El fenómeno de los clubes de barrio vandalizados
Al menos nueve entidades de la Liga Cordobesa de Fútbol fueron dañadas en los últimos meses. Hay más roturas que robos. Los directivos están preocupados. La sospecha recae sobre el entorno al que tratan de darle contención. Se siguen buscando soluciones.
Además del esfuerzo titánico de sus dirigentes para abrir las puertas y así cumplir una función de contención para un mínimo de 300 deportistas de todas las edades y hasta un máximo de dos mil en cada institución, los clubes de la Liga Cordobesa de Fútbol (LCF) afrontan una ola de vandalismo que se abatió al menos en nueve instituciones en los últimos dos meses del año pasado.
Juvenil Barrio Comercial, Escuela Presidente Roca, Libertad, Villa Siburu Central, Banfield, San Lorenzo, Los Andes, Las Flores y Atlético Medea sufrieron el daño de sus instalaciones en forma parcial o total, algunos de ellos en los días previos a la Navidad, como para cerrar un año realmente difícil y en el que las entidades mencionadas y otras más fueron noticia porque no pudieron pagar las facturas de los servicios, como el de Epec, lo que derivó en el corte de la luz.
Daños en los baños (inodoros, grifos, lavatorios), en las tribunas (barandas y gradas), arcos móviles y fijos, redes, elementos de gimnasio, instalaciones eléctricas, tanques de agua, gimnasios (no todos lo tienen), en el alambrado perimetral de la cancha y en puertas de accesos; rotura de las administraciones, robos de computadoras y elementos de utilería (pelotas y camisetas) forman parte del inventario que han realizado los clubes tras ser visitados por los delincuentes.
“Mi perspectiva no difiere mucho al común. Es algo incomprensible que no escapa a la realidad de otros sectores de la sociedad, y eso lo hace más doloroso. Es que el club cumple una función social que el Estado, y muchas partes de la sociedad, dejaron al descubierto. Es la de contención social para mucha gente”, evaluó Alejandro Fernández, el presidente de la Liga Cordobesa de Fútbol (LCF), que nuclea a 41 clubes, 34 de la capital.
“Los clubes intentan, por medio del deporte, aportar una herramienta clave para atacar a este vandalismo que también se ve en hospitales, escuelas y otros establecimientos. Son lugares como los clubes que estas personas utilizaron en algún momento o acudieron o van a ir. Lo necesitan ellos o sus familiares, amigos, y muy probablemente en algún tiempo les será útil. Pero así y todo, los destruyen, los roban y los menosprecian. En ese orden. Hay más daño que robo”, agregó Fernández.
Sí, el daño por el daño mismo, antes que cualquier móvil para los malvivientes. “No logro comprender el porqué. A la luz de los últimos sucesos, no fue por necesidad. Porque fue la destrucción por la destrucción. Nada más. ¿Qué sentido tiene? Las instituciones barriales tan sólo administran pobreza. Lo que podés encontrar en una utilería son necesidades y en las instalaciones, el esfuerzo de mucha gente que mantiene vivo el sentimiento por su club de barrio, heredado o no, y con la vocación de cumplir una función social”, aseguró Fernández, quien a fines del año pasado sucedió a Emeterio Farías en la presidencia de la LCF.
¿Qué dicen desde la Policía provincial? “La mayoría está débil en infraestructura y en zonas complicadas. Los accesos también lo son. El Estado no puede dar un cobertura de 24 horas en cada predio. Son patrullajes inteligentes. Sí se los asiste en partidos, eventos y actividades socioculturales. No tenemos cómo brindar un servicio permanente y más allá de los adicionales”, fue la respuesta oficial ante la consulta de La Voz.
Como fuera, los dirigentes de cada club vandalizado son los que deben meter la mano al bolsillo, en la mayoría de los casos, para reponer los elementos dañados, aunque en varios casos la Liga los asistió económicamente. Algunos pudieron avanzar en su propia seguridad, y colocar cámaras y alarmas y, los menos, una cobertura con agentes de empresas privadas. La mayoría tiene caseros viviendo en sus predios –Talleres, Belgrano, Racing, Juniors, Barrio Parque, Medea y pocos más– cuando los malvivientes atacan.
“Como sea, vamos a reponer todo. Así nos tengamos que pasar las 24 horas en el club. Damos una contención social importante a chicos, chicas y familias de la zona y alrededor. Es el cuarto robo que sufrimos. De todo nos robaron: desmalezadora, heladeras, hornitos del bufé y el cable para la extensión de la luz. Nos reventaron la puerta del túnel para ingresar a los vestuarios. No podemos dar la colación por ahora. Todos somos laburantes, empleados o emprendedores”, aseguró Mariela Carreras, directiva de Villa Siburu y la primera presidenta de un club de la Liga Cordobesa.
