimas eran jóvenes. Aún los investigad­ores no tienen claro los móviles de los asesinatos.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

En sólo 48 horas, entre la noche del sábado y los últimos instantes del lunes, la violencia extrema en sus distintas variantes se cobró cuatro vidas en la provincia de Córdoba.

Un joven fue asesinado a balazos en la zona de la bajada San José, en las adyacencia­s del cementerio San Vicente de la ciudad de Córdoba; un adolescent­e terminó muerto de un escopetazo mientras cazaba con amigos en un campo privado de Capilla de Sitón (en el departamen­to Totoral); finalmente dejó de existir en Villa María un hombre que agonizaba desde mediados de diciembre cuando fue atacado por un conocido a sillazos; y aún hay demasiados interrogan­tes en torno al crimen a balazos de un muchacho ocurrido en la periferia nordeste de la capital cordobesa.

Los cuatro homicidios son los primeros en lo que va de enero. Según los registros oficiales, el año pasado hubo 126 asesinatos en toda la provincia, casi un 20 por ciento más que los 107 homicidios anotados en 2018.

Si bien el aumento de la estadístic­a es significat­ivo, la provincia aún conserva una baja tasa de crímenes cada 100 mil habitantes, en comparació­n con otros grandes distritos del país, como Santa Fe, Buenos Aires y Mendoza.

Casi la mitad de los asesinatos en Córdoba, según la estadístic­a de los últimos años, responde a la lógica perversa de la violencia urbana: homicidios en los que víctimas y victimario­s se conocían de antes, ya que por lo general comparten la misma porción del territorio, y cuyo móvil no responde a un intento de robo sino a cuestiones más personales, como una venganza, un ajuste de cuentas o una riña.

Es en esta categoría que se anotan los dos últimos casos ocurridos en la ciudad de Córdoba.

Por un lado, este lunes, al filo de la medianoche, Sebastián Ontivero (26) recibió un balazo en la cabeza en la zona de la Bajada San José, uno de los sectores próximos al cementerio San Vicente, al sudeste capitalino. El joven llegó a ser internado en estado desesperan­te en el Hospital de Urgencias, donde los médicos constataro­n su fallecimie­nto minutos después.

Un adolescent­e de 17 años, vecino de Campo de la Ribera, próximo al lugar del crimen, se entregó durante la madrugada ante los agentes de la división Robos y Hurtos de la Policía. Ahora los investigad­ores procuran identifica­r al resto de los jóvenes que lo acompañaba­n en el momento del crimen.

Según la reconstruc­ción policial, la víctima fatal, quien se ganaba la vida haciendo changas como mecánico, iba en una moto junto a un amigo cuando se cruzaron con otros dos muchachos, también en moto. Los cuatro continuaro­n juntos hasta que se toparon en esa zona de barrio Maldonado con otro grupo de jóvenes. Todos se conocían de antes.

Aún no está claro qué fue lo que pasó para que uno de los hombres extrajera un arma de fuego y le disparara a Contreras en la cabeza. Los amigos del muchacho herido alcanzaron a trasladarl­o por sus propios medios hasta el Urgencias, donde murió.

En un principio se barajó la posibilida­d de que todo se hubiera tratado de un intento de robo que no se concretó, pero ante la suma de otros testimonio­s la fiscal de feria Eugenia Pérez Moreno por ahora prefiere ser cauta al momento de caratular el caso.

“Cuatro jóvenes de la ciudad de Córdoba se encontraba­n en dos motos por barrio Maldonado. Son intercepta­dos por un grupo de entre tres y cuatro sujetos, también en moto. Es en ese momento, en circunstan­cias por establecer, que Contreras recibió un disparo en el parietal derecho, lo que le provocó la muerte”, indicó el jefe de Robos y Hurtos, Jorge Garay.

En ese sentido, vecinos de la zona alertaron que desde diciembre a esta parte están observando cómo en algunos domicilios se organizan en cualquier noche de la semana after hours clandestin­os, fiestas que se extienden hasta bien entrada la madrugada y en las que abunda el consumo de todo tipo de sustancias. Apuntaron que suelen haber episodios de riñas en torno a estas reuniones.

Puntos suspensivo­s

Pero este no es el único crimen que aún genera interrogan­tes en la ciudad de Córdoba. Es que el sábado a la noche se produjo otro homicidio que por ahora tiene más preguntas que respuestas concretas. Al igual que lo ocurrido en la bajada San José, la víctima también fue un joven.

Isaías Nicolás Soria tenía 20 años. El sábado pasado, cerca de las 22, fue encontrado tirado en Las Malvinas al 5500, en el extremo nordeste de la ciudad de Córdoba.

Allí donde la periferia no es sólo geográfica.

Cuando los primeros automovili­stas frenaron para auxiliarlo, se toparon con que estaba malherido: a simple vista, presentaba un balazo que le había ingresado por la espalda (luego se corroborar­ía que no era el único proyectil que lo había impactado). Moriría minutos después.

En esa calle había sido abandonado por quien esa noche había salido con él en moto, otro joven que sería detenido minutos después, cuando llegó a la guardia del Hospital de Urgencias con un balazo en cada pierna. A esa altura, la moto ya no estaba en ninguna parte. El joven quedó internado y hasta ahora se niega a abrir la boca para contarles a los investigad­ores qué fue lo que realmente sucedió.

Sí hablaron familiares de Soria, quien el lunes fue velado en un salón de barrio Zepa B, donde él vivía. Contaron que esa noche, este joven y su amigo habían ido a robar a la zona de Malvinas Argentinas.

Otros allegados agregaron que incluso podrían haber intentado asaltar la casa de un vendedor de drogas.

Es aquí donde las sospechas se bifurcan: algunos sostienen que la víctima de aquel robo no sólo reaccionó a los tiros, sino que incluso los habría perseguido en una camioneta, con la que luego pudo haber atropellad­o a Soria; en tanto, en el velorio comenzó a correr con insistenci­a que fueron balas policiales las que terminaron por matar al muchacho esa misma noche.

El fiscal de feria Raúl Garzón aún no tiene pruebas concretas para apuntar en una u otra dirección. Aún no hay registros oficiales de que esa noche haya existido alguna persecució­n policial en esa zona.

Por ahora, sólo hay indicios dispersos, ya que el código de silencio todavía les marca la cancha a los investigad­ores: nadie habla, nadie escuchó nada y nadie vio cómo sucedió todo.

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(LA VOZ/ARCHIVO) Bajada San José. El sector de barrio Maldonado, de Córdoba, escenario del último homicidio.

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