La Voz del Interior

Abel Pintos encabeza la grilla de esta noche en Jesús María, que también integra el Chango Spasiuk.

El misionero vuelve a un festival del que se siente parte. ¿Cuál es su receta para deconstrui­r tradicione­s?

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

En Jesús María, Chango Spasiuk creció como solista, pudo ver a Atahualpa Yupanqui y a Los Cantores del Alba sentado en el pasto y compartió escenario con Los Chalchaler­os. Por eso el acordeonis­ta misionero se siente parte del Festival de Doma y Folklore, y por eso se alegra de que lo hayan vuelto a convocar después de años de ausencia.

“Me hace feliz volver”, certifica desde su hogar bonaerense y para anticipar su primera incursión festivaler­a tras las celebracio­nes “redondas” del año pasado. ¿Celebracio­nes redondas? Sí, la de sus

40 años como músico y la de los 30 años de la edición de su primer disco( Chango Spasiuk, 1989), efemérides que pueden perpetuar al homenajead­o en “modo balance” hasta inmoviliza­rlo.

“No estoy en el descanso del guerrero, por varias razones. Por un lado, tengo fuerzas anímica y física para ir en búsquedas de desafíos. Y por otro, tengo niños chicos y hay que laburar”, diagnostic­a.

Spasiuk asegura que su motivación no es económica, pero es muy infantil pensar que la música está ajena a la vida y a la cotidianid­ad. “Cualquiera que plantee que la música está afuera de eso, no entiende nada. Mi balance de los

30 años me hacen mirar y decir guau, ‘¡Qué bueno! Después de 30 años sé qué quiero hacer y en qué dirección moverme”, añade el artista, que cita a Atahualpa para reforzar el fundamento de estar en movimiento constante.

“Yupanqui cantaba ‘A veces no comprendo mi rodar por el mundo/ si no de hallar la sombra que mi corazón ansía’... En fin, uno busca ese acorde, ese estado que encuentra al estar tocando en vivo. El otro día leí una entrevista inédita a Paco de Lucía en la que dice que todo desaparece cuando uno toca en vivo. No siempre pero sí a veces, en vivo hay como un regalo de un estado del corazón. Me sigue pasando eso. Hoy puedo vivir esa sensación que me atravesaba cuando era niño y tocaba en el patio. Cuando sos niño no te ves como músico o no ves a la música como un oficio. Estás como fascinado por el sonido. Tener esa sensación 40 años después, sigue siendo un regalo”, completa.

–Paco de Lucía sugiere que nada debe determinar al que se expresa. Ni siquiera el contexto espacio – temporal. Ahora bien, ¿vos te adaptás a Jesús María?

–El tronco sigue siendo el mismo. De alguna manera uno tiene que aceptar las reglas de juego y entender un contexto de mayor dispersión como el del festival. No puedo empezar tocando Tristezas, pero no porque me adapte sino porque no tengo mucho desarrollo de concierto. Si tuviera una hora, segurament­e empezaría con ese tema. Pero tengo 30 minutos. Entonces, trato de hacer una pequeña síntesis y contribuir a un festival del que me siento parte. Trato de adaptar algo de mi mundo sonoro para ese contexto. Y que lo disfrute la gente y yo.

Ausencia coscoína

Las recientes remembranz­as de Chango Spasiuk no alteraron su lógica creativa, ni el ritmo de ediciones discográfi­cas. Porque si bien su último solista data de 2016 (Otras músicas), en el tramo reciente de su historia tiene obras cumbres de música en colaboraci­ón como Pino europeo (junto al productor electrónic­o Chancha Vía Circuito, 2018) y Hielo azul, tierra roja (junto al guitarrist­a noruego Einar Watle, 2019).

“En junio de 2019, y mientras celebraba mis 30 años, yo ya estaba grabando este disco en Noruega.

No estoy en el descanso del guerrero, insisto. El proyecto con Einar surgió años atrás. Quería trabajar con él porque toca la guitarra de Django (Reinhardt), la Manouche, que acá tocaba Oscar Alemán”, dice sobre el último título.

–Estás en Jesús María pero no en Cosquín. ¿Por qué?

–Estoy muy agradecido porque Cosquín me permitió celebrar mis 30 años el año pasado. Pero en muchos festivales, entre ellos Cosquín, si toca un solo chamamecer­o se da por descontado que tocaron todos. Si tocaste vos, bueno ya está, el año que viene que toque Barboza y el que viene Antonio (Tarragó Ros). No se hace ese recorte con respecto a otras músicas. Tengo la sensación de que no hay una representa­ción poderosa de la música del Litoral en Cosquín.

–Una pregunta acerca de si los festivales deben deconstrui­rse… En Jesús María está muy álgido el tema de la doma.

–Es muy difícil tirar un bolazo en la onda de las redes sociales. Habría que buscar un punto medio. ¿Cómo le vas a decir al que doma caballos que deje de hacer algo que ha hecho toda su vida? Los que van a domar, lo hacen porque es parte de sus vidas y del trabajo que llevan adelante en sus lugares de origen. No puedo tener una postura irresponsa­ble sobre la doma y pensar que es lo mismo que la corrida de toros. Habría que escuchar todas las partes y buscar un punto de medio. No está mal replantear cuestiones con respecto a los espacios folklórico­s y tradiciona­les. Antes se hacían chistes sobre la violencia de género y todo el mundo se cagaba de risa de algo que no era para reírse. Si se ha podido deconstrui­r en ese aspecto, ¿por qué no hacerlo en otros?

 ?? (GENTILEZA IGNACIO ARNEDO) ?? Herencia. Spasiuk tocará en Jesús María con el primer acordeón que le regaló su padre.
(GENTILEZA IGNACIO ARNEDO) Herencia. Spasiuk tocará en Jesús María con el primer acordeón que le regaló su padre.

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