La sensación de vivir un domingo sin fin
Desde el 3 de marzo, no hablamos de otra cosa que de la llegada del coronavirus al país. Aquel martes, cuando el Gobierno nacional confirmó el primer caso positivo, parece lejano porque la perspectiva del tiempo ha cambiado para todos.
Vivimos una especie de domingo sin fin, en el que los días parecen todos iguales (lo son), y la sensación de inmovilidad va convirtiéndonos en nuevas personas. Detenidos en tiempo y espacio como en una película distópica.
Los ruidos se han ido, los silencios se han profundizado, y hasta los colores parecen haber tomado una fuerza olvidada. Basta con mirar el cielo por la mañana para descubrir nuevos celestes, azules, blancos.
A todos, la cuarentena obligatoria nos ha obligado a perfeccionar nuestros métodos de vida diaria. La rutina se ha modificado y exige nuevos límites, otras exigencias y hasta novedosas maneras de mantenernos en forma. Cada uno lo sabe bien.
En el caso de la prensa, como se ha contado ya en varias oportunidades, el cambio es rotundo. Teletrabajo en muchos casos, reuniones virtuales gracias a programas de video y la sensación de estar cumpliendo un rol histórico.
Así se inicia cada día en una redacción. Con tanta información que desborda la capacidad de procesamiento, la ansiedad de trasladarla a los lectores y los temores por la incertidumbre de lo que parece estar llegando.
La edición de hoy mantiene esos criterios. Le dedicamos otra vez nuestro Primer plano al impacto del avance del coronavirus en Argentina. Desde los nuevos anuncios económicos (dirigidos a trabajadores informales y monotributistas), pasando por la preocupación por el Conurbano bonaerense, hasta los nuevos casos y las historias de vida.
Todo lo que creemos oportuno contar está contado en nuestras páginas (que complementan en profundidad las breaking news de la web). Es un momento histórico, raro y paradigmático para el periodismo, por lo que la tarea toma una dimensión cada día más trascendente.
Pero, claro, ojalá no dure mucho. Es lo que deseamos todos.
LA CUARENTENA OBLIGATORIA NOS HA OBLIGADO A PERFECCIONAR NUESTROS MÉTODOS DE VIDA DIARIA.