La sospecha de los ex
“Nosotros vamos a buscar a los chicos para sacarlos de la calle, para que se integren al club. Para evitar que se droguen y que no sigan el camino de la delincuencia, entre otras cosas. Algunos pibes quedan en el camino y quizá sean quienes producen este tipo de cosas”, dice José Farías, titular de Escuela Presidente Roca, uno de los clubes que fue atacado a fines de noviembre pasado, en su sede de barrio Colón.
“Al Estado no le pedimos plata. Nuestra demanda es por la falta de recursos para contener al piberío, si es que vamos a cumplir una función social como corresponde para tanta gente. La asistencia de psicólogos y psicopedagogos sería fundamental. El fútbol no es sólo patear la pelotita. Hay vidas que hay que rescatar. Pero sin elementos será difícil. Como hasta ahora”, agregó el directivo.
CADA CASO DE ROBO O DE VANDALISMO ES UN GOLPE A UNA INSTITUCIÓN QUE ESTÁ DE RODILLAS.
Alejandro Fernández, titular de la Liga Cordobesa de Fútbol
COMO SEA, VAMOS A REPONER TODO. ASÍ NOS TENGAMOS QUE PASAR LAS 24 HORAS EN EL CLUB.
Mariela Carreras, de Villa Siburu
AL ESTADO NO LE PEDIMOS PLATA. NUESTRA DEMANDA ES POR LA FALTA DE RECURSOS PARA CONTENER AL PIBERÍO. José Farías, presidente de la escuela Presidente Roca
En Juvenil Barrio Comercial, después de un nuevo robo, se hizo un comunicado, que se subió al Facebook del club que decía: “Robos 7- Juvenil 0... ¿Por qué no te acercás? ¿Y si traés a tu hijo? ¿O a tu hermano o a algún niño o niña del barrio? ¿Qué decís? En serio, llegate para ver todo lo que hacemos en el club, la cantidad de gente que viene, las familias que se juntan. Seguro vas a conocer nuevos amigos que te quieran ayudar, dale venite... Pero si no! NO NOS HAGAS MÁS DAÑO! No tenés idea de cómo nos cuesta caminar, y encima cuando estamos realizando algunos pasos un poquito más largos nos vuelven a pegar y a dejar arrodillados... Este Club sufrió siempre pero se levantó muchas veces! Las puertas están abiertas llegate o NO NOS JODAS MÁS!!”.
Sí, las sospechas sobre quienes pasaron por los clubes y los vecinos, son palpables. “Nosotros nos topamos con realidades complicadas de chicas y chicos que tienen problemas de delincuencia y de drogas. Quizá no tenemos la contención que necesitan y eso quizá provoque que no se sientan bien y después la emprendan contra el propio club”, se sinceró Carreras.
El receso veraniego también animó a los vándalos. San Lorenzo fue dañado el 29 de diciembre. Libertad, Villa Siburu Central, Banfield, Los Andes, Las Flores y Atlético Medea ya habían sido asaltados el año pasado. En el caso de Libertad, le robaron hasta el tanque de agua. “Tenemos un récord de robos, pero el club es mi vida y la de mi familia”, supo decir Marcelo Maldonado, presidente del club que queda en Camino a Chacra de la Merced.
Soluciones
“Nos reunimos con los dirigentes de la Liga hace unos años. Se ha mejorado en cuanto a la seguridad, pero de los protagonistas y en cuanto a la gente que va a los partidos cuando se juega con ambas hinchadas. Pero la seguridad las 24 horas no puede ser dada por la Policía. Sólo las rondas, que hacen personal de la Policía Barrial”, insistió un funcionario policial.
Tener una seguridad propia como Talleres, Belgrano, Instituto, Racing, Juniors, Peñarol, Camioneros, Unión San Vicente, Las Palmas, Barrio Parque, Atalaya, Universitario, Medea, por mencionar algunos casos, ha sido “el” recurso. “Nosotros estamos construyendo la ciudad deportiva unas cuadras más allá del estadio, pero nos robaron los alambrados. Con nuestra gente, tuvimos que construir tapias y muros. Nada nos va a frenar el sentimiento que tenemos por el club”, comentaron Raúl Villarreal y Pascual Noriega, referentes del club de Villa El Libertador.
El recurso de seguridad propia y alarmas con monitoreo (lo hizo Juvenil de barrio Comercial) es una alternativa importante, pero por su costo es casi inaccesible. “Hoy los clubes pasan por una situación muy complicada no tan sólo para llevar adelante su tarea deportiva sino esa indispensable de contener a los jóvenes, niños, niñas, adultos dentro de sus instalaciones. Cada caso de robo o de vandalismo es un golpe a una institución que está de rodillas. Cada club que abre sus puertas lo hace para un mínimo de 300 personas y hasta un máximo de dos mil. Por día de actividad”, dijo Fernández.
El vandalismo se ha instalado en muchos de los clubes de barrio. Voluntad, esperanza y el sentimiento por las instituciones los mantiene vivos, pero no a salvo de los malvivientes. Algunos de los cuales, pasaron por sus instalaciones, porque fueron a su rescate.
Triste, pero cierto.