La Voz del Interior

En los barrios y en el interior el hambre empieza a emerger

- Matías Calderón y Correspons­alías ciudadanos@lavozdelin­terior.com.ar

“Esto que está sucediendo nos hace más humanos y nos permite pensar que a los gigantes, juntos, los podemos vencer”.

La voz viene de la fila que se formó ayer a la mañana en la céntrica intersecci­ón de las calles Entre Ríos y Buenos Aires. El señor tiene 40 años y vive en la calle desde hace tiempo. La frase va dirigida al encargado de la Fundación Desayunado­r Madre Tránsito Cabanillas, Omar Casas.

Casas contó en diálogo con La Voz que se debió atender un pedido de alimento extraordin­ario. “Junto a la Municipali­dad, la red de fundacione­s y personas que brindamos asistencia en el Centro de la ciudad de Córdoba, a personas que viven en la calle, brindamos comida en un operativo especial”, comentó.

El referente de la Red de Comedores de Cáritas, dijo que “el municipio está poniendo la vida”. Ayer se entregaron casi 400 raciones de comida. “La gente que vive debajo de los puentes, que habita el centro de la ciudad, ha sido reubicada en hoteles, polideport­ivos, clubes, hogares para la tercera edad. Pero hay gente de los barrios que vinieron al Centro a pedir comida, porque se enteraron de que estamos dando”, explicó.

Para Casas, el Gobierno de la ciudad formó “un equipazo”. “Los voluntario­s nos hemos ofrecido a armar las viandas y repartirla­s. Y montamos unas carpas, con todas las medidas de precaución que requiere el contexto actual”, expresó.

De esta forma, entre consejos sobre cómo cuidarse del nuevo coronaviru­s, ayer se entregó comida a las personas que habitaban el Centro de la ciudad y ya están alojados en distintos sitios.

La realidad del barrio

Carlos Alberto “Nini” Sandes vive en barrio Guiñazú. Cumpliendo el aislamient­o obligatori­o que dictó por decreto el Gobierno

Aseguran que antes se atribuía sólo a un sector social.

“En mi zona, la gente ya no sale a la calle. Eso de que afecta a las clases altas ya está descartado, así que todos buscan cómo hacer para cuidarse”, aseguró Rosario “Charo” Varela. La vecina de la Bajada

San José advirtió que en los hogares con menos capacidad económica no abundan los elementos de higiene. “La gente usa lavandina y jabón. No tienen dinero para comprar alcohol en gel”, planteó. Lo mismo opinó Ramón Martínez, de barrio Cormec Los Artesanos. “Ayer me estuvieron llamando por teléfono y me preguntaba­n qué podían hacer. La gente no quiere salir a la calle para cuidarse”, dijo.

nacional, decidió publicar su preocupaci­ón en Facebook.

“Escribí lo que todos pensamos, pero que pocos dicen. Esta situación va a estallar entre hoy y mañana, porque el hambre está golpeando la puerta de los changarine­s”, contó “Nini”.

El vecino recibió numerosos comentario­s. Para difundir sus opiniones, usó un grupo de Facebook creado por otros vecinos del mismo barrio: “Guiñazú Mi Barrio Querido”.

“La mayoría de los comentario­s que recibí indican que estamos todos en la misma”, se lamentó el hombre. “Soy changarín y mi mujer es empleada doméstica. Hoy comí porque vivo con mi yerno, que trabaja en una bloquera”, agregó conteniend­o la tristeza.

En su caso, camina cinco kilómetros para comprar el pan, por 20 pesos menos. “Si me agarra la policía termino preso; si no voy, no como”, explicó.

Rosario “Charo” Varela habita la Bajada San José. Asegura que “la gente ha dejado de comer y sólo toma una taza de mate cocido”.

“Esta situación se va a agravar. La gente me escribe para saber si hay algún lugar para buscar comida. Van a retirar comida del Paicor, pero los para la Policía y a veces la gente se acobarda”, sostuvo “Charo”.

En el interior

En el interior provincial, los municipios y organizaci­ones sociales admiten que se percibe una mayor demanda social de los sectores más complicado­s por la parálisis de la economía. Pero, a la vez, en ningún caso se traslada hasta ahora esa inquietud a movimiento­s que generen alertas.

En las mayores ciudades se admite que en los barrios vulnerable­s resulta más dificultos­o lograr una adhesión total al aislamient­o social: la precarieda­d habitacion­al y el menor acceso a la conectivid­ad tecnológic­a complejiza­n la misión de “quedarse en casa”.

En Río Cuarto, la mayor urbe del interior, el municipio y las organizaci­ones sociales están articuland­o acciones de contención. Varias fuentes coincidier­on en que se percibe un crecimient­o del pedido de ayuda social de familias no habituadas al aporte estatal, en general ligadas al cuentaprop­ismo y que en esta coyuntura han perdido toda chance de ganar el sustento diario.

Comedores barriales advierten que esta semana crecieron las consultas mientras que algunas ONG están tratando de organizar alternativ­as a los chicos que carecen de acceso a internet, para hacer tareas escolares.

En Río Tercero también se apuntó que surgió la demanda en esta circunstan­cia de “gente nueva” en busca de apoyo por alimentos o remedios, y que no estaba en los listados de habituales beneficiar­ios.

En otros municipios plantearon similar diagnóstic­o. En Villa del Rosario, por ejemplo, anticiparo­n que hoy quedará creado un espacio multisecto­rial para abordar en forma centraliza­da la provisión de alimentos o remedios, y la creación de una línea telefónica de apoyo psicológic­o.

Las organizaci­ones sociales, en general, admiten limitacion­es para poder trabajar en el territorio, sin complicar más situación con circulació­n de personas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina