Agresiones a los clubes de barrio... y a la sociedad
“Como sea, vamos a reponer todo. Así nos tengamos que pasar las 24 horas en el club. Damos una contención social importante a chicos, chicas y familias de la zona y alrededor”. Quien habla es Mariela Carreras, titular de Villa Siburu y primera mujer en presidir un club de la Liga Cordobesa de Fútbol.
Villa Siburu es uno de los tantos clubes de barrio que han sufrido actos de vandalismo en los últimos meses, con todo el daño que eso produce en una infraestructura levantada y mantenida con un esfuerzo único.
El impacto es mayor en la moral y en el espíritu de quienes ponen su vida al servicio de instituciones a las que aman y de todos aquellos que disfrutan de sus beneficios.
Cada agresión recibida es una herida a las instalaciones y a los elementos básicos para el funcionamiento y en especial al alma de niños, niñas, padres, madres, dirigentes, profesores, profesoras, entrenadores, entrenadoras y simpatizantes que encuentran en esos espacios su lugar en el mundo.
Remarcar la labor que los clubes cumplen en la comunidad es reiterativo. Aunque nunca está de más tenerlo presente como una forma de resaltar la función que desempeñan en la contención de niños y adolescentes y en los valores que a través del deporte se pueden inculcar en tiempos en los cuales la sociedad más los necesita.
Esas comunidades deportivas son, con la familia y la escuela, puntales clave en la formación de las personas. Quienes hayan tenido la dicha de “ser parte de” pueden dar fe de la trascendencia del aporte de los clubes, sin desconocer las imperfecciones que puedan existir.
El Primer plano de hoy da cuenta de cómo delincuentes se encargan de destruir lo que con tanta dedicación y amor lleva años de construcción, de la preocupación de los responsables de conducir esas instituciones y del llamado a un compromiso colectivo para defender espacios que sirven como dique de contención ante flagelos sociales que jaquean estas épocas.
Todo, a la espera de una rápida respuesta tanto a nivel oficial como privado para contrarrestar una realidad que produce tremendo mal.
EL DAÑO ES A LA INFRAESTRUCTURA, PERO MÁS AL ESPÍRITU DE LAS COMUNIDADES DEPORTIVAS Y DE LA SOCIEDAD TODA.